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Las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) incorporan animales en áreas como la salud y la educación, con el fin de obtener ganancias terapéuticas y mejoras en la salud y el bienestar de las personas (IAHAIO, 2018). Estas se encuentran en desarrollo creciente, con un gran aumento de su popularidad y profesionalización en los últimos años (Fine et al., 2019). Los perros domésticos (Canis familiaris) son uno de los animales más utilizados para este tipo de intervenciones (Bremhorst y Mills, 2021). Son candidatos óptimos para participar de las IAA, en tanto son una especie de relativamente fácil entrenamiento (e.g., Jofre, 2005), forman relaciones estrechas con las personas que tienen las características de un vínculo de apego (e.g., Payne et al., 2015) y se han observado numerosos efectos benéficos, tanto psicológicos como fisiológicos, en las interacciones perro-humano (e.g., Cirulli et al., 2011; Odendaal y Meintjes, 2003). Además, los perros poseen habilidades excepcionales para la comunicación interespecífica con las personas, dado que son capaces de comprender y responder a señales comunicativas humanas, así como también pueden emitir diversas conductas para comunicarse con las personas (e.g., Gácsi et al. 2004; Hare y Tomasello 2005). Los perros de IAA realizan visitas terapéuticas, educacionales o recreativas en instituciones como hospitales, centros de rehabilitación, geriátricos, escuelas, universidades y prisiones. Al participar en estas tareas tienen una mayor interacción con personas que los perros de compañía, por lo que resultan una población de sumo interés para examinar la flexibilidad de las habilidades sociocognitivas de esta especie en función de las experiencias de vida. Pese a la popularidad creciente de las IAA, aún son escasos los trabajos acerca de las características particulares de dicha población. Se seleccionaron una serie de habilidades relevantes para la práctica de las IAA que incluyen la mirada en tanto respuesta comunicativa, la persistencia de respuestas aprendidas, la sociabilidad y el control inhibitorio. Los hallazgos obtenidos indican que los perros de IAA utilizan en mayor medida la mirada a la cara humana en diversos contextos, destacando la importancia de esta conducta comunicativa. A su vez, muestran una mayor persistencia de sus respuestas aprendidas cuando estas ya no conducen a la obtención de refuerzos. Por otro lado, los resultados iniciales sobre las habilidades de sociabilidad y control inhibitorio arrojaron diferencias mínimas entre los grupos, aunque es necesario continuar indagando acerca de estas capacidades. No obstante, que las diferencias no sean globales posiblemente se relacione con el grado en que dichas habilidades son ejercitadas en el contexto de su trabajo. Los datos obtenidos se agregan a la literatura previa y subrayan la importancia de los aprendizajes en el desarrollo de las habilidades sociocognitivas de los perros domésticos. Específicamente, una mayor interacción con personas podría haber proveído a estos perros de más oportunidades en las que sus habilidades sociocognitivas pudieran ser reforzadas, incrementando dichas conductas. Asimismo, el reforzamiento parcial de sus conductas comunicativas durante las IAA podría haber repercutido en un aumento de su persistencia. Estos estudios revisten un doble interés, ya que a nivel conceptual se enmarcan en el análisis de los efectos de las experiencias ontogenéticas en las habilidades sociocognitivas de los perros. A su vez, tienen un gran potencial a nivel aplicado, ya que conocer más acerca de las características de los perros de IAA puede favorecer su selección y entrenamiento, lo que a su vez puede repercutir beneficiosamente en la calidad de las intervenciones, así como en el bienestar de los animales involucrados.