INVESTIGADORES
CHIAPPERO Marina Beatriz
congresos y reuniones científicas
Título:
Análisis de la estructura genética poblacional a escala geográfica fina
Autor/es:
M. B. CHIAPPERO
Lugar:
Huerta Grande, Córdoba, Argentina
Reunión:
Simposio; VII Congreso Argentino de Entomología; 2008
Institución organizadora:
Sociedad Entomológica Argentina
Resumen:
La estructura genética de una especie, la distribución en espacio y tiempo de genes y genotipos, es el vínculo entre ecología y evolución ya que en su determinación intervienen tanto procesos demográficos como evolutivos. Dicha estructura resulta del balance de procesos que producen diferenciación genética local (mutación, deriva genética y selección natural) y aquellos que producen homogeneidad genética (flujo génico). El polimorfismo puede, además, encontrarse estructurado a diferentes escalas: población, subpoblación o incluso entre individuos vecinos. Tradicionalmente, la estructura genética poblacional ha sido estudiada testeando el apartamiento de las frecuencias genotípicas de la panmixia entre poblaciones u otra subdivisión espacial. Esto implica, por un lado, que debe haber transcurrido el suficiente tiempo y estabilidad demográfica para que se alcance un equilibrio entre las fuerzas opuestas mencionadas anteriormente. Si esto no se cumple, la estructura poblacional debe interpretarse en términos históricos (efectos fundador, eventos de vicarianza, expansiones de rango) más que actuales. Por otro lado,  la información genética, que se obtiene a nivel de individuos, debe ser necesariamente combinada en grupos de naturaleza biológica o ubicación espacial diferente (poblaciones o subpoblaciones) para calcular las frecuencias alélicas. Sin embargo, y sobre todo cuando estudiamos la estructura genética a una escala espacial muy fina, estas agrupaciones pueden ser arbitrarias. En los últimos años se han perfeccionado metodologías alternativas para describir la estructura genética que van más allá de los métodos tradicionales y en las cuales la unidad de análisis son los individuos en lugar de las poblaciones. Entre ellas se destacan los métodos de agrupamiento bayesiano y los de autocorrelación espacial. Los primeros intentan agrupar a los individuos en base únicamente a su genotipo multilocus, de modo de maximizar el equilibrio de Hardy-Weinberg y minimizar el desequilibrio gamético. Esto permite identificar poblaciones ?a posteriori?, a individuos migrantes y a su población de origen. Estas metodologías, sin embargo, no pueden aplicarse a especies de reproducción asexual o con sistemas de apareamiento endogámicos. La autocorrelación espacial, la dependencia de una variable consigo misma en el espacio, se utiliza para probar si el genotipo de un individuo en una localización geográfica depende del genotipo de otros individuos en otras localizaciones. La estructura poblacional se define en términos de la distancia máxima hasta la cual se extiende la autocorrelación (el tamaño del ?parche genético?). La autocorrelación espacial no requiere supuestos sobre el agrupamiento de los individuos ni sobre su sistema de apareamiento.