BECAS
ARRIETA Marina SofÍa
congresos y reuniones científicas
Título:
Entre la casa y el barrio: experiencias de mujeres que trabajan en casas particulares en y organizaciones socio-comunitarias”
Autor/es:
MARINA SOFIA ARRIETA; GONZALEZ CLARIA CONSUELO; PRESMAN CLARA
Reunión:
Jornada; I Jornadas Nacionales de Antropología del Trabajo; 2022
Resumen:
La presente ponencia se enmarca en un proyecto Secyt en curso llevado adelante por el Programa de Estudios Latinoamericanos en Antropología del Trabajo, que tiene como objetivo reflexionar críticamente sobre las viejas y nuevas formas de vulnerabilidad laboral a nivel local teniendo en cuenta las expresiones de resistencia y organización de lxs trabajadorxs. En ese sentido, esta comunicación busca reconstruir las trayectorias laborales de un grupo de trabajadoras de casas particulares de la Ciudad de Córdoba, con el objetivo de indagar acerca de la problemática de trabajo doméstico y de cuidados remunerados en general, y en la construcción de sus identidades como trabajadoras de cuidados, en particular. En términos teóricos, este trabajo se apoya en los aportes de dos perspectivas, a saber: la antropología del trabajo y los estudios de género y de la interseccionalidad, que nos permiten ubicar a lxs trabajadorxs y sus prácticas cotidianas en el centro del análisis, así como tener en cuenta la forma en que las desigualdades de género, raza, étnicas, etarias y de clase social constituyen las experiencias de las personas. En este sentido, tomaremos una noción amplia de cuidados, los cuales son -según Rodríguez Enríquez (2015)- todas aquellas actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas y que se realizan tanto de manera remunerada como no remunerada. Estos a su vez, incluyen tanto las prácticas que se llevan adelante en el entorno doméstico como aquellas que se desarrollan en el ámbito de lo comunitario que se basa, de acuerdo con Gutiérrez Aguilar (2008: 35), en “la capacidad práctica que tienen las poblaciones para cooperar entre ellas”. En el marco de la reproducción social, el trabajo doméstico puede ser entendido como la porción del trabajo reproductivo y de cuidados que se realiza en el ámbito doméstico del hogar, ya sea de forma gratuita o remunerada (Lastra, 2020). Ahora bien, cuando hablamos de trabajo doméstico remunerado, los términos utilizados para nombrar las actividades agrupadas bajo esta categoría y las personas que las desarrollan han variado a través del tiempo y el espacio. Se trata de una zona gris, en la cual emerge la imagen de que el trabajo doméstico no es realmente un trabajo -pese a estar remunerado- lo cual responde a una mirada androcéntrica del trabajo que dominó el campo del derecho laboral desde principios del siglo XX ( Pérez, 2014). El trabajo doméstico remunerado constituye una de las principales fuentes de empleo para las mujeres de los sectores populares en Argentina y la región. Un conjunto de estudios empíricos (Batthyány, Genta, Scavino, 2019; Esquivel, 2011; Faur, 2009; Rodríguez Enríquez, 2013) evidencia que los trabajos domésticos y de cuidados están desigualmente distribuidos. Esto se relaciona con dos elementos articuladores de nuestra cultura: la desvalorización del trabajo de reproducción social que promueve el orden social patriarcal; y el tratamiento que la cultura occidental y el capitalismo dan a la naturaleza como recurso susceptible de apropiación (Federici, 2010). Nadie puede sobrevivir sin ser cuidado, lo cual convierte al cuidado en una dimensión central del bienestar y del desarrollo humano (Esquivel, Faur, y Jelin, 2012), es por ello que retomamos también la noción propuesta por la economía feminista de sostenibilidad de la vida, la cual engloban las dimensiones ecológica, económica, social y humana así como las interrelaciones que existen entre ellas. Los seres humanos somos interdependientes entre nosotros mismos y de la naturaleza; sin embargo, el sistema-mundo capitalista propone una guerra contra la vida: por un lado, una guerra contra la naturaleza y, por el otro, contra los vínculos que permiten sostener la vida humana (Carrasco, 2011, 2014; Herrero, 2016; León, 2006; Orozco, 2006). Esta crisis nos muestra la finitud de estos cuidados y la relevancia que tienen en la estructura actual visibilizar quiénes cuidan y en qué condiciones lo hacen, así como la urgencia de regular y organizar los mismos. De este modo, se construyen entre las mujeres, lo que Pérez Orozco (2007) denomina redes de cuidado, aludiendo a los encadenamientos múltiples y no lineales que se dan entre diversxs actorxs que participan en el cuidado, los escenarios en los cuáles esto tiene lugar, las interrelaciones que allí se establecen.Se utilizó una metodología cualitativa a partir de la cual se realizaron 12 entrevistas semi-estructuradas a mujeres que realizan trabajos de cuidados en casas particulares de manera remunerada y que habitan diferentes barrios de la ciudad de Córdoba. Para ordenar los primeros resultados obtenidos de este primer acercamiento al campo se construyeron tres núcleos de sentido de los cuales emergen tensiones e interrogantes para continuar. En primer lugar, uno de los hallazgos iniciales tiene que ver con la superposición del trabajo doméstico remunerado con trabajos de cuidados remunerados en espacios comunitarios en los cuales cinco de las doce mujeres entrevistadas se desempeñan de manera simultánea. Esto implica el despliegue de una serie de estrategias cotidianas para combinar estas múltiples inserciones que configura una arquitectura para sobrevivir en condiciones de precariedad. En segundo lugar, las vivencias relatadas por las entrevistadas dan cuenta de sentidos diferenciados que asignan las mismas a los trabajos en espacios socio-comunitarios y en casas particulares en torno a condiciones de trabajo, experiencias relacionales y de reconocimiento en la tarea realizada. De este modo, abrimos la posibilidad de interrogarnos sobre la interrelación entre la dimensión política y territorial de los trabajos sociocomunitarios y sus implicancias en la significación de los mismos por parte de las mujeres, siempre enmarcados en contextos con opciones restringidas en un mercado de trabajo segmentado y desigual. En tercer y último lugar, aparece en las entrevistas de manera reiterada la ausencia de registro de las trabajadoras y la consecuente dificultad para acceder a derechos vinculados al trabajo. En el caso de las mujeres que realizan trabajos sociocomunitarios surge además la cuestión de la incompatibilidad del cobro de programas sociales con el trabajo registrado, lo cual nos invita a reflexionar sobre el diseño de las políticas públicas y la manera en la que estas se engarzan en contextos específicos.