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Introducción. La comunicación puede involucrar un amplio rango de conductas que los animales emiten en su vida diaria, y puede tener lugar entre dos especies diferentes, como en el caso del perro doméstico (Canis familiaris) y el humano. El paradigma experimental más utilizado para evaluar las capacidades comunicativas de los perros es la prueba de elección de objeto. En la misma los sujetos deben seguir claves sociales humanas para encontrar donde se encuentra oculto un reforzador como la comida entre dos recipientes. Los perros resuelven la tarea desde los primeros ensayos y desde etapas tempranas del desarrollo, aventajando notablemente a otras especies. La literatura sugiere que los perros tienen una preferencia innata por las claves sociales humanas en lugar de claves no sociales como el olor. Sin embargo en estos trabajos no se controlo la historia de aprendizajes previos con cada clave. Actualmente se debate cuáles serían los mecanismos involucrados en sus habilidades comunicativas. Una de las formas de evaluar el papel del aprendizaje es comparar su efecto en señales sociales respecto de otras claves físicas no sociales. Objetivo. Realizar un entrenamiento en claves no sociales (color del recipiente) para luego probar el efecto del mismo sobre un test de preferencia contra claves sociales de distinta saliencia como el señalamiento con el dedo índice y el señalamiento con codo. Materiales y métodos. Se realizaron dos experimentos utilizando como paradigma experimental la prueba de elección de objeto; en el primero se utilizaron 13 perros de distintas razas, 5 machos y 8 hembras (media de edad = 6.08). En el segundo se utilizaron 12 perros de distintas razas, 5 machos y 7 hembras (media de edad = 5.33). Ambos grupos de perros fueron criados desde el nacimiento en familias. En el primer estudio se puso a competir la clave no social entrenada contra el señalamiento con el dedo índice, y en el segundo contra el señalamiento con codo. Se midió el número de ensayos en que el perro fue hacia el recipiente correcto basándose en el color del mismo y se comparó el desempeño de los grupos contra el azar. Resultados. El entrenamiento revertiría la preferencia inicial de los perros por la clave social, y la intensidad de la reversión dependería de la saliencia de las mismas. Conclusiones El perro elegiría las claves a seguir en función de la fuerza asociativa de las mismas, producto de la historia previa de reforzamiento y no por su naturaleza (social o no social).