ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
¿A dónde van “esos” objetos? Herramientas para interpretar un singular contexto hallado en excavación, en Peñas Coloradas 3 cumbre, Antofagasta de la Sierra.
Autor/es:
COHEN, M. L. Y M.S. MARTÍNEZ
Lugar:
Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L.
Reunión:
Jornada; IX Jornadas de comunicaciones de la Facultad de Ciencias Naturales e I. M. L. y 2º Interinstitucional Facultad- Fundación Miguel Lillo; 2009
Institución organizadora:
Facultad de Cs. Nat. y Fundación
Resumen:
En el presente trabajo aportamos datos que nos permitan reflexionar en torno a ciertas prácticas que en un mismo espacio físico, en este caso una cista subterránea, pudieron perpetuarse aunque muñidos de nuevas significados impuestos por diferentes contextos socioculturales e históricos de las que formaron parte. Esta estructura de la que hablamos forma parte de un conjunto arquitectónico de diversas modalidades constructivas que conforman el sitio Peñas Coloradas 3 cumbre. El mismo se ubica en Antofagasta de la Sierra, al NO de  la Pcia de Catamarca. Éste se halla emplazado en la cima de una Peña que posee una forma de acantilado. Las características geomorfológicas y  una muralla en el único sector por el cual se puede acceder, nos permite hablar de un lugar de accesibilidad restringida (Cohen 2009). Contamos con diferentes fuentes de información que nos permitirán discutir el significado de un contexto hallado en la estructura XI -la cista- y que nos llevarán a contemplar la perduración de ciertas prácticas vinculadas con el aspecto religioso y ritual de sociedades locales pero separadas por un lapso de tiempo aproximado de 750 años. Más allá de la estructura en sí, contamos con una fotografía del año 1923 tomada por V. Weiser en la cual aparecen dos señoras frente a su casa en la localidad Peñas Coloradas, próxima al sitio; contamos también con el relato del hijo/ nieto de aquellas señoras, además, los datos de una entrevista realizada a una tejedora de Antofagasta, y, por último, una particular clase de material hallada en excavación. El hallazgo referido, fue denominado como “paquete” por hallarse constituido por fragmentos de objetos, tales como “zapatillas de oveja”, cordeles con nudos, pañuelo rojo con flores, cordeles de diversos colores, vellones y telas industriales; todos unidos mediante cordeles en un conjunto coherente. El mismo se hallaba en un pequeño pozo en el interior de la cista, la que suponemos que desde su conformación (entre el 1000 y 1500 años d.C. aproximadamente) albergó prácticas religiosas (rituales o funerarias), inferencia que desprendemos por la particular combinación de materiales hallados. Las entrevistas y la fotografía fueron soportes para interpretar a este paquete como parte de una práctica religiosa. En algunas entrevistas se habló de enterrar en los patios de las casas aquellas prendas de los muertos e incluso los objetos de uso personal de aquellos o de quienes estando vivos no las usan “para que la tierra los trague” (Martinez 2009). Evidentemente, tales objetos no podían ser quemados ni arrojados como “basura común”, algo semejante a lo que ha planteado Walker (1995). Partiendo de lo anterior y considerando que sabemos que las mujeres de la foto empleaban el sitio como depósito de lana y vellones (según lo comentado por su hijo/nieto) proponemos que aquel paquete “moderno” enterrado en una cista más antigua constituyó una práctica identitaria muy fuerte. ¿Por qué? Pues las mujeres fueron enterradas en el cementerio, sin embargo, pensamos que los objetos asociados a una de ellas (según nos lo muestra la fotografía) pudieron conformar aquel paquete o maraña de fragmentos, para ser depositado en un lugar que les era cotidiano, que contaba también con otra historia de prácticas semejantes, pero de tiempos muy lejanos, tal como ya lo dijimos arriba. Por tratarse de objetos vinculados con las prácticas del tejido, el pastoreo (actividades a las que se dedicaban), las pertenencias personales, el mundo de la muerte (al que remiten los cordeles overos anudados), es precisamente que lo identitario (personal y social) cobra sentido en nuestra interpretación al ser concebidos en un paisaje de la cotidianidad en la que se movieron estas personas. Finalmente, lo anterior cobra peso cuando lo pensamos en contraposición al cementerio, que se constituye como un lugar ajeno. De manera que, el “paquete” pudo ser la manera de enterrar a estas personas en su tierra.