BECAS
DAIN Mariana Rosa
libros
Título:
Las metáforas de la tolerancia: construcciones discursivas de la prostitución. Córdoba, 1883-1910
Autor/es:
DAIN MARIANA Y OTERO ROMINA
Editorial:
Ferreyra Editor y Editorial de la Municipalidad de Córdoba
Referencias:
Año: 2003 p. 146
ISSN:
987-97388-8-8
Resumen:
Los discursos dominantes organizaron la crítica de la sociedad a través de un sistema complejo de dicotomías; cada una de las virtudes del universo burgués evocó a su antítesis: el trabajo al ocio, el ahorro al lujo, la moral a la corrupción, el orden al libertinaje, la salud a la enfermedad. El afán de pensar y de actuar en términos de contrarios (rechazando lo equívoco y lo ambiguo), de definir y de excluir con nitidez, otorgó cierta seguridad en un momento en que la sociedad cordobesa asistía confusa a toda una serie de cambios y transformaciones.Los valores exaltados tuvieron siempre como contracara al valor desacreditable, y ambos se asociaron de manera tan íntima que pareció imposible comprender uno sin referenciarlo en el otro. A la ?deificación? del trabajo, del orden, de la disciplina, del ahorro y de la salud siguió la ?diabolización? del ocio, del juego, del lujo y de la sexualidad.La tibieza provinciana de la modernidad fue asumida por los discursos que, reticentes a la incorporación del tópico prostitución, prefirieron, antes bien, la referencia velada, la ironía, la comparación y la metáfora. No obstante, la discreción discursiva debió ser abandonada, como efectivamente ocurrió, cada vez que el orden, la moral o la salud públicos se descubrieron amenazados; en estos casos el imperativo se transformó: el peligro debió ser identificado, nominado.Existió un motivo implícito, por el cual los discursos aceptaron renunciar a la reserva y a la ambigüedad; cuando la prostitución importó una invasión al universo femenino, la preocupación funcionó como una licencia que permitió nombrar al peligro. De todos modos, esta operación fue realizada dentro de una estrategia más amplia, que tuvo por objetivo fijar a la mujer en su lugar; esto es, el que ha sido (y es) construido para ella. Por lo tanto, las restricciones que constituyeron a estos discursos no impidieron que la prostitución fuera tematizada. La forma en que los discursos tematizaron el tópico de la prostitución se encuadra dentro de la concepción moral de lo social dominante en la época. Aquellos explicaron el comercio sexual, principalmente, como producto del afán de lucro, de la ambición desmedida o de la corrupción de las mujeres que la ejercían; esas causas remitían, en última instancia, a fallas en la constitución moral de los individuos y de la familia. De esta manera, los discursos construyeron a la prostitución como un problema que radicaba en la moralidad-inmoralidad de los individuos, desvinculándolo de fenómenos de carácter socioeconómico, como las condiciones materiales de vida de los sectores populares y, en conexión con ella, el trabajo femenino. De la legalización de su actividad no devino su plena aceptación la circunscripción de radios para ejercer el comercio sexual y para resguardar a la autodenominada ?gente decente? señaló -en todo el período que nos ocupa- la preocupación y el temor que continuó engendrando la actividad -aun la legalizada-. Una constante vigilancia y un estricto control -inclusive del espacio- fue el antídoto más eficaz que encontraron las autoridades para tolerar un trabajo que era, a priori, condenado.No obstante, el criterio de la tolerancia cesa cuando la prostituta se distancia de los circuitos que impone la legalidad. Para las clandestinas sólo cabe una intervención represiva; las sanciones sobre aquellas mujeres no estaban, sin embargo, vinculadas únicamente con la transgresión a la ley, sino -y principalmente- con la alteración que su condición generaba a las definiciones genéricas y de clase que estaban siendo precisadas al momento de la conformación de la comunidad nacional.