H. A. Murena: una fantasía inconfesable

MATTONI, SILVIO

Boletín del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Universidad Nacional de Rosario

Lugar: Rosario; Año: 2002 p. 63 - 68

Resumen:  Héctor Murena, en la "Advertencia" situada al comienzo de El pecado original de América, declara que su libro compone "una especie de autobiografía mental". Al leerlo entonces recitaríamos los mitos que un sujeto ha construido, se ha dado a sí mismo, para explicarse su hic et nunc, es decir, un presente y un lugar, un punto cuya etiología se buscará en otra parte, en la imaginación de la línea que lo contiene. En esos escritos, la incertidumbre se torna axiomática, justamente porque la subjetividad podrá percibirse como mito en tanto y en cuanto sea reconocida por ese otro que todo libro postula y que sería el único mito constitutivo del orden libresco, llamémoslo lector.   ¿Quién es entonces el lector del incómodamente axiomático libro de Murena? Nos lo dirá el primero de los ensayos. Ese lector se enuncia en plural, somos nosotros, los "parricidas", los que escribimos sobre lo leído, contra lo que otros escribieron, en ese vértigo que vacila entre la negación y el plagio. El parricidio cultural, a través de la figura paradigmática de Edgar Allan Poe, se manifestaría en primer lugar como un exilio, aunque si profundizamos un poco veremos que su rasgo principal es la voluntad de exilio, una pulsión de destierro. Se trata de desterrar a la palabra de la historia, de fundarse en la ausencia de fundamentos, más allá de la improbable tradición o quizás en esa terra incognita donde terminan los límites que trazan los escritos atesorados por la historia.