INVESTIGADORES
BORELLI Marcela
congresos y reuniones científicas
Título:
La actividad hermenéutica en Petrarca: Influencias agustinianas.
Autor/es:
BORELLI, MARCELA
Lugar:
Universidad de Morón. Facultad de Filosofía, Ciencias de la Educación y Humanidades
Reunión:
Congreso; La Filosofía Medieval en el Pensamiento Moderno y Contemporáneo. Tiempo y lenguaje: el retorno de lo diferido.; 2008
Institución organizadora:
Facultad de Filosofía , Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad de Morón
Resumen:
Durante la Edad media, la interpretación alegórica se reducía a los textos sacros.  Petrarca plantea la cuestión en el ámbito de la poesía profana, trasponiendo categorías y modelos medievales.  La fuente explícita que cita como modelo hermenéutico (Sen. IV, 5) es Agustín, del cual, sin embargo, se distancia en ciertos aspectos. Agustín plantea el problema hermenéutico en el marco de la lectura alegórica del Génesis (Confesiones XI, 5).  Allí sostiene que no es posible hacer una exégesis válida del exacto valor que daba Moisés a sus palabras, pues éstas pues pueden comunicar equívocamente las intenciones del hablante.  De esta manera, la diversidad de interpretaciones del génesis es válida, pero teniendo como legitimación la verdad profunda y sustancial del Verbo divino que se alcanza en el foro interno. Petrarca lo plantea en el marco de la literatura profana.  La voluntad del autor nos es inaccesible, por lo tanto la verdad del texto se ciñe a la "littera".  La polisemia de interpretaciones es igualmente válida, teniendo por garantía del ejercicio interpretativo una verdad que reviste diversos sentidos: histórico, moral y existencial propios de la experiencia humana universalmente válida. Agustín admite la diversidad de interpretaciones, sosteniendo que es necesario sobrepasar la verdad exegética para llegar a una más profunda y trascendente, que se alcanza en el foro interno, capaz por sí sola de legitimar la interpretación. Petrarca entrega una fuerza interpretativa llena de responsabilidad  al intérprete y lo hace el depositario de la verdad hermenéutica que es su propia verdad personal.  Esa es la verdad poética.  El acto interpretativo no retrocede de la letra a la intención del autor, sino que se identifica con el acto de lectura, pues la totalidad histórica del hombre es el horizonte de verdad que supone ya una competencia humana que a la vez lo transforma en intérprete de su propia vida.  La diversidad de interpretaciones es el punto de partida para Agustín, mientras que para Petrarca es punto de llegada.