INVESTIGADORES
SOSA-ESTANI Sergio Alejandro
congresos y reuniones científicas
Título:
Tratamiento de la infección con Trypanosoma cruzi en fase crónica (Enfermedad de Chagas)
Autor/es:
SOSA-ESTANI S
Lugar:
México
Reunión:
Simposio; Centenario del Descubrimiento de la Enfermedad de Chagas; 2009
Institución organizadora:
Facultad de Medicina, UNAM
Resumen:
La enfermedad de Chagas, causada por el Trypanosoma cruzi fue descrita en Brasil por Carlos Justiniano Riveiro das Chagas en 1909 como una entidad de nosológicas humana. Veinte años después Salvador Mazza demostró la extensión endémica de la enfermedad en Argentina. Desde los años 1950, los estudios han indicado una correlación entre la presencia de triatominos, la incidencia de T. cruzi, y la enfermedad cardíaca atribuida a la enfermedad de Chagas (Rosenbaum y Cerisola, O Hospital, 1958). En Argentina el Triatoma infestans es la única especie domiciliada, aunque existen otras especies ubicadas principalmente en el peridomicilio,  también capaces de transmitir el T. cruzi.   La enfermedad de Chagas es la principal endemias transmitidas por vectores en Argentina. Para prevenir los nuevos casos, se debe trabajar en el control de la transmisión por vectores principalmente. Para esto se debe realizar el control de las poblaciones de T. infestans, con rociado con insecticidas cada vivienda. Posteriormente, se debe mantener la vigilancia permanentemente. Este trabajo debe ser contiguo y continuo, ya que se ha demostrado que dejar las zonas tratadas sin vigilancia, significa tener igual nivel de transmisión, tres años después de tratadas las viviendas (Dohna et al., J Appl Ecol 2007) y un foco es suficiente para recrear las poblaciones del vector.     Para la segunda vía en importancia sanitaria, la vía transfusional,  en Argentina existe una  cobertura del control de la sangre a transfundir, que responde a una red coordinada desde la ANLIS. La tercera vía de transmisión de importancia en salud pública es la transmisión congénita. Aunque no podemos evitar la ocurrencia del evento durante el embarazo, podemos detectar precozmente al hijo de madre infectada por T. cruzi,  nacido infectado y realizarle un tratamiento oportuno (Sosa-Estani, Rev Soc Bras Med Trop 2005). En este caso se ha demostrado una alta eficacia terapéutica. Aunque existen limitaciones en la disponibilidad de métodos simples y sensibles para el diagnóstico al nacer. Otra vía de transmisión posible es el transplante de órganos. Para controlarla se deben realizar controles serológicos a los donantes y el receptor. Se recomienda realizar el monitoreo específico del receptor en caso de haberse realizado el transplante desde un donante infectado por T. cruzi. Para evitar la transmisión por accidentes en trabajadores de la salud e investigadores se debe aplicar las normas universales de bioseguridad. La vía de transmisión oral descripta por Mazza en Argentina (1936), no registra denuncias en nuestro país. Contrariamente, es actualmente la principal causa de ocurrencia de casos Agudos en Brasil y otros países de la cuenca amazónica. Esta vía podría prevenirse con buenas prácticas en la manipulación de alimentos.   En Argentina, desde 1962, año de inicio de las campañas  de control vectorial se han logrado importantes progresos y  gran impacto, demostrados por la disminución de la tasa global de infestación en las viviendas de más del 50% en 1962 a menos del 1% en 2004. El desenvolvimiento del PNC permitió la reducción de la seroprevalencia de T. cruzi desde el 10,1% en el grupo de edades de 20 años en 1965-1969 al 5,8% en 1981 y 1,9% en 1993 en varones de 18 años (Segura et al., Am J Trop Hyg 2000). Entre 1993 y 1998 el Programa Nacional de Control de Chagas incorporo a nivel nacional la estrategia del control con participación de la comunidad. Esto permitió ampliar la cobertura lograda hasta entonces, disminuyendo drásticamente la notificación de nuevos casos ocurrido por transmisión vectorial (Segura, OPS 2002).   En Argentina se alcanzó la certificación de la interrupción de la transmisión por esta vía en 5 estados del país (Segura, OPS 2002, Zaidenberg et al., Rev Soc Arg de Cardiol 2004 ). Alcanzó la interrupción también de la transmisión transfusional del T. cruzi, e instalando el control de la transmisión congénita y el diagnóstico y tratamiento etiológico de la población en edad escolar a nivel nacional. Asimismo, la discontinuidad de las acciones pueden generar el riesgo de la reinfestación con triatominos y la reinstalación de la transmisión vectorial tal como se observó en los últimos años en algunos estados Argentinos, principalmente localizados en la región geográfica del Gran Chaco (Gurtler, Mem Inst Oswaldo Cruz 2009). Estudios de identificación por genotipificación indican que el linaje predominante en el huésped humano es el Tc II, principalmente Tc IId (Diosque et al., Int J Parasitol. 2003, Cardinal et al., Int J Parasitol. 2008), a igual que en los otros países de la región del cono sur de América. Entre los reservorios con mayor responsabilidad en el mantenimiento del ciclo fue ampliamente descripta la responsabilidad de los perros quienes mantienen de forma sostenidas altas parasitemias (Ruiz et al. Medicina (B Aires). 1985, Gurtler et al., Trans R Soc Trop Med Hyg. 1991, Cardinal et al, Acta Trop. 2007).   