BECAS
LIJTERMAN Eliana
congresos y reuniones científicas
Título:
Saberes expertos y problemas de empleo en la posconvertibilidad: entre el retorno del empleo normal y un nuevo arsenal conceptual- interventivo (Argentina, 2003- 2015)
Autor/es:
LIJTERMAN ELIANA
Lugar:
Ciudad de Buenos Aires
Reunión:
Jornada; IV Jornadas del Instituto de Estudios sobre América Latina y el Caribe (IEALC) ?América Latina entre el asedio neoliberal y los desafíos civilizatorios?; 2018
Institución organizadora:
Instituto de de Estudios sobre América Latina y el Caribe, Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Resumen:
La presente propuesta recoge algunas de las conclusiones de la investigación desarrollada en el marco de mi tesis de Maestría en Investigación en Ciencias Sociales (UBA) acerca de las problematizaciones expertas sobre la cuestión de la informalidad laboral en Argentina, en el ciclo 2003-2015. La aproximación al tema de estudio presenta dos clivajes. Por un lado, la experiencia histórica que sirve a la reflexión: el ciclo político de administraciones kirchneristas en Argentina (2003- 2015). Por otro, una lectura político-cultural de las políticas sociales, campo de indagación en el que se inscribe el estudio. Analizaré la discursividad experta en que se fundó un conjunto de políticas laborales y sociales del Estado Nacional tendientes a gestionar y regular una serie de problemas de empleo particularizados y definidos. Por eso, me centraré en los ?saberes de gabinete?, producidos desde y para el Estado.El siglo XX concluyó en el Sur Global con complejos procesos de crisis que canalizaron y promovieron críticas especializadas y políticas al pensamiento neoliberal, al calor de diversas modalidades de impugnación social al mismo. Si bien las coyunturas de crisis estimulan la eclosión de batallas entre regímenes de ideas y de prácticas contrapuestos, las ocasiones en que el régimen dominante es reemplazado por uno alternativo son excepcionales (Somers y Block 2005). La progresiva clausura de esta coyuntura extraordinaria entrañó la reactivación de discursividades alternativas, así como reformulaciones al interior del neoliberalismo, entendido como una racionalidad de gobierno articuladora de saberes, tecnologías y prácticas (Gago, 2015). La crisis de los años 2001/2002 en Argentina, antes que un cuestionamiento global al pensamiento neoliberal, sugiere el resquebrajamiento de la legitimidad de las alianzas sociales dirigentes (Danani y Grassi 2008). Son éstas las condiciones en que se desplegó el ciclo que forjó la ?salida? de la crisis y que encaró un proyecto de normalización institucional, alterando los parámetros de legitimidad política hasta entonces vigentes. Desde el año 2003, comenzó a articularse una nueva programática de gobierno que fundó y disputó su legitimidad en la constitución del neoliberalismo como campo de adversidad. Su nervio central polemizó con la Teoría del Derrame, que años atrás había sintetizado las promesas neoliberales de progreso social en clave individualizada: a diferencia de ésta, se reafirmaba la expectativa de una compatibilización entre el crecimiento económico y la inclusión social, a través de la regulación estatal de la economía y del mercado laboral. Confrontando con la mirada economicista sobre el empleo, dicha programática reivindicaba su valor social: éste constituía el factor productivo y distributivo por excelencia y el vector principal de la integración social. En este orden, se planteó el objetivo de ?restaurar? el empleo formal y protegido (Tomada, 2014) y reconstituir el panorama laboral que la sociedad había conocido hasta la década de 1970, a través de las clásicas políticas socio-laborales del Estado Social. En esta dirección se orientaron las políticas dirigidas a promover el registro y fortalecer la inspección laboral. La informalidad delimitó un problema clave para la programática oficial. Su elevada magnitud y su persistencia pese a la bonanza económica interrogaban las condiciones para la integración del colectivo de trabajadores ajenos al trabajo decente (productivo, registrado y protegido), presentado como la vía más virtuosa para aportar al desarrollo y ser sujeto de estima social.La distinción, al interior de la economía informal, de un segmento de trabajadores inempleables para el mercado capitalista fue el motor para postular un carril complementario para su integración, conformado por políticas no contributivas de transferencia de ingresos algunas de ellas inscriptas en la seguridad social-, con una importante dimensión promocional. Proteger a estos sujetos, reconocidos como trabajadores pero difícilmente reconvertibles, era también promoverlos. El corazón de la promoción estuvo dado por una modalidad específica de trabajo: el trabajo digno en el circuito de la economía social.Buscaremos argumentar que un efecto de esta discursividad fue un relativo bloqueo de los debates sobre la reorientación de las reformas laborales neoliberales desde la perspectiva de la flexiseguridad, cara a agencias internacionales próximas para el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTEySS) como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Dichas propuestas definían a la flexibilidad en el uso de la fuerza laboral como un imperativo del cambio tecnológico, que podía ser armonizable con la protección de los trabajadores pero no desterrable como atributo de los nuevos procesos productivos. En cambio, para los funcionarios y técnicos del MTEySS la visión a futuro estaba, más bien, asentada en el pasado: en la configuración del empleo previo al ciclo neoliberal, lo que incluía la valoración de la estabilidad laboral como ideal. Sin embargo, resulta insoslayable que el ejercicio restaurador se alimentaba de una serie de diagnósticos novedosos sobre fenómenos como la precariedad y la informalidad. Para intervenir sobre ellos se convocó otro repertorio de políticas de empleo, activas, enfocadas en el problema de la empleabilidad de los sujetos no insertos en el mercado. La afirmación del retorno del Estado Social se entretejía con nuevos elementos de intervención que correspondían a las que se consideraban como nuevas realidades. En esta línea, la incorporación de los conceptos de ?economía informal? y trabajo decente, formulados por la OIT, tuvo como efecto el perfilamiento de objetivos secuenciales y segmentados para las políticas, de acuerdo a las características de grupos ocupacionales específicos, lo que conformó una estrategia modular de intervención, como buscaremos argumentar.El efecto de la discursividad centrada en el retorno al empleo regular fue limitar la visibilidad del segundo carril de problematizaciones e intervenciones. La coexistencia de estas dos orientaciones tuvo dos efectos: en la medida en que el segundo carril cobró más peso, tendió a pensarse desde los funcionarios y técnicos ministeriales en una actualización del Estado de Bienestar; por otro lado, se abrió un flanco de debates públicos sobre la consistencia del modelo de desarrollo que puede rastrearse en los documentos de los saberes estatales.