INVESTIGADORES
ORTIZ JAUREGUIZAR Edgardo
congresos y reuniones científicas
Título:
Forma, espacio y tiempo: los mamíferos y la evolución geobiótica de América del Sur durante el Cenozoico
Autor/es:
ORTIZ-JAUREGUIZAR, EDGARDO
Lugar:
Trelew
Reunión:
Congreso; XXXIV Congreso Argentino de Genética; 2005
Institución organizadora:
Sociedad Argentina de Genética
Resumen:
El objetivo de esta ponencia es analizar la relación existente entre la evolución de la fauna de mamíferos de América del Sur y los principales cambios geológicos y ambientales durante el Cenozoico, señalando los principales hitos que condujeron al peculiar aspecto físico y biótico que presenta el continente en la actualidad. Pero antes de identificarlos, es conveniente poner en un contexto teórico más amplio esta problemática. Como bien lo señalan Crisci, Katinas y Posadas en su libro “Introducción a la Teoría y Práctica de la Biogeografía Histórica” (Sociedad Argentina de Botánica, 2000) los seres vivos pasan por la tierra seguidos por sus sombras, dejando impresas en ella y en sí mismos las huellas de sus pasos mientras se mueven en el tiempo. Mas en su devenir, la suerte de los seres vivos (y también la de sus sombras, es decir, sus antepasados) queda marcada por las peculiares condiciones ambientales en las que les toca vivir. Así, el planeta y sus habitantes se vinculan mediante una intrincada trama de relaciones a lo largo del tiempo. Aunque no claramente reconocida, esta influencia mutua ha jugado un papel clave en el nacimiento de los principales paradigmas de la biología y la geología actual: la teoría de la evolución y la deriva continental-tectónica de placas. En el primer caso, a mediados del siglo XIX Darwin señala que la distribución de los seres vivos y su relación con los fósiles son elementos básicos a la hora de analizar el origen de las especies. En el segundo caso, a comienzos del siglo XX Wegener propone la existencia de un desplazamiento horizontal de los continentes a partir de las similitudes entre las faunas fósiles y las líneas de costa de América del Sur y África. Pero es Croizat quién a mediados del siglo XX establece claramente los componentes de la trama que vincula a los seres vivos con el planeta, al señalar que la vida (la forma) y la tierra (el espacio) evolucionan conjuntamente a través del tiempo. Un factor común a estos grandes científicos es que estuvieron familiarizados con la biología y la geología de América del Sur, lo cual jugó un papel fundamental en la cristalización de sus principales aportes teóricos. ¿Por qué América del Sur tuvo tanta relevancia en el progreso de ambas teorías? Tres son los principales factores que hacen de América del Sur un continente privilegiado: su biota actual, que presenta una singular “mezcla” de taxones que muestran vinculaciones pasadas con América del Norte, África y Australia; su rico registro fosilífero, que permite estudiar con gran detalle la evolución de la biota y sus relaciones con la de los mencionados continentes; y su peculiar historia geológica, signada durante los últimos 100 millones de años por su deriva hacia el oeste. En este marco, los mamíferos sudamericanos adquieren un papel relevante, ya que son los fósiles continentales con mejor representación geográfica y cronológica del Cenozoico, presentan tasas de cambio que permiten una adecuada correlación con los cambios físicos del continente y preservan en su esqueleto rasgos que posibilitan la comparación de sus adaptaciones ecológicas con las condiciones climático-ambientales sucedidas a través del tiempo. Sobre esta base puede concluirse que: 1) los principales factores físicos y biológicos que dirigieron la evolución de la biota sudamericana durante el Cenozoico fueron la deriva continental, el diastrofismo andino, los cambios eustáticos del nivel del mar y la inmigración; 2) se observa una tendencia general hacia una menor temperatura, una mayor aridez y una mayor zonación climática, lo cual se compadece con ambientes que pasan de bosques húmedos a pastizales y estepas; y 3) a partir del Plioceno superior se sucede una rápida oscilación ambiental, alternando ambientes fríos y secos con otros cálidos y húmedos, en consonancia con los períodos glaciales e interglaciales.