BECAS
BRUNO Paula
congresos y reuniones científicas
Título:
Retratos post-mortem de Prilidiano Pueyrredón y Benjamín Franklin Rawson. Una aproximación antropológica a la relación con la muerte a través de las imágenes
Autor/es:
BRUNO, PAULA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; XI Jornadas Estudios e Investigaciones Artes visuales y música; 2014
Institución organizadora:
Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio Payró
Resumen:
Este trabajo se propone acercar como problemática los retratos post-mortem en el contexto de una tradición europea que se generaliza y sufre modificaciones a lo largo del siglo XIX. Se tomó como corpus de análisis retratos de Prilidiano Pueyrredón y Benjamín Franklin Rawson producidos durante las décadas del ?50 y el ?60. Los autores que estudiaron retratos fúnebres los ubicaron dentro del amplio corpus de retratos producidos durante el siglo XIX [TROSTINÉ 1951, RIBERA 1982, GIUNTA 1999]. Sin embargo es necesario distinguir un origen específico para la realización de estas imágenes. De acuerdo con la definición propuesta por Hans Belting ?todo lo que pasa por la mirada o frente al ojo interior puede entenderse como una imagen, o transformarse en una imagen. [?] encarnación de un muerto, que ha perdido su cuerpo, nos lleva a preguntarnos qué papel desempeñó la muerte, en términos muy generales, en la determinación humana de inventar imágenes? [BELTING (2002) 2007: 14-15]. En este sentido, la imagen de un difunto se convierte en un sustituto virtual del propio fallecido. Jay Ruby considera que el retrato pictórico póstumo conmemorativo o mortuorio provee un precedente a la fotografía postmortem [RUBY (1995) 1999: 46]. Los retratos de difuntos realizados por Pueyrredón y Franklin Rawson se encuentran dentro de la tipología que Ruby denominó as alive [?como vivo?] que es una clasificación de la fotografía postmortem pero proviene de los retratos pictóricos. El retrato del difunto como vivo pretende negar la muerte y para ello Rawson y Pueyrredón utilizan daguerrotipos del modelo en vida [RIBERA: 1982]. Virginia de la Cruz Lichet, siguiendo la línea iniciada por Ruby, hace un relevo de la tradición de representación del difunto, que atraviesa diversas culturas y refiere a la intención de fijar en una materialidad los rasgos físicos del ser querido para evitar la inexorable descomposición del cuerpo [CRUZ LICHET 2010: 24]. El embellecimiento de la imagen a través de recursos pictóricos sigue con la línea de negación de la muerte, pero elementos simbólicos aparecen para transmitir el carácter póstumo. 1 Este análisis se enmarca dentro de la línea de trabajo Imagen y muerte perteneciente al grupo de investigación Antropología de la imagen. http://www.irudi-uba.com/ 2 Pueyrredón realizó retratos de difuntos como Retrato de Mercedes Arana Beláustegui de Pérez (1865), donde recurre al uso de flores como fondo y una silla delante del personaje, En Retrato del coronel Don Alejandro Díaz (1866) utiliza el uniforme oficial, el paisaje de la batalla de Curupaytí y el ocaso de fondo, que indica carácter póstumo. En relación con este suceso Pueyrredón recurre a otro uso de la imagen relacionado con la muerte: el retrato de duelo. En Retrato de doña Josefa Sáenz Valiente de Díaz (1866) utiliza como simbología de la muerte el sauce llorón para representar en el espacio a la viuda del cnel. Díaz, con su atuendo de luto. Otros retratos frecuentados durante el siglo XIX resultaban ser los de los niños. En el Retrato de Eduardo Lahitte Uribelarrea (1868) Franklin Rawson emplea una pose de estudio con el brazo apoyado en un promontorio de tierra, detalle que alude al carácter de difunto. El paisaje de fondo es una forma de ubicar al retratado en un espacio natural, pero también remite a los telones de los estudios fotográficos [AMIGO 2010]. De esta manera se destaca la importancia del estudio de los retratos fúnebres para identificar cómo se convivía con la muerte en esos años.