BECAS
LEITON Diego Martin
congresos y reuniones científicas
Título:
Arqueología del pasado contemporáneo: Una mirada hacia las biografías sociales y las condiciones políticas de su representación
Autor/es:
DIEGO LEITON
Lugar:
San Miguel de Tucuman
Reunión:
Jornada; VIII Jornadas de Comunicaciones y Primeras Interinstitucionales; 2007
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo
Resumen:
El sentido pretérito de las narrativas arqueológicas responde a una política de representación del pasado en el presente; una forma particular de relacionarse con aquel y situarlo en nuestra vida social. Pero tal política, como sus representaciones, no es universal: está situada en un lugar particular de enunciación; siendo legítima solamente en el marco de las condiciones construidas por determinadas relaciones de poder. Estas son hoy confrontadas por distintos actores y colectivos sociales que se oponen a que el sentido histórico-constitutivo de sus vidas sea expuesto bajo el rótulo pretérito del pasado. Se resisten a que sus vivencias sean sometidas a representaciones cuya condición de posibilidad sea la alienación entre el pasado y el presente, y la represión de sus experiencias emocionales y el sentido contemporáneo que para ellos tiene el pasado. Esto tiene varias implicancias para la arqueología, al tratarse de aspectos que no pueden ni deben ser soslayados por quienes estamos involucrados en trabajos de investigación relacionados a historias de vida marcadas por hechos traumáticos de tortura, desaparición y exterminio, y por praxis de confrontación y resistencia a las formas de violencia política del Estado. El tratamiento reflexivo de tales implicancias es un camino que, por aquella razón, debe ser necesariamente recorrido, de modo tal de que se contribuya a poner en crisis nuestra condición disciplinaria limitante poniendo en crisis, al mismo tiempo, nuestras comprensiones asumidas disciplinariamente como globales. Entre ellas nos encontramos con la noción de “pasado reciente”, la cual ha sido tomada como estandarte de este campo de la arqueología. Ésta noción no es propiamente una categoría inventada por la arqueología sino una forma de representación política incorporada a ella preteóricamente. La misma remite a una determinada condición de proximidad entre pasado y presente, que nos sugiere la existencia de otros “pasados menos recientes”, así como también de otros presentes cuya proximidad con el pasado es tan extensa que casi es imposible vincularlos. Pero tal noción ejerce otra importante función política: sitúa a los hechos, vivencias y procesos que pretende narrar en un lugar/tiempo que, aunque próximo, está definitivamente caducado por su condición pretérita. Así, al objetivar el pasado como un objeto distinto y distante, el nosotros/presente es separado como objeto de sus propias condiciones histórico-constitutivas. La constitución de ambos como objetos mutuamente alienantes es la condición de posibilidad para que los procesos de conflictividad social, confrontación y violencia política sean narrados, comprendidos y legitimados de acuerdo a políticas diferentes según se trate del pasado o del presente. En relación a esto, nos encontramos con otras comprensiones que requieren alguna reflexión, como las designaciones que se han empleado para definir a este campo de la arqueología: arqueología forense, de los desaparecidos y de la represión, entre otros. Todas ellas, de una u otra forma, remiten a una política de representación que imprime a aquel “pasado reciente” una identidad particular vinculada con la muerte, los cadáveres, la victimización y la violencia estructural e institucionalizada. Es esta identidad la que muchas veces legitima a que el “pasado reciente”, en tanto objeto, sea motivo de tratamiento político y social en un presente que, de acuerdo a sus representaciones como objeto, parece estar exento de tales elementos constitutivos. La sujeción de la arqueología a tales políticas representativas dejó alienados a los sujetos de sus condiciones de existencia constitutivas, siendo sus experiencias como víctimas reprimidas al negarse su condición de agentes políticos (Haber 2006). Esto puede explicarse por la relación que la arqueología tiene con materializaciones cuyas historias remiten indefectiblemente a ello (centros clandestinos de detención, fosas de inhumaciones, campos de exterminio, cadáveres, monumentos de memoria a víctimas, etc.); aún así, no significa esto que en ellas estén ausentes huellas que habiliten a recuperar las praxis de confrontación a la violencia del Estado, y las condiciones e identidades constitutivas que les fueron arrebatadas a los agentes, en el pasado y en el presente. En este sentido, la arqueología tiene un importante rol que cumplir en la re-construcción de las biografías sociales inscriptas en esas materialidades, para así poder redefinir críticamente los lazos que aquellas definitivamente tienen con las condiciones histórico-constitutivas de las vivencias y experiencias de nuestro presente. Este acercamiento es un camino que necesariamente debemos recorrer para que verdad, justicia, memoria y cambio social no remitan a un objeto, sino a aquellas relaciones y condiciones que hacen del pasado una experiencia de vida contemporánea.