INVESTIGADORES
MAIDANA Nora Irene
congresos y reuniones científicas
Título:
¿Antiguos canales? Identificación de canales de riego mediante bioindicadores. El caso de Peñas Coloradas
Autor/es:
COHEN, M. L.; GRANA, L.; MAIDANA, N. I.
Lugar:
Mendoza
Reunión:
Congreso; XVII Congreso Nacional de Arqueología. Mendoza, Argentina; 2010
Resumen:
Introducción Observaciones realizadas mediante fotografía satelital y luego en terreno en la puna meridional argentina, más precisamente en Antofagasta de la Sierra, al NO de la Pcia. de Catamarca, revelaron la presencia  de surcos y áreas de encharcamiento que no parecen corresponderse a geoformas naturales provocadas por erosión. Nos interesa particularmente comprobar la hipótesis de la existencia de canales trazados por la mano humana. Con este objetivo, encaramos el estudio de estas estructuras utilizando la información provista por bioindicadores, en este caso, los ensambles de diatomeas recuperados de diversos sectores del sitio. Consideramos que el modo más acertado para lograr evidencia certera del origen de estos conductos es  a partir de la determinación de diatomeas lo cual cobra peso al ser interpretado en un contexto arqueológico particular que describiremos más adelante. Peñas Coloradas Esta localidad se halla en un sector de la cuenca denominado, por su topografía, “Sectores Intermedios” (3550 a 3800 msnm). Sin embargo, el nombre puede referirse también a su posición relativa en la Cuenca, pues actualmente es una vía de tránsito para el desplazamiento desde la villa Antofagasta de la Sierra hasta las vegas puneñas de altura de Quebrada Seca y Real Grande (por arriba de los 4000 msnm); formando parte de una de los principales medios de circulación de la región y es el único que comunica los microsectores  del fondo de cuenca (3400 a 3550 msnm) con  la  quebrada de altura (3800 a 4600 msnm) del río Las Pitas  (Podesta 1990 ms). Por la banda Este de Peñas Coloradas pasa el río Las Pitas, afluente del  Punilla, que es el río principal de la cuenca. Peñas Coloradas se encuentra conformada por un grupo de 4 peñas de ignimbrita volcánica que se yerguen unos 15 m a modo de acantilado, desde una superficie llana arenosa y abierta, cuyo único recorte próximo está dado por el quiebre de pendiente de las terrazas próximas a la margen izquierda de Las Pitas. Este sitio ha sido conocido arqueológicamente a partir de los imponentes paneles con representaciones rupestres que se inician cerca de los 4000 años AP., abarcando motivos ubicados en el período Temprano Formativo, en el Tardío e incluso en tiempos de presencia Inca en la región (Aschero 1999; Aschero 2000; Podesta 1990ms). En los últimos años, una de nosotras viene trabajando con la espacialidad (sensu Soja 1995) del sitio PC3c, ubicado en la cumbre de la Peña Colorada 3 (Cohen et al. .2007; Cohen 2009 a y b; 2010). Se trata de un emplazamiento de aproximadamente 26 estructuras desde donde se alcanza una visión panorámica circular, logrando un amplio control visual del paisaje circundante. Sin embargo, las construcciones no pueden ser visualizadas desde el entorno debido a la combinación de una serie de factores: las estructuras semisubterráneas y subterráneas están ubicadas en una microtopografía relativamente deprimida de la cima, el material constructivo es la misma piedra que constituye la peña a lo que se suma la presencia de bordos de material detrítico rodeando a algunos recintos. Otro atributo del emplazamiento es la restricción natural del acceso a la cima, que sólo se logra desde el Este, ya que gran parte del perímetro de la peña tiene pendiente abrupta, excepto ese sector. Más allá de esto, hay una muralla acotada hacia el borde Este de la Peña que favoreció la restricción del paso a la cumbre. Con lo anteriormente expresado se sostiene que el sitio PC3c, en donde se mira sin ser visto, tiene una cualidad diferenciada con respecto a los sitios próximos, significando un quiebre en la reciprocidad de la mirada (siguiendo a Foucault 1975) lo cual posibilitaba el control visual del paisaje de quienes habitaron la cima (Cohen 2009a; 2010). La capacidad de controlar visualmente desde la cumbre al entorno próximo ha sido vinculada con el avistaje de las sendas de circulación y el control de las pasturas, cultivos y agua. La inferencia de la existencia de cultivos para consumo o forraje en el área próxima al sitio PC3c está dada por la presencia de grandes bloques con morteros fijos, de palas en superficie, de las estructuras de piedra cuadrangulares semejantes a cuadros de cultivo mostradas en las antiguas fotografías de Weiser (1923) y, finalmente, lo que aquí nos ocupa, el trazo de un surco seco que tiene conexión con una canal actual y por lo tanto, una posible toma del río Las Pitas. Éste se desprende