Las huellas del terrorismo de Estado sobre el movimiento obrero

CYNTHIA RIVERO; NURIA GINIGER; MARCELO HERNÁNDEZ; SEBASTIÁN GUEVARA

El movimiento obrero en disputa

CICCUS

Lugar: Buenos Aires; Año: 2011; p. 143 - 162

Desde 1974 el valor de la fuerza de trabajo, expresado tanto en el salario real como en el conjunto de las condiciones de trabajo, viene experimentando una constante- aunque variable en su forma y velocidad- caída. El terrorismo de estado aceleró y profundizó este proceso, expresado tanto en el disciplinamiento del movimiento obrero como a través de la imposición posterior de nuevas condiciones de producción. De este modo las políticas represivas ejecutadas por la dictadura militar pusieron especial atención en desarticular las distintas formas de acción política de la clase obrera, sea aquellas de carácter político militar (ya muy disminuidas para 1976) como las diferentes organizaciones gremiales. Así, la represión desplegada desde el terrorismo de estado expresó un punto de inflexión sobre las condiciones de vida y de trabajo de los miembros de las comisiones internas, delegados y activistas sindicales que formaban parte del movimiento obrero en Argentina. Durante 1975 la represión en Villa Constitución y la militarización de la fábrica Ford a partir del golpe militar de 1976 inauguraron, con la cárcel, la tortura y la muerte, un modo sistemático de accionar de las fuerzas armadas en complicidad con ciertos sectores económicos contra la posibilidad del triunfo de un proyecto popular. Esta ofensiva del capital sobre el trabajo abrió el camino para la imposición de nuevas condiciones que resultarían en general desfavorables para los trabajadores y sus organizaciones sindicales. No obstante, este proceso no estuvo exento de contradicciones, avances y retrocesos en la defensa que realizaron los trabajadores de sus propios intereses.