En 2007 sobre casi 520 mil viviendas en área endémica según informe del PNCh, el 60% de la viviendas se encontraban activa con la vigilancia vectorial. Este trabajo arrojo en domicilios evaluados en la etapa del rociado en fase de ataque, una tasa de infestación en domicilios de 22% [1.4% - 38,3%]. Entre 19.000 insectos capturados en domicilio y peridomicilio la tasa de infección con T. cruzi fue de 7.9% en insectos del domicilio y 1.2% en peridomicilio.   Si bien se certificó la interrupción de la transmisión vectorial en 5 provincias, los índices indican que aún existen zonas de alto riesgo tal como lo demuestran la notificación de casos agudos por transmisión vectorial entre 2000 y 2007 una mediana de 17 casos con rangos de 11 (2002) y 27 (2004 y 2006), en zonas donde se han intensificado las acciones durante 2008. Por otro lado el control de la sangre a transfundir con coberturas de casi el 100% muestra prevalencias de infección en los donantes de 3,2% (rango en provincias de 0.08% a 14.0%), demostrando la necesidad de sostener esta estrategias por el alto riesgo de accidentes de transmisión por esta vía si no se controlara la misma. El tamizaje de mujeres embarazadas informado entre 140.000 mujeres controladas en 2007, muestra una prevalencias de infección de 4,7% [0,7% - 14,2%]. Se estima que ocurrirían entre 800 y 1300 casos nuevos de casos de Chagas por la vía congénita (Gurtler et al Emerg Infect Dis 2003). La transmisión congénita en Argentina está teniendo un crecimiento relativo en importancia debido al avance del control de la transmisión vectorial y la consolidación del control de la transmisión transfusional. Esto se debe a que en el futuro, esta vía será la que aportará los casos nuevos en la medida que se alcance completamente el control de las transmisiones vectorial y transfusional. Asimismo el sistema de vigilancia notificó 316 casos en 2007, mostrando esto un déficit en el diagnóstico o en la notificación de casos diagnosticados (Sosa-Estani, Rev Soc Bras Med Trop 2005).   El conjunto de las acciones históricas muestras su eficacia en la disminución de la prevalencia de infección en la población infantil. En casi 68.000 estudios serológicos realizados en 2007 en población menor de 15 años de edad se detectó en áreas donde se iniciaba la vigilancia una prevalencia de infección 1.9% y en áreas con vigilancia instalada 0,6%. Asimismo la prevalencia de infección en menores de 5 años de 3.1% en niños residentes en áreas donde se iniciaba el rociado de ataque indican transmisión activa al momento de iniciar las acciones (Sosa-Estani et al, Medicina BsAs, en prensa).   Investigaciones clínicas realizadas en principio de los 90 (Sosa-Estani et al, Am J Trop Med Hyg 1998) permitieron incorporar en forma programática el diagnóstico y tratamiento etiológico en la población infantil infectada. El Programa Nacional de Chagas promueve y apoya desde 1993 actividades para el diagnóstico y el tratamiento de niños infectados con T. cruzi residentes en áreas bajo vigilancia de transmisión vectorial. (Segura, OPS 2002, Guias de Atención Pacientes Infectados con T. cruzi MSN, Argentina 2006). La tasa de cobertura de tratamientos en una preocupación así como la calidad con que esta población es asitida. La ausencia de información acerca de esto generó la realización de un estudio para responder estas preguntas. Datos preliminares  muestran no fue posible estimar adecuadamente la cobertura la cual se hopotetiza es de alrededor del 30%, que indicadores de oportunidad son óptimos mientras que otros sobre calidad de registro de datos  en las historias clínicas muestras falencias (Sosa-Estani, Datos no publicados).   Adicionalmente, los procesos de migración recientes han mostrado que ninguna región está exenta de la ocurrencia de una transmisión autóctona  local causada a través de alguna de las siguientes vías: transfusional (Mallimaci Rev Panam Salud Publica. 2001), congénita (Mallimaci et al., Rev Panam Salud Publica. 2001, Mallimaci et al., Am J Trop Med Hyg 2009 en prensa), por trasplante de órgano (Kun et al., Clin Infect Dis 2009), o por el uso de agujas compartidas para inyección de drogas (Dolcini et a., Rev Argent Microbiol 2008).         Las Estimación mas reciente de la OPS (2006) sobre la magnitud del problema en Argentina indican que habría 7.300.000 personsa expuestas, 1.600.000 infectados, más de 300.000 personas con cardiopatía producida por T.cruzi. La experiencia en Argentina ha demostrado que las actividades relacionadas al control de la enfermedad de Chagas realizadas por Atención Primaria de la Salud y la comunidad (Segura et al Medicina BsAs 1994) pueden atender eficientemente el nivel de prevención primaria a través de la promoción, y de acciones específicas para controlar la infestación y evitar reinfestación por triatominos en las viviendas del área endémica. Además puede actuar en  el nivel de Prevención Secundaria a través de la detección precoz de la infección con Trypanosoma cruzi y el tratamiento oportuno de los casos. La aplicación de esta estrategia ha sido capaz de optimizar la oportunidad de  control de la transmisión y de la atención médica.   La incorporación de estos problemas entre las acciones de políticas de estado vinculadas a la salud pública, sumada a la organización y coordinación entre el estado nacional, provinciales, instituciones de investigación y organizaciones comunitarias deberá ser la base para lograr la justificación técnica, aplicación y sustentabilidad de las estrategias de control implementadas.