Mal visto, mal dicho (Jean-Luc Godard o la terrible pureza)

OUBIÑA, DAVID

Capital Federal

Jornada; IV Muestra Euroamericana de cine, video y arte digital; 2001

Ver es un trabajo. Requiere una nueva mirada. Aprender a observar, igual que Van Gogh buscando su amarillo. Como si no confiara en su propia vista, el director loco que interpreta Jean-Luc Godard en Prénom Carmen toca los objetos, hace sonar todo, ensayando un rudimentario reconocimiento de su entorno. "Hay que cerrar los ojos, no abrirlos", dice y en seguida muestra su nueva cámara: un pasacasetes. El extravagante profesor de King Lear (de nuevo Godard) es más drástico aún. En una pequeña sala de proyección explica su invento, mientras juega con una especie de linterna mágica hecha con una caja de zapatos y una lamparilla: "Ésta es nuestra invención. Pensé en llamarla imagen, pero no estoy seguro de que sea la palabra justa". En ese gran film que Godard permanentemente recomienza, se hace evidente un nuevo tipo de articulación que no pertenece exclusivamente al medio (sea video o fílmico o papel), al género o al tono. Es un modo diferente de trabajar sobre las imágenes, los sonidos y las palabras, cuyo balbuceo recién empieza a percibirse como el inicio de un lenguaje aunque desde siempre su obra tendía hacia allí.