Parménides y sus precursores. Una lectura borgeana del Parménides de Cordero

LUCAS SOARES

Buenos Aires

Simposio; Coloquio Internacional Parménides, venerable y temible; 2007

Universidad Nacional de San Martín (Argentina), HYELE, Institut for Comparative Studies (Switzerland) y Parmenides Publishing (USA)

¿Cómo hallar a Parménides entre tantos Parménides? Sobre todo cuando, como señala Cordero, «si hay un autor presocrático respecto del cual el intérprete debe desconfiar por completo de la opinión de los comentadores antiguos, ese autor es Parménides». Entre el Parménides de Platón, un híbrido extraño de ideas tomadas del propio Parménides más elementos zenonianos y melisianos; el Parménides de Aristóteles, que clausura la realidad del movimiento, postulado fundamental de la física; el Parménides de otros filósofos de la antigüedad como Plutarco, Sexto empírico y Simplicio. Por no hablar de los otros Parménides forjados en el marco de la filosofía moderna y contemporánea, como el Parménides ?idealista? de Hegel, para el que la identidad entre pensar y ser encierra «el pensamiento fundamental de Parménides», al punto tal de hacer comenzar en él la verdadera filosofía; el Parménides de Nietzsche, el menos griego de todos en su filosofía de la época trágica, el de las frías y petrificantes abstracciones lógicas; el Parménides de Heidegger, en cuyos fragmentos aún no resuena el posterior olvido del ser, sino más bien el «alba del des-ocultamiento (alétheia) del ser» como presencia; el Parménides ?cosmólogo? de Popper; el Parménides de la «inseparabilidad de la verdad frente a la multiplicidad de las opiniones» propuesto por Gadamer; o por último el Parménides de Badiou, que suscribe la fusión entre la autoridad subjetiva del poema y las ?interrupciones matemáticas?. ¿Cómo hacer ?repito- para no perderse entre todos estos Parménides, concebidos por comentadores antiguos, modernos y contemporáneos? En lo que sigue, quisiera en primer lugar detenerme en una de las tantas lecturas de Parménides que, frente a tal diversidad de puntos de vista, se adentra de manera crítica en esa maraña de comentarios que en la mayor parte de los casos, porque no estamos hablando de ?historiadores? de la filosofía, se hicieron con la intención de respaldar ideas filosóficas propias o sólo por afán de erudición. Me refiero a la lectura que hace Cordero en su último libro sobre Parménides: Siendo, se es. Aquí podemos leer su definitivo ajuste de cuentas con la ?venerable?, ?profunda? y ?enigmática? tesis filosófica de Parménides. En segundo lugar, intento hacer una lectura en clave borgeana del Parménides que se desprende de tal libro. En una palabra, una lectura de una lectura.