del actual canal activo que pasa frente a Peñas Coloradas 1 y 2 y corriendo con cierto quiebre en su dirección, por el frente de Peñas Coloradas 3  y 4 (figura 1). Si este paisaje productivo tuvo ciertamente relación con el sitio de la cumbre PC3c, podríamos suponer una edad de 850 ±  60 años AP, fecha obtenida para el sitio según datación 14C (Cohen 2009b). Don Ernesto Morales (propietario de la localidad Peñas Coloradas) sostiene ser el responsable de la construcción del canal activo actual sin hacer referencia al surco seco bajo estudio. Teniendo en cuenta la ubicación del surco seco, cuyo trazo se desprende del actual canal activo, podríamos llegar a sostener que el origen de la toma de agua del surco seco provenga tal vez de una zona cercana, o la misma, a la del canal construido o reactivado por Don Morales ubicada aproximadamente a 1,1 km al NO. Contrariamente a las carcavas generadas por la erosión pluvial, el surco seco se desarrolla a lo largo de una planicie aterrazada sobre una superficie plana con un mínimo de inclinación negativa hacia el río, ubicado 10 m abajo. Lo que nos permitiría descartar la acción de una erosión pluvial y su consiguiente escorrentía y proponer, más bien, que se trataría de una estructura construida con la intención precisa de conducir el agua por un sector aterrazado por arriba de la vega. Esto permite generar una mayor superficie irrigada capaz de sostener un paisaje productivo de cultivos comestibles o de forraje, tal como sugieren las evidencias arqueológicas presentadas más arriba (un puesto de avistaje próximo, morterales, y posibles cuadros de cultivo). Una interesante línea de evidencia para contrastar la presencia del canal es mediante el análisis del ensamble de diatomeas provenientes de muestras de sedimento de diferentes sectores del surco. Antecedentes Los estudios de los sistemas de riego prehispánicos están cobrando un rol importante dentro de las investigaciones arqueológicas de las sociedades agrícolas. Diversos investigadores han propuesto distintas vías de análisis, por ejemplo Quesada (2001) ha propuesto el registro y análisis de las redes de riego y la reconstrucción de los paisajes agrícolas para la región de Tebenchique (situada también en el Departamento de Antofagasta de la Sierra) mediante el relevamiento planialtimétrico y el diseño de las estructuras. En la localidad Antofagasta de la Sierra, Tchilinguirian y Olivera (2000) realizaron análisis de calidad de agua para riego  por ensayos de infiltración y análisis químicos actuales de los caudales y análisis de suelos, elaborando un mapa solo para el sector de fondo de cuenca de la región. Por último, para el mismo sector, Salminci (2010) ha propuesto recrear el flujo hidríco de diversos sistemas de canales mediante el análisis de imágenes satelitales y un posterior analisis planimétrico para complementar los aportes de Tchilinguirian y Olivera (op. cit.). Las diatomeas son buenos bioindicadores dado que proveen información sobre un conjunto integrado de condiciones ambientales  de los cuerpos de agua (Stevenson y Yangdong 2000). Tienen una alta abundancia numérica, una respuesta rápida y directa a los cambios físicos, químicos y biológicos de los ecosistemas, lo cual nos permite inferir directamente, entre otras cosas, la salinidad, el pH, la alcalinidad, el estatus nutricional e indirectamente,  la paleoproductividad de las aguas, parámetros con los que se pueden hacer reconstrucciones de la evolución de cuerpos de aguas (lagos, lagunas, ríos, etc.) (Renfrew y Bahn 1993; Martinez Macchiavello et al. 1999; Maidana 2005), posibilitando precisar nuestras inferencias sobre los cambios y la distribución de recursos hídricos. En este caso en particular, el análisis de los ensambles de diatomeas recuperadas de distintos sectores nos permite investigar la posible presencia y distribución de “canales”. Los análisis diatomológicos de sedimentos de sitios arqueológicas en Argentina han sido llevados a cabo desde hace tiempo. En un comienzo, significaron simples listados de las especies identificadas, agregados como apéndices sin aportar otra información a los problemas arqueológicos (por ejemplo Frenguelli 1940; Menghin y Bórmida 1950, según Martinez Macchiavelo et al. 1999). Recién a partir de la década de 1990, los análisis diatomológicos comenzaron a enriquecer las discusiones arqueológicas, respondiendo a diversas problemáticas como los procesos de formación de sitio (Kligmann 2003; Vasquez, inédito), la procedencia de materias primas cerámicas (de la Fuente 1996; Sola y Morales 2007) y por último, reconstrucciones paleoambientales asociadas a sitios arqueológicos (Maidana  y Kligmann 1996; González y Maidana 1998; Ratto 2000; Morales 2004; Olivera et al. 2004; Grana y Morales 2005; Yacobaccio