BECAS
GARCÍA RocÍo Soledad
congresos y reuniones científicas
Título:
Una perspectiva artesanal para prevenir y abordar las violencia de género en la UNVM.
Autor/es:
GARCÍA ROCÍO SOLEDAD; HINOJOSA MARÍA VICTORIA; VASSIA MARÍA PÍA
Lugar:
JUJUY
Reunión:
Congreso; XV Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres y X Congreso Iberoamericano de Estudios de Género.; 2023
Institución organizadora:
ÁREA INTERDISCIPLINARIA DE ESTUDIOS DE LA MUJER - UNJu
Resumen:
En los últimos años, la UNVM ha avanzado en materia de derechos humanos, especialmente en el reconocimiento de los derechos a las mujeres y a las disidencias, como reflejo de las conquistas sociales producto de las luchas de estos movimientos. Tal ampliación de derechos se vio particularmente materializada en la sanción del “Protocolo para prevenir, abordar y sancionar las violencias de género en el ámbito de la UNVM”, cuya aprobación en el Consejo Superior se efectivizó en mayo de 2018. Con el mismo procuramos construir un dispositivo que no reprodujera las acciones de la justicia ordinaria, sino que tuviera en cuenta la realidad de la universidad además de la normativa preexistente. El Protocolo es un dispositivo institucional contracultural, es decir, que encuentra entre sus objetivos desnaturalizar la cultura patriarcal que habita la universidad como institución parte de nuestra sociedad. Este dispositivo fue construido desde distintos enfoques y discursos que tramitan cuestiones de violencia, permitiendo así una revisión de las formas que adoptan los vínculos sociales en el ámbito universitario, considerando no sólo la lógica de derechos sino también la afectación subjetiva, ¿cómo atraviesan subjetivamente las situaciones de violencia de género las personas involucradas? Desde el PGyS, y a partir de la sanción del Protocolo, trabajamos en la conformación de un equipo de intervención cuyo enfoque se sustenta en una perspectiva de género, en tanto perspectiva de derechos, en conversación con el psicoanálisis, ya que apuntamos a rescatar la particularidad de situaciones abordadas y singularidad de las subjetividades implicadas. Nos interesa resaltar que el hecho de disponer en la UNVM de un Protocolo para prevenir, abordar y sancionar las violencias de género tiene una relevancia en sí mismo, en tanto prevé un marco legal en el cual ampararse. Sin embargo no desconocemos que una ley o un marco normativo no es suficiente para alojar la diversidad de elecciones y modos de vida, es decir, que haya ley no implica que se garantice el reconocimiento de derechos, la no segregación, el respeto o la no violencia. Por ello decimos que procuramos trascender lo normativo, ya que constatamos diariamente que, a pesar de las disposiciones legislativas, las violencias no cesan. Es decir que, la ley no opera por el sólo hecho de existir, es preciso que la población en general y la comunidad universitaria en particular sepamos de su existencia, que estemos familiarizados con lo que la misma plantea y, fundamentalmente, que haya permeabilidad social a lo propuesto, sin ello no hay transformación posible. La transformación es cultural. Consideramos así que, en la prevención y abordaje de las violencias de género, es fundamental que dispositivos como el Protocolo nos sean accesibles, que estén al alcance, a partir de lo cual hemos ampliado los medios de contacto (e-mail, Wapp). Es importante que se conozca la existencia de un espacio con estas características a donde se puede acudir dentro del ámbito universitario, ya sea para despejar dudas, desplegar consultas, pensar conjuntamente acciones ante alguna situación atinente a esta temática que preocupe-; de su difusión depende en parte el hecho de que esté al alcance de toda la comunidad universitaria. Y, para tal fin, es necesario habilitar espacios de conversación, de discusión, encuentros que nos ayuden a repensar, cuestionar y reformular nuestras prácticas, socavando algunos sentidos y deconstruyendo nociones que en ocasiones hemos naturalizado, incluso sin mediar cuestionamiento alguno. Desde el PGyS trabajamos desde un abordaje particularizado que se sitúa en el entrecruzamiento de lo singular y lo universal, abordando una a una las consultas desde el amparo legal aplicable a todxs, pero evaluando qué uso de lo normativo conviene en cada caso. Por esta razón, un rasgo distintivo del espacio tiene que ver con la posibilidad de tomar la palabra, para