INVESTIGADORES
CASCO Sylvina Lorena
congresos y reuniones científicas
Título:
Análisis cuantitativo del paisaje como base para el diagnóstico de la biodiversidad.
Autor/es:
CASCO, S.L.; ROLÓN, M.; NEIFF, J.J.
Lugar:
Corrientes
Reunión:
Jornada; Comunicaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad Nacional del Nordeste; 2001
Institución organizadora:
Universidad Nacional del Nordeste
Resumen:
El paisaje es entendido como la percepción humana de la naturaleza en un segmento geográfico que puede ser avistado por la gente en determinado momento. Si bien esta percepción es distinta para diferentes observadores y momentos, ha demostrado su utilidad en el análisis ambiental y constituye un contexto válido para el análisis de los impactos que cierto proyecto puede producir en un contexto geográfico y temporal determinado. La descripción del paisaje depende del contenido de información previa que posee quien lo interpreta y también de su interés en alguna o todas sus características. por este motivo, es conveniente utilizar la descripción del paisaje como continente de los elementos que lo componen: sus elementos abióticos y bióticos. En este trabajo el paisaje fue utilizado como marco para establecer la línea de base actual del proyecto del Grupo Las Marías que comprende 30.000 hectáreas, de las cuales 13.200 corresponden a bosques naturales y plantaciones de Pinus elliottii, P. taeda y Eucalyptus grandis, destinados, principalmente, a la producción de madera aserrada, laminada y triturable.  La zona de Las Marías corresponde al ambiente de colinas bajas, típicas del sur de la provincia de Misiones, denominadas “Colinas y Llanuras onduladas del noreste” (Capurro, 1985), con pendiente suave, depresiones someras y suelos rojos, predominantemente arcillosos. Las corrientes migratorias, la dinámica relación de fronteras con Brasil, la necesidad de abastecer de leña al ferrocarril, la promoción y desarrollo de la actividad agropecuaria en sus variadas formas, han sido factores de presión fuerte sobre los sistemas naturales, que determinaron una fuerte intervención antrópica en todos los paisajes de la zona, con intensidad creciente a partir del siglo XIX. La degradación del paisaje se ha manifestado a través de varios procesos concurrentes: La explotación irracional de los bosques para obtención de madera y leña; La apertura de canteras y brechas en varios sectores;  La sustitución de los paisajes forestales nativos para afectación de los terrenos a la agricultura; La sustitución de las pasturas naturales por cultivos de cereales y oleaginosas; El enriquecimiento de las pasturas naturales con especies de pasturas exóticas, con el fin de aumentar la receptividad ganadera;  Las incorrectas prácticas de preparación y manejo de la tierra; El tratamiento inexperto de los problemas de erosión en extensos sectores de los establecimientos; La caza predatoria y sin control alguno, de especies en estado crítico; La utilización de agroquímicos altamente nocivos para el ambiente. Estos agentes de disturbio han tenido efectos combinados y, a veces, sinérgicos sobre la naturaleza regional. A pesar de esto, todavía existen importantes fuentes de biodiversidad en un radio de 200 km, por lo cual estos establecimientos aún conservan algunas poblaciones de los paisajes prístinos. Algunos antecedentes, informan de una alta biodiversidad en los paisajes culturales de las forestaciones (Barrett y Tressens, 1996), hecho que se constató también en las forestaciones de Las Marías, lo que resultó llamativo en razón que sería esperable una riqueza específica, de bioformas y abundancia, significativamente menor en las forestaciones. Se estableció la siguiente hipótesis: un aumento de la celularidad en los patrones de paisaje de Las Marías (entendida como diferencia de tamaño, forma y combinaciones cualitativas de los parches que integran los patrones de paisaje), podría determinar mayor oferta de habitat y esto influiría en el aumento de la biodiversidad. La imágen satelital de Landsat TM de Las Marías, de febrero de 2000, fue digitalizada en Arc-View 3.2 a y procesada para obtener algunos índices de la estructura del paisaje: El número de parcelas de cada tipo de uso de la tierra y su relación respecto del total de