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Dependiendo de su contexto geológico y marco tectónico, la geometría de los lacolitos y otros cuerpos ígneos subvolcánicos puede ser mucho más compleja de lo que sugieren modelos mecánicos simples. Los afloramientos del Grupo Choiyoi (Formación Horcajo, Pérmico Medio) en el área de cerro Mudadero, en la Cordillera Frontal de San Juan, ofrecen un buen ejemplo. En estas exposiciones se reconocen al menos cinco cuerpos rióliticos emplazados como lacolitos, con ignimbritas y sedimentitas volcaniclásticas como roca de caja. Los intrusivos corresponden a riolitas con buen desarrollo de foliación de flujo y texturas de desvitrificación, incluyendo esferulitas, litofisas y cavidades miarolíticas. Las capas de la roca de caja rodean y mantienen relaciones de contacto mayormente concordantes con los nucleos riolíticos, inclinando suavemente hacia afuera, con tendencia a formar domos estructurales. También son comunes contactos por falla con direcciones NNO-SSE y ENE-OSO, con rechazos tanto verticales como horizontales. Los diferentes cuerpos intrusivos presentan conexiones laterales o se encuentran completamente amalgamados, separados por delgados septos de la caja. Los cuerpos se caracterizan por foliaciones y planos axiales de pliegues magmáticos con dirección NNE-SSO hasta E-O de alto ángulo, lineaciones y ejes de pliegues de igual dirección con bajo ángulo de inclinación y foliaciones subhorizontales cerca de los contactos con la roca de caja. Las características descriptas sugieren un nivel de emplazamiento en común y muy somero, controlado por las anisotropías estructurales y diferencias reológicas en la secuencia encajante, con creación de espacio por plegamiento forzado de la caja y desplazamiento de múltiples bloques rígidos durante crecimiento lateral hacia el NE. Estas observaciones demuestran que el régimen de extensión Permo-Triásico y las estructuras asociadas favorecieron el ascenso y emplazamiento somero del magma.