INVESTIGADORES
CICHOWOLSKI Marcela
capítulos de libros
Título:
La evolución de la vida en la Tierra
Autor/es:
CICHOWOLSKI, M. & AGUIRRE-URRETA, M.B.
Libro:
Introducción a la Geología: El planeta de los dragones de piedra. Plan Nacional de Lectura nº4
Editorial:
Eudeba
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2005; p. 124 - 133
Resumen:
Los fósiles son las evidencias más claras de que la vida evoluciona a través del tiempo. Consisten en restos o huellas de organismos pasados que están preservados en las rocas sedimentarias. Los procesos biológicos y geológicos en la Tierra se encuentran íntimamente vinculados, como veremos más adelante. Las evidencias más antiguas indiscutibles de vida corresponden a estructuras formadas por cianobacterias, llamadas estromatolitos, de 2.800 Ma. Las primeras células eucariotas se conocen de rocas de aproximadamente 1.400 Ma. La vida permaneció en forma simple, unicelular, durante la mayor parte del Precámbrico, y hace alrededor de 600 Ma, poco antes del comienzo del Fanerozico, aparecieron los primeros animales multicelulares (los metazoos). En el registro fósil se observa una explosión de formas de vida, algunas de las cuales pueden relacionarse con grupos conocidos actualmente, mientras que otras son formas bizarras difíciles de identificar. Un ejemplo importante de esta diversificación es la conocida Fauna de Ediacara, compuesta por organismos muy particulares que se hallaron en todos los continentes menos en Antártida.  Durante los comienzos de la era Paleozoica hubo una gran diversificación de la vida en los océanos, y luego, a partir de formas marinas, evolucionaron organismos capaces de colonizar los ambientes terrestres. Hacia finales del Paleozoico, la Tierra se encontraba floreciente de vida, tanto en los mares como en los continentes, donde abundaban los bosques de helechos, reptiles y anfibios gigantes. Un grupo de reptiles estaba adquiriendo características de mamíferos. Pero el final de esta era estuvo marcado por la mayor extinción en la historia de la vida en la Tierra, en la cual desapareció el 95% de las especies marinas y alrededor del 70% de las especies terrestres. Esta catástrofe estuvo directamente relacionada con la formación del supercontinente Pangea y sus efectos asociados. Esta crisis define el final del Paleozoico. Luego de la gran extinción, en la era Mesozoica quedaron vacantes muchos espacios ecológicos que dieron lugar a una nueva diversificación. Es entonces cuando la Tierra se pobló de reptiles, particularmente dinosaurios, pero también grupos relacionados como los pterosaurios voladores y grandes reptiles marinos, hoy extinguidos. Durante esta era los mamíferos permanecieron relegados; eran formas pequeñas y de hábitos nocturnos, incapaces de competir con los reptiles coexistentes. Pero la historia de los dinosaurios culminó, al final del Mesozoico, principalmente debido a un suceso extraterrestre. El impacto de uno o varios asteroides sobre la Tierra generó condiciones tales que se hizo imposible la supervivencia de gran parte de los organismos que la habitaban. Sólo un grupo descendiente de los dinosaurios se encuentra aún entre nosotros, las aves. En la era Cenozoica, los mamíferos, ahora con más libertad de acción, fueron colonizando los espacios dejados por los reptiles. Pero hace unos 30 Ma, estos organismos fueron golpeados por una fuerte crisis, debida fundamentalmente a un cambio climático abrupto: un enfriamiento generalizado de la Tierra, relacionado con el aislamiento de la Antártida. Además, el cierre del mar de Tethys resultó en la desaparición de, entre otros organismos, las ballenas predadoras que habitaban en él.