IIPSI   26795
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES PSICOLOGICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
La (dis)continuidad educativa en pandemia: entrelazamiento de desigualdades y estrategias de agenciamiento desde las miradas juveniles y adultas
Autor/es:
GARCIA BASTÁN, GUIDO; ARCE CASTELLO VALENTINA; ARIAS LUCIA; PINTO,MARÍA EUGENIA; PAULIN, HORACIO
Lugar:
CABA
Reunión:
Encuentro; Escuela Secundaria, convivencia, participación y transición a la educación superior; 2022
Institución organizadora:
FLACSO ARGENTINA
Resumen:
Resumen ampliadoEn este trabajo nos centramos en el análisis de las desigualdades educativas respecto de las posibilidades de la continuidad pedagógica y los procesos de desvinculación y revinculación en el marco de las políticas educativas y las medidas sanitarias en Córdoba, producto de la irrupción de la pandemia por Covid 19.Los datos que analizamos derivan de un estudio realizado en la Facultad de Ciencias Sociales (UNC), ?Desigualdades: acceso a derechos en la ciudad de Córdoba desde una perspectiva interseccional?. En el mismo se consideraron diferentes factores en el análisis de las desigualdades como: el modo de inserción en el mercado del trabajo; la cantidad y calidad de los ingresos; la dificultad de acceso y permanencia a prestaciones asistenciales estatales; las redes institucionales y territoriales que aportan recursos materiales y simbólicos; y las identidades de las personas (en función del género, orientación sexual, edad, carácter de población migrante/nativa, discapacidades, entre otras). Junto con otros equipos de investigación, colaboramos en la indagación de las percepciones y estrategias que las personas se dan para hacer frente a los obstáculos y exclusiones en el acceso a derechos, en tanto dimensión que construye y reproduce desigualdades.La investigación constó de una primera etapa cuantitativa y una segunda cualitativa. En la primera, se realizaron encuestas a 600 hogares de la ciudad de Córdoba y se indagó, principalmente, sobre el acceso a derechos en relación al trabajo, la educación y la salud durante la pandemia. Entre agosto, septiembre y octubre de 2021 se desarrolló la etapa cualitativa, donde se realizaron un total de 40 entrevistas semi-estructuradas (presenciales y virtuales) a adultos y adultas -30 mujeres y 10 varones- que pertenecían a diferentes niveles socio-económicos, de modo que resulte una muestra representativa para analizar comparativamente los datos.Asimismo, incluimos en este trabajo otros hallazgos provenientes de estudios de casos de la ciudad de Córdoba, producto de trabajos de campo de tesis de posgrado de miembros del equipo de investigación, en los que se realizaron entrevistas y grupos de discusión con estudiantes secundarios. Los mismos, nos permitieron adentrarnos en las perspectivas juveniles y los matices y tensiones que resultan en comparación con las miradas adultas a las que nos referimos.Este escrito está dividido en 4 apartados. En un primer momento, introducimos la perspectiva teórica desde donde emprendemos el análisis de las desigualdades sociales y en especial educativas. Entendemos la desigualdad como un fenómeno y proceso constituido por múltiples dimensiones que consiste en la asignación social e institucional diferencial de recursos, bienes y condiciones de acceso al ejercicio de los derechos. En ese sentido, además de recurrir a las lecturas clásicas de la desigualdad en su dimensión socioeconómica -referidas a los diferenciales de ingreso y circuitos de acumulacion de capitales materiales- en diferentes estudios que hemos participado (Di Leo, Arias y Paulín, 2021; Facultad de Ciencias Sociales, 2021) nos hemos centrado en el análisis de las desigualdades desde una perspectiva relacional e intersubjetiva (Maglioni, 2018).En un segundo momento, focalizamos en las miradas adultas que suman nuevas aristas para comprender la (dis)continuidad educativa, encontrando que estuvo atravesada por una serie de desigualdades entrelazadas y un entramado de diversas estrategias de agenciamiento individuales y colectivas para afrontarlas. Las dificultades para sostener la continuidad educativa estuvieron presentes en todos los niveles de la escolaridad (inicial, primario, secundario y terciario