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Las habilidades de autorregulación resultan críticas para el éxito tanto en aspectos claves del desarrollo infantil como en el desempeño escolar (Graziano, Reavis, Keane, & Calkins, 2007; Gumora & Arsenio, 2002), el bienestar (Ehrenreich-May, Kennedy & Remmes, 2015) y la competencia social (Rubin, Coplan, Fox & Calkins, 1995; Shields, Cicchetti & Ryan, 1994). Distintos estudios muestran consistentemente que desde los niveles de escolaridad inicial y a lo largo de toda la educación básica, la implementación de programas de intervención de diverso tipo tienden a incrementar las habilidades sociales y emocionales, a favorecer el desarrollo de conductas pro-sociales, a disminuir la prevalencia de problemas conductuales y a mejorar el rendimiento académico (Durlak, 2009, 2011). Durante la etapa escolar, se producen cambios importantes en el desarrollo cognitivo que repercuten en estos procesos, los cuales pueden ser estimulados a través de la enseñanza y práctica sistemática (Mischel et al, 2011). En nuestro país, diferentes investigadores y equipos de investigación vienen trabajando en forma conjunta o aislada hace años temáticas vinculadas a la autorregulación y desarrollando diversos dispositivos para fortalecer habilidades socio-emocionales y funciones cognitivas vinculadas a la autorregulación. Por tanto, el objetivo de esta presentación consiste en relevar, sistematizar, sintetizar y evaluar el impacto de los principales tipos de programas de intervención implementados en nuestro país. La búsqueda, selección y clasificación de estudios se hizo a través del método PRISMA-P, aquí sólo se reportarán resultados parciales y conclusiones generales y no la búsqueda exhaustiva y detalles de estos programas.

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