BECAS
PINEDA PINZÓN Edith Carolina
congresos y reuniones científicas
Título:
Mujer Campesina y Procesos Organizativos de Producción. El caso de las empresas asociativas de trabajo en la vereda de Alto Ariari (Cabrera- Cundinamarca).
Autor/es:
PINEDA PINZÓN EDITH CAROLINA
Lugar:
BOGOTA
Reunión:
Congreso; IX CONGRESO NACIONAL DE SOCIOLOGÍA; 2006
Institución organizadora:
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
Resumen:
La subordinación de la mujer rural no se presenta de la misma manera en todas las poblaciones, las relaciones de género dependen del contexto socioeconómico local, del proceso histórico, de las condiciones materiales de vida de las unidades familiares, de los códigos culturales y de su relación con referentes externos. Los avances y logros en las reivindicaciones de género han sido muchos en los últimos años, sin embargo, la conciencia de la construcción cultural de las inequidades en el ejercicio de poder de hombres y mujeres, no se advierte fácilmente en la vida cotidiana de mujeres rurales que están alejadas de procesos de liderazgo y de organizaciones comunitarias con incidencia social y política. El ejercicio del poder masculino que reproduce y naturaliza un modelo de subordinación femenina es una de las principales problemáticas transversales a las organizaciones comunitarias campesinas. Esto se hace manifiesto cuando el hombre y la comunidad en conjunto, prejuiciosamente, subvaloran el que una mujer campesina se asocie con sus congéneres, para brindarse a sí misma y a su familia nuevas opciones económicas, sociales y políticas. El estudio de caso de las empresas asociativas (EAT) de mujeres de Alto ariari Cabrera, muestra que la construcción cultural patriarcal de los roles femeninos y masculinos, se erigen como una limitación para la conformación y consolidación de procesos organizativos de mujeres campesinas y su participación activa en el desarrollo agrario integral. Las posibilidades de asociación, participación y decisión sobre lo comunitario son entendidas como naturales a lo masculino, mientras que las mujeres quedan relegadas a la cotidianidad del espacio familiar y del quehacer domestico. El trabajo colectivo de las EAT, como proyecto estatal de generación de empleo a la mujer rural, no está mediado por una conciencia de género o una iniciativa propia de las mujeres para su organización; sin embargo, sus dinámicas de trabajo, han venido transformando paulatinamente y sin proponérselo, las lógicas del modelo patriarcal que caracterizan sus relaciones sociales de producción. Los procesos colectivos son entonces, un eje vital para el desarrollo agrario, para el crecimiento humano que atiende la satisfacción de necesidades materiales, afectivas y culturales. La equidad en las relaciones de género en el ámbito rural requiere la transformación del ejercicio de poder imperante en escenarios básicos como la familia y la comunidad. Esto implica la resolución de condiciones estructurales, atender el problema de la inequitativa distribución de la tierra, de acceso a los medios de producción y al conocimiento tecnológico apropiado; plantear relaciones de aprovechamiento armonioso con los recursos naturales, alternativas para la problemática alimentaria actual, y una transformación de aquel ejercicio de poder que construye subjetividades desde la subordinación y dependencia, de las estructuras culturales que individualizan y aíslan a mujeres y hombres de la posibilidad de crear y reproducir un crecimiento integral.