y Morales 2005; Grana 2007, entre otros). Hasta el presente, y a pesar de la creciente importancia del análisis diatomológico para resolver diferentes cuestiones arqueológicas, no hemos podido hallar referencias sobre el análisis de diatomeas como método para la determinación de la existencia de antiguos canales de conducción de agua y posiblemente de riego. Hemos hallado estudios previos sobre estructuras hidráulicas antiguas en la cuenca del río Punilla (Tchilinguirian y Olivera 2000; Salminci (com per), y para el río Las Pitas, una referencia simbólica de éstas a través de las maquetas de sistemas hidráulicos en Aschero et al. (2009). Sin embargo nuestro aporte es diferente al de los trabajos anteriores constituyendo una primera aproximación que emplea la determinación de diatomeas para comprobar la existencia de hipotéticos canales antiguos. Métodos del trabajo Se realizaron transectas perpendiculares en dos sectores del hipotético canal, tomando una muestra de sedimento superficial y una subsuperficial en cada punto dentro de la transecta. En total se recolectaron 17 muestras. Se procesaron los sedimentos para la identificación y cuantificación de las diatomeas, siguiendo el protocolo estándar de Battarbee (1986) según el cual se trata a las muestras con agua oxigenada (H2O2) al 30%. El material ya libre de materia orgánica, se neutralizó mediante tres lavados con agua destilada. Por último, se confeccionaron preparaciones permanentes utilizando Naphrax® como medio de montaje. Se realizaron observaciones con microscopio óptico, con una magnificación de 1000X. La identificación taxonómica se realizó a partir de las características particulares de las valvas (largo, ancho, cantidad de estrías en 10 μm, presencia o ausencia de rafe, entre otras variables) y se consultó bibliografía taxonómica y ecológica especializada, tanto en floras estándar (Lowe 1974; De Wolf 1982; Germain 1981; Round et al. 1990; Straub 1990; Krammer y Lange-Bertalot 1991-96; Vos y De Wolf 1993;  Van Dam et al. 1994; Lange- Bertalot 2000) como en floras del área bajo estudio (Rumrich et al. 2000; Seeligmann y Maidana 2003; Díaz y Maidana 2005; Seeligman et al. 2008). Para lograr interpretaciones más sólidas sobre la evolución y las características del antiguo “canal”, se tomaron muestras de sedimentos superficiales, también siguiendo transectas, en diversos canales de riego actualmente activos y con diferentes usos. Este conocimiento aporta herramientas de comparación y brinda mayor certeza a las inferencias paleoambientales. Algunos resultados  y una conclusión preliminar En todas las muestras estudiadas se hallaron tanto valvas completas como fragmentos de estas. A medida que nos acercamos al centro del canal disminuye la cantidad de fragmentos de valvas y aumenta el de valvas completas, lo que permitió una más precisa identificación a nivel específico. Este aumento de valvas completas en la parte central del canal permite inferir la existencia de un cuerpo de agua, no necesariamente permanente pero que al menos permitió el desarrollo de algas como las epífitas Cocconeis placentula y Planothidium lanceolatum y, por otro lado, a situaciones de menor erosión en relación con los bordes y la zona exterior del canal. Esto ultimo puede deberse a actividades de mantenimiento que suelen darse en las orillas del mismo (Purdue et al. 2009). En el sector exterior al canal se identificaron especies que suelen ser formas tolerantes a la desecación (como Hantzschia spp), por lo que se las puede relacionar con ambientes de orilla, húmedos, sin una presencia permanente de agua. Por consiguiente, teniendo en cuenta los resultados obtenidos hasta el momento podemos sostener que en el surco efectivamente hubo agua, posiblemente proveniente de la canalización artificial del río que se halla al menos 10 m más abajo. También, teniendo en cuenta el contexto arqueológico en el que se enmarca, postulamos que esto se dio en otros tiempos, previos al siglo XX, probablemente correspondiéndose con la ocupación del sitio Peñas Coloradas 3 cumbre, sitio desde el cual podían controlarse muy bien los recursos asociados al manejo del agua: cultivos, forrajes y acceso al pastizal. Por ultimo, este trabajo permite no sólo confirmar la presencia efectiva de un canal cercano al sitio sino también trazar nuevas expectativas a futuro para analizar con otros proxies (relevamiento planialtimétricos de todas las estructuras próximas al canal que nos ocupa, sedimentología, análisis de fósforo, materia orgánica y fitolitos de los posibles campos irrigados y el avance en las comparaciones con otros canales activos de la zona. Todo esto nos permitirá ampliar los estudios sobre los sistemas de riego prehispánicos y sus relaciones con las sociedades agropastoriles.