BECAS
REINOSO Paula Daniela
congresos y reuniones científicas
Título:
Territorialidades, conflictos y resistencias. Las ocupaciones de tierra en el valle de Punilla, Córdoba
Autor/es:
REINOSO, PAULA
Reunión:
Workshop; Jornadas de trabajo sobre r-existencias - LEMTO (UFF) y DESA (UNC); 2018
Resumen:
El objetivo de nuestra investigación es comprender y analizar los procesos de configuración de los territorios/territorialidades en disputa en el marco de ocupaciones de tierra, en el valle de Punilla, Córdoba, Argentina. El interés por el objeto de estudio radica en el hecho de que en los últimos años en dicha región han tenido lugar numerosos conflictos por la tierra , que aquí proponemos entenderlos como disputas por el territorio, ya que allí se registran históricos procesos de conflictividad en relación al uso y la distribución del espacio y al modo de significarlo.Es innegable en la historia de nuestras sociedades, la creciente desigualdad en el acceso y tenencia de la tierra. Harvey (2004) ?retomando a Rosa Luxemburgo- ha utilizado el concepto acumulación por despojo para dar cuenta el proceso de expropiación de la naturaleza, de los seres humanos y sus mundos de vida (Composto y Navarro, 2012), que es constitutivo del capitalismo, y el cual se ha visto reforzado en la actual etapa neoliberal y financiera, implicando una renovación de las dinámicas del capital. Asimismo, Ciuffolini (2008) plantea que, si bien la expropiación capitalista tuvo al salario como lugar central, en los países de la periferia la expropiación fue cooptada, a su vez, por la lógica de dominación colonial (Quijano, 2002), poniendo énfasis en lo colectivo y lo social y concentrándose en los bienes comunes tales como la tierra, el agua, los minerales, etc. No es de extrañar entonces que, en este marco, las ocupaciones de tierra hayan sido una constante a lo largo de todo el siglo XX y en la actualidad. No obstante, los procesos de ocupación de tierras en los últimos años en dicha región de la provincia de Córdoba, nos coloca ante un nuevo desafío para poder comprender un particular patrón de ocupación del espacio ?serrano? . Allí nos encontramos, por un lado, con las denominadas ?tomas? de tierra: aquí estamos hablando de un sector de esa diversidad que son ?los sin tierra? que, bajo la presión provocada por condiciones de vida precarias (Avalle, et. al., 2013) o por transformaciones en las propias subjetividades a raíz de la crisis del orden moderno-colonial, se desplazan hacia afuera de las grandes ciudades ocupando espacios para producir/reproducir sus condiciones de vida. De esta forma, en la región estudiada encontramos una diversidad de ?tomas? en cada uno de los poblados de las serranías: el Suncho Huayco en Bialet Massé, San Jorge en las afueras de Cosquín, Comechingones en Cuesta Blanca, la toma de Casa Grande, solo para nombras algunas. Por otro lado ? pero en un mismo movimiento de resistencia - nos encontramos con procesos de recuperación de territorios ancestrales , como es el caso de La Comunidad Ticas del Pueblo Nación Comechingón que se encuentra actualmente en la lucha por el reconocimiento legal del territorio y en conflicto con desarrollistas inmobiliarios que avanzan hacia sus tierras. En este marco, se fue generando un escenario donde la emergencia de los conflictos por la tierra aparece, por un lado, como respuesta a una necesidad concreta de garantizar las condiciones materiales de vida y, a su vez, como una opción política. Todas ellas, con sus diversos procesos, se han encontrado en un lugar común de construir otras formas de ocupación del espacio serrano, planteando otras formas de relacionamiento con la naturaleza, construyendo nuevas territorialidades propias de la región, en oposición a la territorialidad estatal y del capital Todos estos procesos de ocupación se dan, como bien dijimos, en el marco de un desarrollo turístico cada vez más fuerte y planificado, donde el capital inmobiliario avanza y se territorializa -amparado por las políticas estatales- despojando poblaciones y bienes comunes, para la generación de sus ganancias . De esta forma, las políticas estatales han estado orientadas al ?uso indiscrecional del suelo, el desmonte y el avasallamiento urbano e inmobiliario ?