CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

El origen de la determinación sexual de la descendencia de los mamíferos siempre fue motivo de especulaciones. Hace más de 3000 años, varias teorías, suposiciones y creencias fueron postuladas. En la Grecia antigua los filósofos meditaban sobre la teoría de la determinación sexual, según el lado izquierdo o derecho y del estado caliente o frío. Se especulaba que el testículo del lado derecho originaba descendencia macho y el lado izquierdo hembras. El lado del útero materno fue considerado también un factor determinante. La posición durante el acto sexual (norte/sur) favorecía la generación de machos y hembras. Los estudios científicos que colaboraron con la dilucidación de los factores involucrados en la determinación sexual comenzaron efectivamente con el descubrimiento del espermatozoide, en el siglo XVII, su origen y función en el año 1841, con el descubrimiento de la gameta femenina en el año 1827 y con la constatación de la ocurrencia de la fecundación, solamente al final del mismo siglo. El misterio de la generación fue dilucidado al final del siglo XIX con el descubrimiento de los cromosomas. En esta época se consideraba también que las condiciones ambientales eran determinantes para el sexo de los productos, que las condiciones nutricionales adversas originaban machos, mientras que las favorables hembras. Así como fue relatado que las futuras madres que se alimentaban con dietas basadas en alimentos amargos generaban hijos de sexo masculino. A inicios del siglo XX, con el descubrimiento de los cromosomas humanos y de otros mamíferos se estableció la importancia de los cromosomas sexuales X e Y, siendo el Y responsable por la generación de productos del sexo masculino. En mamíferos euterianos se determinó que la diferenciación sexual es un proceso secuencial que se inicia con el establecimiento del sexo genético o cromosómico (cromosomal) en el momento de la fecundación (XX o XY). El espermatozoide portador del cromosoma Y determinará la formación de un individuo del sexo masculino y el espermatozoide portador de X uno de sexo femenino. La primera fase de la diferenciación sexual es denominada determinación primaria del sexo y es cuando tiene lugar la organogénesis gonadal, en función del sexo genético del embrión, culminando con la formación del fenotipo sexual. Cada etapa de este proceso es dependiente de la etapa precedente y, en circunstancias normales, el sexo cromosómico está de acuerdo con el sexo fenotípico.