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La aplicación de pesticidas es una práctica agrícola habitual que permite aumentar y mejorar la calidad de la producción. Sin embargo, los pesticidas son productos que están destinados a eliminar determinados seres vivos: las plagas. La introducción voluntaria de estos biocidas ¿debe ser considerada como un perjuicio para los ecosistemas? ¿cuándo y en qué condiciones los pesticidas deben ser considerados contaminantes? Las contaminaciones debidas a los pesticidas son descubiertas principalmente cuando estos productos se detectan en las aguas o en los alimentos. Sin embargo antes de llegar al agua o a los alimentos, la mayor parte de los pesticidas, transitan por el suelo que ocupa una posición central en la regulación de las contaminaciones debido a que el comportamiento de los pesticidas en el mismo condiciona su dispersión a otros compartimentos del ambiente (agua o alimentos). Frente a estos contaminantes los suelos podrán tener una doble función de depuración y de acumulación provocando la eliminación o la disminución de los impactos medioambientales. Por otra parte, esta capacidad amortiguadora podría ser superada dando lugar a que el suelo se convierta en fuente de sustancias peligrosas. Es importante considerar además que los suelos son en si mismos una recurso difícilmente renovable y donde la presencia de contaminantes puede afectar su utilización en una perspectiva de desarrollo durable. Es en ese contexto que la consideración de los pesticidas como contaminantes surge como un tema de controversia. El objetivo de la utilización de los pesticidas en agricultura es de proteger los cultivos, para mantener un nivel de producción y calidad compatibles con las demandas, práctica que se inscribe en los principios de una agricultura sustentable. Pero desde un punto de vista ambiental, la utilización agrícola de los pesticidas puede ocasionar problemas cuando se dispersan en el ambiente.