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En el contexto de la contaminación ambiental, la problemática atmosférica es uno de los factores que más incidencia tienen sobre los ecosistemas. El estudio de sus efectos depende de no sólo de la medición de las concentraciones de contaminantes en el aire, sino de la evaluación de las modificaciones observadas en los distintos niveles de organización, ya sea a nivel de comunidad, población o individuo. En relación a los efectos de la contaminación sobre seres vivos, el empleo de organismos centinela, o bioindicadores, adquiere relevancia ya que si bien esta metodología no reemplaza las mediciones instrumentales de contaminantes (cuyos valores máximos permitidos en un ambiente se fijan de acuerdo a estándares), proporciona información que sobre los efectos de mezclas complejas de contaminantes y su relación con variables ambientales sobre seres vivos. Los organismos (bioindicadores) responden a la contaminación de dos maneras: a) acumulando elementos y/o compuestos del ambiente y se los define como bioindicadores de acumulación; b) mostrando cambios morfológicos, fisiológicos, químicos y genéticos, y en este caso se identifican como bioindicadores de respuesta fisiológica. Cuando algunas de estas respuestas muestran relación lineal con los niveles de contaminación atmosférica, el bioindicador se denomina biomonitor y su empleo permite estimar la calidad atmosférica mediante comparación de rangos, de zonas entre sí, o en relación a un nivel considerado de base. Por su casi exclusiva dependencia de la atmósfera, los organismos epifitos son los más indicados para estudios de biomonitoreo de la contaminación atmosférica. En la provincia de Córdoba, estudios de biomonitoreo utilizando siete especies de líquenes y tres de vasculares epifitas nos permitieron identificar zonas con diferentes niveles de contaminación atmosférica, así como áreas consideradas críticas por sus elevados niveles de metales pesados en aire. Varias de estas especies fueron calibradas tanto en su respuesta a fuentes de emisión de contaminantes (urbanos e industriales), como en relación a las concentraciones de metales pesados en material particulado atmosférico. Por otro lado, estudios de biomonitoreo a gran escala, nos permitieron detectar interrelaciones entre los niveles de algunos elementos considerados tóxicos en aire y la contaminación de suelos superficiales y aun la transferencia a cultivos con lo cual podrían afectar la salud humana.