INVESTIGADORES
KATZ Claudio Isaac
capítulos de libros
Título:
Integración o unidad latinoamericana
Autor/es:
KATZ, CLAUDIO
Libro:
El Rediseño de América Latina
Editorial:
Editorial de Ciencias Sociales
Referencias:
Lugar: La Habana; Año: 2008; p. 135 - 167
Resumen:
Mientras que la integración alude a convenios comerciales entre las clases
dominantes, la unidad constituye una aspiración antiimperialista de las organizaciones
populares. No es lo mismo forjar un bloque competitivo que proyectar logros sociales a escala
regional.
Esta disparidad de objetivos induce a cursos diferentes frente a la crisis financiera actual
que se localiza en las economías centrales. Estados Unidos no logra contener la recesión
socializando las pérdidas de los bancos y cuenta con menos recursos para exportar sus
desequilibrios. Tampoco Europa y Japón contrarrestan una caída, que podrían eludir algunas
economías semiperiféricas. La industrialización con bajos salarios y el encarecimiento de las
materias primas han fortalecido a las clases dominantes de esos países, pero puede repetirse la
contraofensiva imperialista de los años 80.
El blindaje de América Latina es muy inferior al vigente en el sudeste asiático y el
impacto recesivo dependerá de la intensidad del freno global. La desigual dependencia
comercial y financiera hacia Estados Unidos determina significativas diferencias dentro de la
región.
La crisis socava los tratados de libre comercio que sucedieron al fracaso del ALCA,
pero preserva la nueva gravitación de España y alienta la incursión de China en la zona. Sin
embargo la oleada neoliberal ha perdido impulso, ya que no pudo transformar la recomposición
de las ganancias en sólidos procesos de acumulación. El deterioro de las conquistas sociales
generó estancamiento o crecimiento polarizado, en función de las condiciones imperantes en
cada economía.
El repliegue librecambista contrasta con el reflote del MERCOSUR. Este acuerdo
enfrenta obstáculos estructurales y conflictos internos, mientras Brasil oscila entre liderar el
acuerdo o desenvolver opciones propias. Pero muchos grandes capitalistas sudamericanos
asumen este convenio como un proyecto estratégico.
El afianzamiento de las transnacionales multilatinas tiende a extender las políticas neodesarrollistas
que se observan en Argentina. Pero esta orientación no mejora los ingresos
populares, ni disminuye la desigualdad.
El ALBA intenta promover reformas sociales e iniciativas cooperativas. Este planteo
incorpora a la agenda regional un programa de nacionalización de la energía, que contrasta con
las privatizaciones neoliberales. Pero el alcance y destino de la nueva renta estatal se mantiene
indefinido. Un dilema semejante se observa en torno a la deuda, que puede ser canjeada a favor
de los capitalistas locales o redefinida para satisfacer las demandas populares. Ambos
lineamientos determinan perfiles diferentes para el Banco del Sur.
La política económica distribucionista prioriza a el gasto social, pero no resuelve los
problemas estructurales del atraso agrario y la baja industrialización que afronta Venezuela.
Estas limitaciones son mayores en países pobres cómo Bolivia o Ecuador.
Las reformas podrían constituir un eslabón hacia orientaciones económicas de izquierda
si apuntalan una transición anticapitalista. Pero se requiere desenvolver un programa socialista
que transforme las resistencias populares en alternativas radicales.