IIBICRIT   20447
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIBLIOGRAFICAS Y CRITICA TEXTUAL
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
El amor y la literatura en la Europa bajomedieval y renacentista
Autor/es:
FUNES, LEONARDO; CIORDIA, MARTÍN
Editorial:
Editorial Colihue
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2012 p. 256
ISSN:
978-950-563-417-0
Resumen:
El presente libro está compuesto por una serie de trabajos que tratan sobre el amor y la literatura en la Baja Edad Media y el Renacimiento, en España e Italia, durante los siglos XIV a XVII. Cómo decíamos al inicio de esta introducción, son el resultado de un proyecto de investigación del CONICET desarrollado, pocos años ha, por un grupo de docentes de las cátedras de Literatura española medieval y Literatura europea del Renacimiento, bajo la co-dirección de Leonardo Funes y Martín José Ciordia. Más allá de la diversidad de materias y enfoques, hay ciertos ejes o problemáticas que se repiten: amor y muerte, amor y adulterio, amor y constitución del sujeto, amor y géneros discursivos/literarios. Algunos autores o textos son estudiados con insistencia y tienen más de un artículo: Francesco Petrarca, Juan Ruiz, Diego de San Pedro. Otros aparecen una vez, o poco más: Miguel de Cervantes, La Celestina, el Tristán de Leonís castellano, Maquiavelo, Ariosto, Angelo Beolco. Cada uno de los trabajos procura realizar un pequeño aporte a la enorme bibliografía sobre el asunto, de la cual hemos dado una muy breve e incompleta reseña. El libro se inicia con una sección dedicada a Petrarca. En ella Martín Ciordia considera y busca interpretar la noción de “amor” presente en el Canzoniere y en algunas de sus otras obras italianas y latinas (Trionfi, Secretum, la epístola Familiares II, 9). En sucesivas aproximaciones, se va mostrando cómo el amor manifiesta en estos textos sentidos diversos y hasta contrarios, que escenifican una lucha entre el sabio y el amante, muy cara a la composición que Petrarca hace de sí mismo como un personaje. Por su parte, Mariana Sverlij analiza el diálogo Secreto Mio de Petrarca, retratando las pujas que atraviesan su producción y su concepción del amor; y dando cuenta, al mismo tiempo, de la construcción de un personaje (Francesco) que se lee a sí mismo y procura, en ese mismo acto, dejar una lectura para la posteridad. Sigue una sección dedicada al Libro de buen amor. Aquí Maximiliano Soler Bistué se detiene en los aspectos que contribuyen a una configuración semiótica del amor en el texto ruiciano según la cual el Libro dramatiza, a partir de las vicisitudes de un arcipreste, una empresa hermenéutica que indaga el sentido del amor, de la vida y del texto. Soler se fundamenta, para ello, en distintos niveles de lectura, desde problemas muy puntuales que hacen a la fijación del texto, las tradiciones e influencias con las que el Libro dialoga, así como en las estrategias discursivas y recursos retóricos que Juan Ruiz despliega a lo largo del texto. Por su parte, Érica Janin rastrea la aparición de enunciados cercanos al aristotelismo heterodoxo en el Libro para indagar no sólo su función en cada aparición, sino además su relación con enunciados de formaciones discursivas antagónicas. Para ello, luego de un planteo general del problema, se enfoca en su manifestación más localizada: la incidencia del discurso de los goliardos en el trazado del texto. Cierra esta sección Cinthia Hamlin quien se dedica a estudiar la imaginería que utiliza Juan Ruiz en relación al buen amor y el loco amor, enfocándose en cómo ciertas imágenes se repiten, conectan y fusionan a través de los episodios de manera que su significación se expande y articula simbólica y alegóricamente hasta formar un sistema de doble plano. Luego de redefinir el concepto de imagen, se centra en las imágenes del alimento y la tentación (pan, fruta), la naturaleza y el trabajo (árbol, huerta, siembra) para finalizar con la música y la construcción de las figuras de Don Carnal y Don Amor. Una tercera sección se enfoca en la literatura castellana del siglo XV. Comienza con un trabajo de Leonardo Funes en el que aborda –a partir de una discusión en cuanto a diferentes concepciones de lo amoroso, que enfrentaría la expresión lírica con la representación narrativa– el modo en que ambos registros confluyen, se enriquecen mutuamente y se impregnan en el espacio textual de la ficción sentimental, a la vez que impactan en un público interpelado por estrategias retóricas y modalidades novedosas de la letra impresa. Mediante el análisis de diversos pasajes de las obras de Diego de San Pedro y Juan de Flores, puestos en relación, además, con la lírica de cancionero, busca trazar el modo específico en que lo lírico fecunda lo narrativo al enunciar el amor. Marcelo Rosende revisa nuevamente las interpretaciones sobre la intrigante escena final de Cárcel de Amor y elabora una hipótesis que articula las exigencias lógicas de un argumento que pone énfasis en la necesidad del secreto con las resonancias simbólicas de un acto en el marco de la concepción amorosa vigente en tiempos de los Reyes Católicos. Por su parte, Carina Zubillaga aborda el tema de la muerte en la Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas, esa personificación terrible de la Edad Media tardía a partir de la cual el resto de los personajes descubre su individualidad, esa presencia constante que se vuelve la imagen indiscutible del sentimiento amoroso y de los efectos que éste provoca en quienes se entregan a los amores fatales, como Calisto y Melibea, esa potencia determinante a la que se alude, en la que se piensa, a la que se invoca y que se manifiesta textualmente como destino trágico. Finalmente, Manuel Abeledo analiza las representaciones del sentimiento amoroso en el Tristán de Leonís castellano, tomando como punto de partida la escena del barco, el filtro y el primer encuentro sexual entre los amantes, intentando poner en evidencia una resistencia del texto a establecer el pacto de lectura idealista con el lector que estructura normalmente la trama de la narrativa tristaniana. El libro concluye con una sección dedicada al Renacimiento italiano y español. Nora Sforza trabaja la evolución de los personajes femeninos en diversas obras del teatro cómico del Renacimiento italiano, pertenecientes a Ludovico Ariosto, Angelo Beolco (Ruzante) y Nicolás Maquiavelo, buscando comprender si, en estos textos, puede hablarse también de un “Renacimiento en clave femenina”, aunque mediado por la pluma de autores varones. Para ello estudia los rasgos físicos y psicológicos que caracterizan a las mujeres “ficcionalizadas” en el género dramático, tomando en consideración fundamentalmente los modos en que dichos personajes logran construir sus relaciones amorosas.