o universitario), pero fueron particularmente profundas en los hogares de nivel socioeconómico -NSE- bajo. La vinculación permanente, en cambio, fue una situación más extendida en los hogares de NSE Alto, Medio Alto y Medio. Al momento de analizar esas dificultades, la falta de conectividad, la insuficiencia de dispositivos y el escaso conocimiento sobre el funcionamiento de los mismos impactan en todos los sectores, pero de maneras muy diferentes siendo los hogares NSE Bajo los que presentan mayores obstáculos.Las narrativas de adultos con hijos en edad escolar, dan cuenta que la continuidad educativa no solo estuvo signada por la desigualdad socioeconómica sino también por otras dimensiones claves como los mandatos diferenciales de género, la cultura educativa del grupo familiar y las particulares características institucionales. En este punto hallamos que, el acompañamiento adulto fue un aspecto clave en la continuidad educativa y que, sin distinción de NSE, era ejercido mayoritariamente por las madres del hogar implicando una sobrecarga funcional y un ?cansancio? como efecto subjetivo. A su vez, dicho acompañamiento fue diferencial entre los NSE de acuerdo a los recursos, capacidades y experiencias escolares de las figuras adultas para colaborar en la comprensión de las actividades y el uso de las TIC que requería su resolución. En relación a las escuelas, identificamos que el tipo de interacción posible entre el docente y sus estudiantes así como las propuestas didácticas que desplegaron, estuvieron fuertemente ligadas a las condiciones económicas de las familias, las instancias pedagógicas con uso de TIC previas y las demandas -no solo educativas- a las que se abocaron durante los momentos más críticos de la pandemia. En síntesis, el entrelazamiento de diferentes dimensiones de la desigualdad educativa resultó en experiencias de aprendizaje heterogéneas, de menor o mayor vinculación y gratificación entre los sectores socio-económicos y en su interior. Por otro lado, identificamos y describimos un conjunto de ?recursos de poder? (Jelin, 2021), es decir, agenciamientos y estrategias familiares, institucionales y comunitarias que les permitieron contrarrestar, en parte, las barreras en el acceso al derecho a la educación. En cuanto al ámbito familiar, como ya anticipamos, la principal estrategia fue el acompañamiento y seguimiento constante por parte de adultas, para garantizar la realización y comprensión de actividades, la participación en encuentros virtuales y la organización temporo-espacial para sus hijas/os. Por otra parte, algunas personas entrevistadas mencionaron acciones concretas como adquirir dispositivos tecnológicos - impresoras, celulares, computadoras-, contratar un servicio de internet o acercarse a algún espacio público con wifi.En relación al rol de las instituciones educativas, emergen experiencias diversas y contrastantes. Algunos entrevistados de sectores bajos y medios bajos enunciaron ciertas críticas que aluden a una falta de acompañamiento por parte de la institución y un desconocimiento de las condiciones sociofamiliares de sus estudiantes. Otros relatos evidenciaron que la escuela acompañó de manera singularizada las trayectorias escolares a través de diferentes estrategias pedagógicas y la provisión de recursos materiales. Por último, reconstruimos un conjunto de estrategias comunitarias orientadas a fortalecer la continuidad educativa de niños, niñas y jóvenes. En aquellos sectores donde existían previas vinculaciones entre la familia, la escuela y el territorio observamos que se sostuvo un engranaje propicio para enfrentar de manera conjunta las dificultades que a nivel educativo, y no solo educativo, surgían en tiempos de pandemia y aislamiento. De esta manera, los relatos de las personas entrevistadas nos permitieron comprender el engranaje singular y complejo que se puso en marcha durante la pandemia, para sostener la escolaridad en condiciones desiguales.Luego, en el tercer apartado, abordaremos una serie de testimonios de estudiantes sobre sus experiencias escolares que permiten analizar dichas desigualdades y estrategias en clave de los contextos institucionales específicos: una escuela técnica pública que atiende a sectores bajos y una escuela de élite. Esta