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Se discuten los resultadosalcanzados al analizar mediante INAA y XRF 1154 muestras de obsidianasarqueólogicas y de fuentes provenientes de la provincia de Mendoza (Argentina)y de Chile Central. Se ha conseguido ubicar y caracterizar químicamente la mayorparte de las fuentes que aparecen representadas en los sitios arqueológicosmuestreados. Las muestras arqueológicas provienen de diferentes ambientes de lamacroárea de estudio y abarcan un rango temporal comprendido entre los años9000 y 300 AP (Durán et al. 2004; De Francesco et al. 2006;Giesso et al. 2010). Los resultados indican que todas las fuenteslocalizadas fueron utilizadas, pero con intensidades variables y disparidadestemporales. Se han observado diferencias apreciables entre las distribucionesde las fuentes no cordilleranas y cordilleranas. Se sugiere que estos patronesdiferenciales podrían relacionarse con la accesibilidad de las fuentes y con lacalidad y abundancia de la obsidiana en las mismas. Se aprovecha la informaciónobtenida para contrastar propuestas referidas a la movilidad de las sociedadesque ocuparon la macro-región durante la segunda mitad del Holoceno tardío(Lagiglia 1999; Neme 2002; Cornejo y Sanhueza 2003; Durán et al. 2006;entre otros). En algunos casos, los resultados alcanzados parecen mostrar áreasde circulación propias para cada fuente que podrían asociarse a territorios.Esto puede tomarse como un argumento a favor de una movilidad restringida, quesería esperable en el modelo de intensificación planteado por Neme (2002, 2007)para los valles cordilleranos de la vertiente oriental. Los datos obtenidostambién funcionarían para validar propuestas semejantes, como la de Cornejo ySanhueza (2003), que defienden la posibilidad de que se hayan mantenido en lascuencas altas de los ríos de la vertiente occidental poblaciones de cazadoresrecolectores, mientras se desarrollaban sociedades con economías agrícolas enlas cuencas medias y bajas.

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