usos; El tamaño de las parcelas (parches) en relación al área total; La forma de los parches; El desarrollo de la línea de borde de cada parche;  Valor medio (forma, área o número de parches) para cada uso y la variación dentro de la estructur. En términos generales, se siguieron los procedimientos propuestos por McGarigal y Marks (1995) y Naveh (1994) y O´Neill et. al (1999). Se utilizaron 7 índices de organización del paisaje: Índice Nº 1: Relación perímetro/radio del parche promedio; Índice Nº 2: Porcentaje de importancia1; Índice Nº 3: Porcentaje de importancia2; Índice Nº 4: Ecodiversidad; Índice Nº 5: Tamaño de la parcela (parche) más grande; Índice Nº 5.1 Superficie de la parcela más grande para todos los usos; Índice 6: Coeficiente de variación de las lomas para cada uso (%); Índice 7: Desviación standard del promedio del coeficiente de variación de todos los usos.  En una primera visión de los predios de Las Marías se observaron diferencias en el patrón de paisaje  relacionadas con las transformaciones dadas por el uso del paisaje y no así por las características ambientales  (clima, geología, suelos, escurrimiento, vegetación y fauna nativas).  Considerando el proyecto en el conjunto de todos los predios, se pudieron separar tres subsistemas ecológico-productivos: Tres Capones, Yohasá 5 y Tubomet, los cuales se diferenciaron, estructuralmente, en la proporción, tamaño y forma de las parcelas y, ecológicamente, en la oferta de habitat y la conectividad entre las parcelas de una misma unidad de paisaje. El subsistema correspondiente a Tres Capones incluye cultivos de yerba y de té de baja densidad y el 80% de las áreas nativas remanentes de Las Marías (bosques, pastizales, bañados). El subsistema Yohasá 5 incluye parcelas de té y de yerba de alta densidad manejadas con modernos criterios tecnológicos, incorporadas en las últimas décadas. El subsistema Tubomet presenta un patrón de paisaje con dominancia de forestaciones de pinos y de eucaliptos. Los resultados de los índices fueron coherentes e indicaron una gran variación interna a nivel de cada uno y de todos los establecimientos analizados. Pudieron establecerse cuatro tipos de paisaje:  Patrón de paisaje tipo uno: En el análisis realizado, la ecodiversidad (índices 4.1 y 4.2) tuvo valores comprendidos entre 7.5 y 11.37 (Yohasá 5) y 8.08 y 12.42 (Yohasá Viejo), indicando una gran variedad de usos del espacio en relación al tamaño de los predios. El índice 2 acusó valores muy bajos lo que indica una participación muy proporcional de los distintos usos del paisaje en cada uno de los establecimientos nombrados. En Yohasá Viejo las plantaciones de té alcanzan al 42% de la superficie, encontrándose el resto distribuido en 25 usos diferentes. Una situación semejante se da en Yohasá 5 que tiene 25 usos diferentes, de los cuales los yerbales de alta densidad ocupan más del 40% y los restantes usos adquieren valores entre 0.01 y 18.87% en el índice 2.  A su vez, el coeficiente de variación por usos (índice 6) y el coeficiente de variación total (índice 7) fueron igualmente altos con valores próximos o superiores al 50%. Se advierte que, para ambos establecimientos, el coeficiente de variación encontrado para los usos del paisaje y el coeficiente de variación total son muy semejantes. Es decir, el valor medio de la variación entre parches de cada establecimiento es semejante al desvío de este valor. Como corolario: muchos usos diferentes, en muchos parches, de tamaños muy variados.  Patrón de paisaje tipo dos: En los establecimientos Tubomet, López, Calzada de Piedra, San Justo y La Merced la ecodiversidad del paisaje fue mucho menor que en el caso anterior, sin embargo el patrón de paisaje resulta muy heterogéneo por la gran diferencia en el tamaño de los parches (células) que integran el patrón. Los índices 6 y 7 dieron coeficientes de variación muy próximos al 50%. De los 13 usos principales del paisaje, ocho son forestales. Los distintos tipos de forestaciones ocupan el 86% del patrón de paisaje. Con este mismo patrón, otro de los predios (El Carmelo) tiene 14 usos principales, de los cuales 10 corresponden a formaciones leñosas, que ocupan en conjunto el 77% del campo. Patrón de paisaje tipo tres: Los establecimientos María Concepción, Roberts y La Península, tuvieron muy baja ecodiversidad y coeficientes de variación próximos al 40%. Hay parcelas de gran tamaño (en María Concepción la parcela mayor tiene 1112 hectáreas). Esta situación constituiría la menos favorable para la vida silvestre.  