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En las políticas de conservación argentina, constituyen un campo de disputas, de negociaciones, luchas, y en permanente transformación; periódicamente surgen nuevos criterios, perspectivas (global, ecorregional, de conservación comunitaria), que renuevan las discusiones y revitalizan los recursos puestos en ésto. A su vez, existen tendencias generales que se desprenden del análisis y en este caso marcan un giro hacia una conservación mercantilizada. Tendencia que se inicia hace casi tres décadas, en correspondencia con paradigmas globales que establecen los marcos de procesos locales. Aquí analizamos cómo en la conservación en Argentina, se observa una tendencia hacia formas de mercantilización de la naturaleza, esto es generar políticas donde formas, prioridades y objetivos de conservación se establezcan según los requerimientos del mercado. Desde los sectores que incentivan este modelo se argumenta que el ingreso de nuevos capitales es necesario para financiar la conservación, dado que manejar áreas naturales protegidas, conservar especies en peligro de extinción, aportar la infraestructura necesaria para las ANPs, implica grandes sumas de capital, que pueden ser aportadas por servicios que presten las mismas ANP. Para esto se propone un abanico de formas en que las ANP pueden generar capitales, por ejemplo certificación de bosques, cobro por servicios ambientales, incentivo a las AN privadas y sobre todo, incentivo al ecoturismo.Estas modalidades en que el capital interviene de manera creciente en las políticas de conservación de la naturaleza han sido consideradas como ?neoliberalización de la naturaleza?, es decir la forma en que le neolibrealismo como modelo económico rige y transforma las interacciones humanas con la naturaleza, privilegiando determinadas estrategias, influenciando el esquema de conservación en el país.

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