INVESTIGADORES
SOARES Lucas
libros
Título:
Platón y la política
Autor/es:
SOARES, LUCAS
Editorial:
Tecnos
Referencias:
Lugar: Madrid ; Año: 2010 p. 258
ISSN:
978-84-309-5127-7
Resumen:
<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Times; panose-1:2 2 6 3 5 4 5 2 3 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:536902279 -2147483648 8 0 511 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} p.MsoFootnoteText, li.MsoFootnoteText, div.MsoFootnoteText {mso-style-noshow:yes; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:ES-AR;} p.Bibliographie, li.Bibliographie, div.Bibliographie {mso-style-name:Bibliographie; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:0cm; margin-left:17.6pt; margin-bottom:.0001pt; text-align:justify; text-indent:-17.6pt; line-height:150%; mso-pagination:widow-orphan; mso-list:skip; font-size:12.0pt; mso-bidi-font-size:10.0pt; font-family:Times; mso-fareast-font-family:Times; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:FR;} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> Cuando se aborda el pensamiento político de Platón suele, por lo general, enfocárselo desde la perspectiva parcial que supone aquel diálogo clave de madurez que representa la República, y no como una larga y compleja maduración que implica gradualmente importantes modificaciones dentro de su programa filosófico-político de gobierno. Si en República, en efecto, observamos un enfoque con marcada preeminencia en la dimensión teórico-paradigmática de la verdadera política bajo el tópico del filósofo-rey, en su última propuesta política plasmada en Leyes (y ya en parte en Político), hallamos una orientación más ajustada a lo coyuntural, esto es, atenta a las condiciones que rigen la vida humana ya no en una pólis ideal, sino ?y más modestamente- en una real (la colonia cretense de Magnesia) que, como tal, se halla sujeta a cambios para los cuales el remedio (phármakon) más a mano es el gobierno absoluto de la ley. Ante una realidad ético-política siempre desfavorable para la efectiva puesta en práctica de la pintura ideal de gobierno esbozada en República, Platón deja de insistir, como veremos, en la postulación y descripción del mejor Estado en términos teóricos, para enfrentarse en su vejez con el hecho de tener que elegir entre alguno de los regímenes políticos imperfectos que mejor imita al orden ideal, a fin de que el irremediable vacío y desorden político que se abre en el tránsito hacia este último no sea ocupado por regímenes desviados (como la tiranía, la oligarquía y la democracia contraria a la ley), sino por un sistema político (politeía) mixto (combinación de principios monárquicos y democráticos) en el que la ley llegue a ser «reina soberana de los hombres, y no los hombres tiranos de las leyes» (Carta VIII 354b8-c2). La trayectoria del pensamiento político platónico aparece de alguna manera condensada en aquel sintagma que leemos en el Político por boca de uno de los personajes principales del diálogo: «siguiendo las huellas del régimen político más genuino» (Político 301e3-4). Porque toda la labor política de Platón expresa, frente a las formas defectuosas de gobierno que, a sus ojos, asolaban las ciudades de su tiempo, la necesidad no sólo de formular teóricamente, sino sobre todo de poner en práctica una alternativa política más genuina. Este libro no tiene otro propósito que el de mostrar, siguiendo uno de los tantos recorridos textuales posibles, la génesis y el desarrollo de dicha alternativa a la luz de un análisis centrado principalmente en los diálogos de corte político, pertenecientes a las distintas etapas (juventud, transición, madurez y vejez) que jalonan la obra platónica. Nuestra intención es que su lectura permita desmitificar tanto la supuesta confianza ciega en la pintura ideal de gobierno que Platón delinea en República, como el presunto realismo extremo de Leyes. Como se intentará demostrar lo largo del libro, el pensamiento político platónico es un tanto más complejo que lo que supone un brusco cambio que va de un idealismo optimista a un desesperanzado realismo político. En el arco conceptual que va del maduro régimen político de República a la tardía y progresiva revalorización del papel de la ley en Político y Leyes, veremos cómo Platón procura ajustar y reorientar su programa ideal de gobierno en contraste con una coyuntura ético-política siempre desfavorable. En este sentido el telón de fondo que se vislumbra a lo largo de estas páginas es la crítica permanente de Platón a los personajes, sucesos y conductas que protagonizan la realidad política de su tiempo, atravesada por la oposición oligarquía-democracia. La construcción de su alternativa de gobierno en República, Político y Leyes, sus tres diálogos políticos por excelencia, se labra así en el contrapunto con su crítica radical de la