En el caso de María Concepción se encontraron extensos humedales (bañados, pajonales) ubicados en el interfluvio de los Aº Ayuí y Aguapeí. Los valores de diversidad de fauna encontrados para pajonales fueron bajos en comparación con los que corresponden a montes nativos. Sin embargo, serían esperables valores altos si se compara la fauna de estos pajonales (ubicados en un corredor entre ambos arroyos) respecto de otra situación en la que los pajonales conformaran células aisladas. En igual sentido, el establecimiento Roberts, con ecodiversidad y coeficiente de variación bajo, tiene una situación muy favorable por la forma del campo y por el contexto en que se encuentra. Al tratarse de una franja de campo, el borde expuesto (perímetro) es muy grande y la conectividad con los predios vecinos es muy alta. En este caso, hay fuertes contactos con pajonales y bosques de galería de la cuenca del Aº Garabí, con pastizales en el límite sur y con paisajes mucho más heterogéneos en el límite norte del campo (incluyendo montes nativos, yerbales de baja densidad, talas rasas, parches de pastizales, áreas agropecuarias y de pajonales, entre otros usos). De tal manera, los intercambios de fauna son altos. La comparación de la flora y fauna de los pinares de edad equivalente en Roberts con los de El Carmelo y los de Yohasá 1, permiten una valoración de la importancia del factor de contexto en los valores de diversidad biológica y pautas más objetivas de manejo. Patrón de paisaje tipo 4: En el establecimiento Tres Capones, la ecodiversidad puede considerarse media a baja (valores entre 2.97 y 5.72), con parcelas grandes, dado que la mayor parte del paisaje corresponde a áreas de pastizales. Hay parcelas de policultivos pero tienen poca significación al considerar la superficie total del establecimiento. En general predominan las parcelas grandes, aunque hay un número equivalente de parcelas pequeñas, lo que da coeficientes de variación del paisaje próximos al 60%. Otra característica de este patrón de paisaje está dada por el factor de contexto que brinda una situación muy favorable para Tres Capones. Todo el límite del predio se relaciona con paisajes muy diferentes, incluyendo las áreas periurbanas de Gdor. Virasoro, la planicie de inundación del Aº Ayuí, por el norte, con fisonomías de bañados, pajonales, pastizales y bosques fluviales; yerbales de baja densidad, talas rasas, ripieras, montes higrófilos nativos en capones próximos al Aº Santa María y los bañados de este arroyo, además de pequeños tajamares. Tres Capones constituye un patrón de paisaje muy diferente del resto del Grupo Las Marías por su organización estructural y por su contexto, siendo lo más próximo a la situación existente a comienzos del siglo pasado. Considerando todos los predios, en el pastizal de El Playado se da el máximo valor del índice 1 (16.23), lo que indicaría que la forma de la parcela de pasturas es la más irregular de todas. Es decir, que el borde de contacto con los paisajes vecinos es mayor y que la fauna (aún la de menor desplazamiento) puede contactarse con los paisajes vecinos. Valores menores se obtivieron para Yohasá 5, Yohasá 2, 3 y 4; San Justo y Tres Capones.  Lo expresado lleva a plantear que los valores de alfa y de beta diversidad para la flora y la fauna, dependerán en gran medida de un factor de contexto. Una muestra del mismo tamaño, tomada en un pinar de la misma especie, plantada en igual período y con el mismo tratamiento silvícola, podría tener diferente diversidad en tanto se encuentre en uno u otro patrón de paisaje. Estas investigaciones permitirían un monitoreo más real y eficaz de los cambios en la biodiversidad de los componentes del paisaje (especialmente de flora y de fauna). El diagnóstico cuantitativo de la estructura y funcionamioento del paisaje, resulta de utilidad para zonificar las prioridades de gestión, ajustar los programas de monitoreo ambiental y contar con bases más objetivas para la evaluación de la biodiversidad.