BECAS
PERRONE NicolÁs HernÁn
congresos y reuniones científicas
Título:
Los jesuitas no están conmigo pues ellos están contra mí?: el anti-jesuitismo en la Buenos Aires rosista después de la restauración: algunos interrogantes
Autor/es:
NICOLÁS HERNÁN PERRONE
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Workshop; Workshop Perspectivas analíticas y nueva agenda de trabajo. Catolicismo y agencias religiosas entre los siglos XVIII y XX; 2021
Institución organizadora:
Grupo Religio perteneciente al Instituto de Historia Argentina y Americana ?Dr. Emilio Ravignani?
Resumen:
A grandes rasgos el relato sobre la restauración de la Compañía de Jesús en el Río de la Plata −luego de casi 70 años de discutible ausencia− es medianamente conocido. Un grupo de jesuitas españoles fue convocado a Buenos Aires por el gobierno de Juan Manuel de Rosas aprovechando las persecuciones liberales a las cuales era sometida la orden ignaciana en la península ibérica. Los sacerdotes arribaron en 1836 y fueron cordialmente recibidos por una pequeña comitiva de autoridades político-locales. Casi inmediatamente el gobierno de Rosas no sólo les devolvió la antigua iglesia de san Ignacio, sino también las instalaciones del colegio que había pertenecido a la Compañía de Jesús antes de la expulsión. Sin dilación, los recientemente arribados jesuitas se aplicaron al ejercicio de los ministerios tradicionales de su orden; pusieron rápidamente en funcionamiento el colegio −bajo la demanda de numerosas familias porteñas, según señalan las propias fuentes jesuíticas−, intentaron establecer misiones volantes en la campaña bonaerense y resucitar un ambicioso proyecto institucional: las misiones entre los guaraníes en el Paraguay. Sin embargo, rápidamente los sacerdotes ignacianos se enemistaron con el gobierno rosista. Los jesuitas −y puntualmente su vice-provincial Mariano Berdugo− fueron principalmente acusados de ser unitarios y, por lo tanto, de no mostrar un apoyo efusivo y visible al gobierno de Juan Manuel de Rosas. A pesar de los intentos modestos de contentar a Rosas −evitando simultáneamente caer en lo que ellos consideraban excesos de la liturgia rosista− estos sacerdotes fueron sometidos a una campaña gubernamental de desprestigio y de ataques directos que forzaron al vice-provincial a escaparse de Buenos Aires en 1841 y, finalmente, al gobierno a decretar la expulsión de la Compañía en 1843. Luego de este segundo extrañamiento los jesuitas se dispersaron tanto a otras provincias de la Confederación, como a otros países de América del Sur. Únicamente después de la caída de Juan Manuel de Rosas pudo la Compañía de Jesús regresar a Buenos Aires de manera definitiva.