prâxis política y filosófica dominante. Las derivas que veremos en su pensamiento político tienen su explicación en el hecho de que a Platón siempre lo apremió la responsabilidad de continuar reflexionando hasta el final de su vida sobre la manera de mejorar la situación política de su tiempo y de aportar, más allá de los resultados obtenidos, otras soluciones puntuales que no se reduzcan a una mera expresión de deseos. Así, por lo menos, lo expresa en un pasaje de la Carta VII, donde da cuenta del motivo principal (además del de no traicionar el vínculo de amistad y de hospitalidad que lo unían a su amigo Dión) que lo llevó a intervenir puntualmente en la política siracusana de la época y ?podemos agregar- en la política en general: «Con esta disposición de ánimo me aventuré a salir de mi patria, no por los motivos que algunos imaginaban, sino porque estaba muy avergonzado ante mis propios ojos de que pudiera parecer sin más únicamente como un hombre de palabras a quien no le gustaba atenerse a la realidad de las cosas y que iba a arriesgarme a traicionar en primer lugar los vínculos de hospitalidad y de amistad con Dión, en un momento en que se encontraba en una situación realmente crítica» (Carta VII 328c3-d2). Se trata del compromiso ético-político del filósofo con su tiempo, el obligado descenso a la ?caverna? de la prâxis política, a la que es necesario adentrarse armado de sólidos fundamentos de orden filosófico: «¿No es natural y no se sigue forzosamente de lo dicho que ni los faltos de educación y apartados de la verdad son jamás aptos para gobernar una ciudad, ni tampoco aquellos a los que se permita seguir estudiando hasta el fin; los unos, porque no tienen en la vida ningún objetivo particular, apuntando al cual deberían obrar en todo cuanto hiciesen durante su vida pública y privada, y los otros, porque, teniéndose por transportados en vida a las islas de los bienaventurados, no consentirán en actuar?» (República VII 519b7-c6). A diferencia de los filósofos de su tiempo a los que se les  permitía seguir estudiando hasta el fin, tachados ?y con razón- por el vulgo como inútiles y descomprometidos de la cosa pública, Platón procura llevar adelante la participación política hasta sus últimas consecuencias, imperativo que da cuenta, por lo demás, de la estrecha relación individuo-pólis que constituye uno de los pilares centrales que vertebra, como veremos, la filosofía política clásica. No sorprenden por ello las palabras dirigidas contra Sócrates, que Platón pondrá en República en boca de Adimanto, respecto de la indagación en torno a la justicia en la pólis y en el individuo: «porque a lo largo de tu vida entera jamás te has dedicado a examinar otra cosa que ésa» (República II 367d8-e1). Observado en perspectiva, el programa de gobierno que supone el pensamiento político platónico no es sino el resultado de una combinación única de prâxis política y reflexión teórico-filosófica que continua, tras veinticinco siglos, interpelando nuestro presente. Porque al instaurar el gesto, ilustrado en República y Leyes, de levantar con palabras una ciudad desde sus cimientos, y al arribar a aquella célebre conclusión según la cual no habrá tregua para los males de las ciudades ni para los del género humano a menos que coincidan la filosofía y el poder político, podría decirse que Platón labró el acta de nacimiento de la filosofía política clásica, forjando al mismo tiempo los conceptos básicos sobre los cuales se asentará todo el edificio teórico de la filosofía política posterior. La idea de retomar en este libro la filosofía política platónica no es otra que la de volver a poner en el centro de la escena aquella meta ?eternamente actual- que dio origen a todo el pensamiento político griego: el mejoramiento de los ciudadanos o, lo que es lo mismo, la consecución del bien o felicidad de la comunidad política: «Porque nuestro examen es sobre lo más grande que puede darse, sobre la buena o mala vida» (República IX 578c6-7). Teniendo en cuenta su finalidad introductoria, se procuró equilibrar en el libro un tipo de exposición clara y ágil con el rigor filosófico y la pluralidad interpretativa  que el tema amerita. Se ha priorizado para ello, tanto en el cuerpo central como en las notas, la utilización de fuentes primarias, las cuales apuntan a brindarle al lector mayores elementos de juicio a partir del apoyo textual y las referencias internas entre los distintos diálogos examinados. Al término del libro se adjunta una bibliografía de consulta para todo aquel lector interesado que desee profundizar los contenidos expuestos, en la que podrá encontrar asimismo algunas obras y artículos sobre el contexto histórico, social, político, económico y cultural ateniense durante los siglos V y IV a. C., fundamentales a los fines de enmarcar el pensamiento político platónico.