(Ecos-Córdoba, 2017). En este marco, la tensión se genera entre quienes ocupan esas tierras (los poseedores) y quienes las pretenden para realizar proyectos inmobiliarios o turísticos, donde el Estado cumple un papel fundamental. Entendemos que se trata de diferentes ? y opuestas - matrices de racionalidad y, por tanto, de territorialidades que suponen una relación de conflictividad . Todo ello nos presenta un interesante fenómeno de estudio local/regional; de ahí que resulte necesario rescatar las formas de apropiación del territorio que los sujetos hacen, las dinámicas territoriales, de poder y resistencia, de oposición y complementariedad entre los grupos/clases sociales involucrados. Es por ello que planteamos una propuesta metodológica cualitativa para la realización de nuestros objetivos. Para ello, proponemos hacerlo desde una perspectiva socio-espacial (Betancourt, 2015) buscando las herramientas conceptuales y metodológicas en la amplia literatura de la geografía contemporánea. Desde allí, y con gran influencia de los movimientos campesinos e indígenas, los conceptos de espacio y territorio han cobrado protagonismo en las últimas décadas (Sack, 1983; Raffestin, 1987, 1993; Haesbaert, 1997, 2002, 2004; Porto-Gonçalves, 2009). Desde esta perspectiva, el territorio es recuperado fundamentalmente ?como una categoría de denuncia de relaciones sociales expropiatorias sobre los sujetos y sobre la naturaleza, como una forma de resistencia ante las gigantes desigualdades; y como vehículo de la reapropiación, resignificación y creación de nuevas relaciones sociales? (De la Vega, 2017: 208), de allí su potencialidad como categoría analítica. Como señaló Porto Gonçalves, ?hay una batalla por la descolonización del pensamiento a la que la recuperación del concepto de territorio puede contribuir? (2006:161, t/p en Schmidt, 2014). En este sentido, fundamentalmente tomamos para nuestro proyecto los aportes realizados por el geógrafo Porto Gonçalves, quien define al territorio como una ?categoría espesa que presupone un espacio geográfico que es apropiado y este proceso de apropiación ?territorialización- enseja identidades ?territorialidades- que están inscritas en los procesos siendo, por tanto, dinámicas y mutables, materializando en cada momento un determinado orden, una determinada configuración territorial? (2009: 44). De allí se desprende que estas ?configuraciones territoriales? que conforman diferentes topologías sociales, habilitan diferentes ordenamientos territoriales con diferentes ?formas-contenidos? (en términos de Santos, 2000 en Betancourt 2015). Es así que la tríada territorio-territorialización-territorialidad es un proceso social ?que se encuentra en permanente cambio y es esencialmente político, por lo que envuelve relaciones de poder y formas de ser-saber-hacer- en/con/sobre un espacio geográfico, que entran en conflicto? (Betancourt, 2015: 37). De ahí que hablamos de muchos territorios, y no de uno. En este marco, entendemos la importancia de evitar el fuerte sesgo historicista que ha caracterizado las ciencias sociales. Santos (1996) ha sido claro al afirmar que ?la geografía debe ocuparse de investigar cómo el tiempo se vuelve espacio y cómo el tiempo pasado y el tiempo presente tienen, cada cual, un papel específico en el funcionamiento del espacio actual? (57 en Tomadoni, 2007). En ese sentido, compartimos con Betancourt (2015) el recupero de marcos conceptuales que permitan comprender la multiplicidad espacio-temporal que está presente en cada espacio. En ese sentido, los aportes de Santos (1978 en Betancourt, 2015) en relación al concepto de la simultaneidad de lo no cotáneo o de Bloch (2001) sobre la contemporaneidad de lo no cotáneo o también de Wallerstein (1997) sobre los diversos espaciotiempos de larga, media y corta duración que habitan el espacio actual, resultan claves interesantes para el análisis de esa continuidad-discontinuidad. En ese sentido, es clave para nuestro análisis poder establecer las periodizaciones que caracterizan cada momento de la formación social, identificando ciclos de acumulación y despojo, los grupos/clases sociales que han protagonizado el proceso de configuración de ese espacio geográfico y sus relaciones contradictorias (Porto Gonçalves, s/f). Si el espacio es tiempo condensado, entonces esta condensación puede estar visible a través de las ?marcas?, ?huellas?, ?testimonios? que se inscriben en las formas: las observaciones de estas marcas, son los indicadores de los cambios/persistencias que acaecen en cada formación social (Tomadini, 2014).