incursión en testimonios juveniles de sectores socioeconómicos y realidades institucionales contrastantes invita a pensar que la experiencia pandémica para muchos jóvenes pueda haber significado una revisión de la propia posición social en el marco de un sistema educativo fragmentado. Asimismo, incluso con los contrastes evidentes entre ambos contextos institucionales, se advierte como rasgo común que las iniciativas que los y las jóvenes valoraron como eficaces durante los momentos de educación remota fueron aquellas claramente afincadas en lógicas institucionales previamente existentes, que discurren por sendas independientes a las que propusieron los lineamientos ministeriales: aulas virtuales en un caso, estrategias focalizadas y personalizadas en el otro.En las reflexiones finales, nos interrogamos acerca de los procesos que han impactado en la agudización de las desigualdades educativas en pandemia y su interjuego con las prácticas docentes y juveniles en contextos escolares específicos. Los principales resultados dan cuenta que en cuanto a la continuidad educativa, el impacto fue mucho mayor en los hogares con nivel socioeconómico bajo o medio bajo ya que la mitad o más se desvincularon o vincularon en forma intermitente con la escuela. Por el contrario, en los hogares de nivel socioeconómico medio, medio alto y alto entre el 70 y 80% sostuvieron el contacto con la escuela. Las dificultades primordiales para sostener la continuidad educativa fueron la falta de conectividad, la escasez de dispositivos y el conocimiento insuficiente de las herramientas y plataformas del mundo digital que si bien impactan en todos los grupos sociales, es más pronunciado para los hogares de NSE Bajo. Ello repercute claramente en las posibilidades de acompañamiento y apoyo educativo que las familias tuvieron que realizar en la pandemia, sumado a las dificultades cotidianas de sostener las tareas laborales y de cuidado en el hogar. Este desafío de sostener la escolaridad fue recurrente en los relatos de quienes participaron de las entrevistas, pero con algunos matices y contrastes de acuerdo al nivel socioeconómico, visibilizando ciertas desigualdades sociales y educativas preexistentes. A su vez, pudimos reconstruir un entrecruzamiento de desigualdades derivadas de los mandatos de género, la cultura educativa familiar y las características institucionales singulares, que conformaron un escenario inédito de desigualdad educativa durante la pandemia y las consecuentes medidas de aislamiento. En ese sentido, el proceso de familiarización del cuidado que reportan Benza y Kessler (2021) se verifica tanto en los datos de las encuestas como en las entrevistas, encontrando una sobrecarga en las mujeres como también advierte Fuentes (2020) en tanto asumieron de forma desigual las tareas domésticas, de cuidado y acompañamiento escolar.Como contraparte, es necesario reconocer el engranaje de agenciamientos y estrategias que se pusieron en marcha por parte de los sujetos, en pos de generar igualaciones. Encontramos que, en algunos casos, las familias, las instituciones educativas y las comunidades actuaron de manera articulada para contrarrestar las barreras en el acceso al derecho a la educación. En algunas escuelas, docentes y demás profesionales del campo educativo introdujeron cambios y revisiones de sus prácticas para poder vincularse con sus estudiantes y dar continuidad a la tarea de enseñar. Paradojalmente varios actores educativos reconocen que ciertas estrategias implementadas estuvieron por fuera de los lineamientos oficiales de las políticas educativas, jugando también en los intersticios de las regulaciones de ASPO y DISPO para operar sobre las zonas extendidas del trabajo pedagógico, como las tareas de apoyo social alimentario y sanitario a estudiantes y sus familias.Este entramado complejo de desigualdades y agenciamientos presentes en la continuidad educativa, evidencian la advertencia de Reygadas (2004) respecto a la necesidad de comprender multidimensionalmente la problemática y actuar en ese sentido. En efecto, las condiciones socioestructurales, institucionales y subjetivas de la escolarización (Terigi, 2019) se articularon singularmente ya sea vulnerando o favoreciendo las trayectorias escolares juveniles.