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El uso de látex poliméricos en aplicaciones biomédicas es de gran interés, en particular en el desarrollo de reactivos de inmunodiagnóstico. Esto se debe a la versatilidad de los procesos en emulsión para producir látex de tamaño uniforme y funcionalidad deseada. Un inmunoensayo se basa en la reacción específica entre un antígeno (Ag) y un anticuerpo (Ac). Si cualquiera de ellos se encuentra soportado sobre la superficie de las partículas de un látex, entonces la reacción inmunológica se ve amplificada debido a la aglutinación de las partículas. Las principales ventajas de este método son su rapidez, bajo precio y la posibilidad de visualizar los resultados por simple observación directa. El anclaje de las biomoléculas a la superficie de las partículas se puede realizar mediante unión física o química. La naturaleza hidrofóbica de los látex de poliestireno (PS) favorece la adsorción física de las proteínas. Singer y Plotz realizaron las primeras aplicaciones de los látex de PS en inmunoensayos y desde entonces, se realizaron numerosos estudios sobre su síntesis, el control del tamaño de partículas y sus propiedades superficiales, y su aplicación. Debido a las desventajas que presenta la adsorción física (reversibilidad del proceso, alteración de la conformación de las proteínas adsorbidas, y posibilidad de aglutinación inespecífica), se comenzaron a emplear látex funcionalizados para la unión química de las proteínas. De esta manera, se previene la desorción parcial de la proteína y se ayuda a preservar su conformación. Además, la superficie altamente hidrofílica de las partículas, disminuye el riesgo de aglutinaciones inespecíficas. En este trabajo, que es continuación de otros previos, se considera la unión física y química de varias proteínas antigénicas del T. cruzi sobre partículas de látex, para procurar producir un reactivo capaz de detectar la Enfermedad de Chagas.