BECAS
GOMARIZ TomÁs Manuel
congresos y reuniones científicas
Título:
El materialismo queer de Leo Bersani: apuntes sobre la potencia abyecta de la 'homocidad'
Autor/es:
MARTÍNEZ, ARIEL; SUZZI, GUILLERMO; GOMARIZ, TOMÁS; ARÉVALO, LUCIANO
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Congreso; V Congreso Internacional y VIII Congreso Nacional de Psicología; 2023
Institución organizadora:
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Córdoba
Resumen:
El presente trabajo forma del desarrollo de una de la líneas de indagación contenidas en el proyecto de investigación ‘Nuevos materialismos feministas no fundacionalistas. Contribuciones no antropocéntricas para un enfoque renovado sobre el cuerpo, la naturaleza y la diferencia sexual’ (SeCyT, UNLP). El propósito general de dicho proyecto consiste en profundizar los aportes de aquellos feminismos que adoptan el denominado ‘giro material’ y, desde allí, esgrimen fuertes críticas contra aquellos enfoques que adoptan exclusivamente enfoques socio-discursivos o lingüísticos cuando se trata de pensar el cuerpo o la diferencia sexual. Los intentos de reflexionar en torno a estas categorías sorteando la amenaza de viejos esencialismos ha propiciado la emergencia de miradas creativas y renovadas sobre la materialidad que vuelven a la ontología. En el marco de este propósito general, este trabajo se propone explorar la mirada singular de Leo Bersani respecto de la identidad homosexual. Para ello realizamos un cuidadoso análisis de contenido cualitativo de ‘Homos’, obra capital del autor americano que plasma una irreverente perturbación de ciertos preceptos ampliamente aceptados de aquella teoría queer que, de la mano de Judith Butler, y a caballo de la sofisticada noción de performatividad de género, ha hegemonizado en el campo académico y político las claves para pensar el género y la sexualidad. Esta vertiente de la teoría queer prioriza las identidades y las corporalidades como efectos normativos. En un franco retroceso ante el justificado temor (teórico y político) al esencialismo no admite la postulación de un registro no reductible al lenguaje. Para quienes consideramos que colocar todas las claves explicativas en la cuenta del lenguaje es correlativo a una pérdida de la radicalidad de la crítica, el tono contestatario del texto de Bersani, junto a la postulación de la ‘homocidad’ como aquello inasimilable por los marcos normativos, resulta un foco de interés en torno a las sexualidades capaz de ser pensado bajo las claves ontológicas de los nuevos materialismos contemporáneos.Aún más, Bersani alimenta un espíritu de sospecha al plantear la espinosa cuestión de qué significa ser gay. Al hacerlo, explora la viabilidad de las políticas de identidad. Bersani rechaza aquellas políticas de oposición a la norma que dotan a nuestras teorizaciones de una crítica inconducente que pretende desmantelar los paradigmas heteronormativos de los cuales depende. En este marco, Bersani considera la identidad como una operación de poder, un proyecto disciplinario, una herramienta al servicio de la identificación y la inmovilización. Sin embargo, al ser enfocada en términos esencialistas, universalizadores u ontológicos, la identidad suele ser colocada como foco de crítica sin más. Ciertamente, la noción de identidad sexual no es otra cosa que una categoría fija que invariablemente falla en su capacidad performativa para capturar la miríada de actos sexuales que el sujeto puede sentirse pulsado a realizar compleido por las complejidades del deseo. Aun así, pese a su fracaso insalvable no debemos eliminar la identidad de nuestros marcos teóricos. Bersani afirma que la crítica de la identidad en la teoría feminista y queer es, en última instancia, destructiva en lugar de liberadora. En la fuente de este rechazo de la identidad se ubica el temor de que la visibilidad social implique disciplina y castigo. Como fuere, Bersani es consciente de que el retiro del dominio de lo visible se confabula con el objetivo homofóbico de eliminar la homosexualidad. Sin embargo, argumenta de modo convincente que la visibilidad no son absolutamente benévolas: “una vez que aceptamos que nos vieran, también aceptamos que nos vigilaran” (p. 26). Sin embargo, ese es un riesgo que hay que correr. Bersani no propone un retorno a las categorías de identidad regulatorias, más bien intenta alentar un retorno a una especificidad gay para evitar una caída fuera de cualquier forma de existencia. Después de todo, argumenta el autor, el rechazo de las identidades esencializadoras como un modo de resistir la homofobia borra el agente mismo de esa resistencia. Bajo el temor de que los ataques académicos a la noción de identidad exalten una queeridad carente de potencia político-epistémica e, incluso, colaboren en la marginación de la homosexualidad, Bersani intenta ofrecer la ‘homocidad’ como una “identidad antiidentitaria” (p. 120) que corre el insalvable riesgo de caer en las trampas del esencialismo. A modo de reflexione finales, asumimos como un horizonte de exploración a profundizar, afirmamos que la potencia de la ‘Homos’ de Bersani radica en que su propuesta asume el riesgo de transitar por la cornisa del esencialismo. Por un lado, esto le permite volver a nociones psicoanalíticas en torno a la sexualidad que permiten repensar la identidad desde una mordaz crítica que no elige la vía del desmantelamiento del género en las versiones de Butler y Monique Wittig. Por otro lado, este interés de Bersani por “explorar los vínculos entre una sexualidad específica, una movilidad psíquica y una política potencialmente radical” (p. 69) nos permite tender puentes con nociones de sexualidad no reductibles al lenguaje y, así, con una perspectiva más general que entiende que la radicalidad de la crítica queer no extrae su fuerza del lenguaje, sino de un registro material que, al no ser reductible al poder normativo, ofrece un límite taxativo a la matriz heteronormativa.