INVESTIGADORES
BAHR Fernando Anibal
capítulos de libros
Título:
"La fuerza del placer. Pierre Bayle y el epicureísmo"
Autor/es:
FERNANDO BAHR
Libro:
Tradición clásica y Filosofía Moderna: el juego de las influencias
Editorial:
Ediciones UNL
Referencias:
Lugar: Santa Fe; Año: 2012; p. 33 - 51
Resumen:
Las observaciones y comentarios sobre el epicureísmo ocupan un lugar destacado en los escritos de Pierre Bayle. Podría decirse incluso que, junto con el escepticismo y el estratonismo, la filosofía epicúrea era para Bayle una de las posibilidades teóricas legadas por los antiguos cuya vitalidad se había acrecentado en el siglo XVII, a partir del contacto con la ?nouvelle philosophie?: las obras de Pierre Gassendi, por ejemplo, lo probaban claramente. Ahora bien, para nosotros, lectores del siglo XXI, esa reactualización del epicureísmo en la temprana Filosofía Moderna conllevó un notable cambio de acento respecto de sus orígenes griegos. De ser una escuela enfocada principalmente en cuestiones morales ?la búsqueda de la tranquilidad de ánimo-, el epicureísmo moderno se hizo una hipótesis física ?la teoría de los átomos- o una hipótesis gnosceológica que enfatizaba el papel de los sentidos y la imaginación en la construcción del saber. Algo similar le sucedió al escepticismo, que olvidó el milagroso vínculo de la epoché con la ataraxia para permanecer en una pura suspensión de juicio más asociada con la crítica de las creencias filosóficas y populares que con la paz espiritual.Este cambio parece constatarse con cierta facilidad en Bayle. En tal sentido, Gianni Paganini ha observado con razón que no sólo la teoría moral sino también la canónica epicúrea resultas ?vistosas ausencias? en las columnas del Dictionnaire, donde sobresale, en cambio, ?aquel empleo instrumental, y a menudo polémico, del epicureísmo, que será tan común a lo largo de todo el siglo XVIII?. Dicho de otra manera, el epicureísmo (lo mismo podría afirmarse, con ciertos matices, del escepticismo y del estratonismo) era para Bayle un arma útil en el combate dialéctico; no una doctrina a defender, sino un conjunto de argumentos y consecuencias cuya fortaleza o debilidad podía enfatizarse de acuerdo a las posiciones que ocupara el adversario. En esa situación estratégica, los puntos más fértiles estaban vinculados al atomismo, por sus principios materialistas, y al ateísmo virtuoso, por la posibilidad de romper los vínculos tradicionales entre religión y moral. Este segundo tema está en directa relación con la cuestión que aquí nos proponemos abordar, pero, en todo caso, sigue siendo cierto que Bayle toma a Epicuro y los epicúreos como ejemplos de lo que le interesa mostrar sin ocuparse explícitamente de organizar la teoría sobre la cual tales ejemplos están apoyadoo. Ahora bien, la falta de exposición sistemática de la teoría moral epicúrea en los escritos de Bayle no equivale, ni mucho menos, a una completa ausencia. Nuestro propósito en el presente trabajo es, precisamente, mostrar que al reunir las observaciones respecto de esa teoría que Bayle hizo de manera dispersa a lo largo de sus escritos cobran fuerza algunas ideas que se pierden en tal dispersión. Más aún, pensamos, y nos gustaría defenderlo aquí, que si el ejemplo de la virtud epicúrea resulta muy atractivo para Bayle, eso se debe a que encuentra en ella una buena respuesta a la pregunta acerca de los verdaderos motivos del actuar humano y acaso la mejor solución para una disociación que lo intrigó toda su vida: la que se da entre lo que los hombres creen o conocen y la manera en que actúan, o dicho de otra manera, entre el orden de las razones y el orden de los deseos. La exposición que sigue está organizada en cuatro etapas. Primero nos ocuparemos de entender mejor el juego de fuerzas que, según Bayle, gobierna la conducta humana. A continuación, veremos que méritos le atribuye a la perspectiva hedonista en general y epicúrea en particular respecto de la comprensión del bien supremo. En tercer lugar, trataremos de mostrar dónde considera Bayle que se encuentra el principal acierto de la ética epicúrea. En cuarto lugar, finalmente, retomaremos algunos aspectos de la crítica que hizo a la moral estoica, crítica desde la cual nos parece que su defensa del epicureísmo se vuelve más inteligible.