lo cual partimos de una escucha advertida, atenta, despojada de juicios previos, tendiente a discernir que una situación determinada no tiene las mismas implicancias para todos los sujetos, ni debe necesariamente confluir hacia un mismo horizonte; que no para todxs es válido lo mismo. Pretendemos, en cambio, un abordaje que vaya más allá del relato de la violencia padecida para poder precisar de qué manera ese acontecimiento o circunstancia afectó la subjetividad de cada quien, ubicando asimismo con qué recursos cuenta esa persona para afrontar la situación en cuestión. Todo lo cual nos lleva a decir que el abordaje que realizamos es un trabajo artesanal. Consideramos que, inserto en el espacio universitario, el Protocolo se constituye como una herramienta que provee respuestas institucionales formales para abordar las violencias de género, respuestas estratégicamente planificadas, pensadas desde un lugar de mucho cuidado, respeto y confidencialidad; he aquí los principios rectores de nuestro Protocolo. Es decir, es éste el espacio habilitado institucionalmente para dar respuesta a tales situaciones, para abordarlas de un modo formal. Procuramos hacer un buen uso de lo que una normativa posibilita. En otros términos, acercarse al equipo del Protocolo no implica necesariamente que se deba efectuar una denuncia, es decir que el enfoque de trabajo no es punitivista, apuntamos más bien a medidas intermedias. Desde la implementación del protocolo ubicamos algunos puntos a fortalecer, inspiradas en experiencias de otras universidades así como a partir de situaciones detectadas dentro de nuestra universidad que no estaban previstas al momento de la creación del protocolo. Una de las tensiones que constatamos radica en la preservación de la privacidad de la persona que consulta, como principio rector del protocolo, posibilitando al mismo tiempo que éste no resulte un limitante para sostener la efectividad de medidas intermedias. Asimismo, una problemática a la que buscamos construir respuestas es el abordaje de situaciones “vox populi”, que sabemos ocurren pero no llegan a consultar, con la dificultad concomitante de no poder actuar de oficio. Con ello, tenemos el desafío de constituir el PGyS como espacio que aloje en la universidad toda consulta por violencia y discriminación por motivos de género en dicho ámbito, en la medida en que en el mismo es a donde se inserta un equipo capacitado para dar respuestas formales. El abordaje de situaciones colectivas, en las que una misma persona ejerce algún tipo de violencia hacia varias otras es, a su vez, otra situación recurrente. Nuestro protocolo no prevé la posibilidad de realizar denuncias de manera colectiva, como en otras universidades, sin embargo, basado en consultas de este tipo, el equipo ha desarrollado estrategias dando respuestas a las mismas a pesar de no estar contemplado. Otro de los desafíos tiene que ver con la organización de la UNVM con sede en distintas localidades, lo que implica un trabajo de descentralización territorial a la hora de activar el protocolo. En otra línea, observamos algunos límites inherentes al equipo de intervención en tanto se inserta en un Programa en el ámbito universitario, ubicando de esta manera que habrá cuestiones que exceden nuestra competencia y posibilidad de acción. Entre estas últimas podemos mencionar situaciones que se dan en el ámbito privado, o bien en las que está implicada la salud mental, casos en que si bien no tenemos injerencia para intervenir, lo hacemos realizando una derivación responsable y articulando con otras áreas o instituciones, acompañando, de esta manera, a esa persona a ser alojada en un espacio conveniente. También observamos otras posibilidades de crecimiento que tienen que ver con el acompañamiento y las voluntades políticas dentro de las instituciones para afianzar las políticas de género dentro de la UNVM. Recapitulando el ejercicio que venimos haciendo como Programa de Género y Sexualidades, participando de diversas instancias de diálogo con otras universidades, sobre protocolos, ley micaela, y políticas de género, pretendemos traer a la mesa las diversas dificultades y tensiones que encontramos desde la aplicación de esta herramienta que es el Protocolo, en pos de una labor de sistematización de las diversas políticas que implementamos en nuestra universidad. Una sistematización siempre abierta, que pretende visibilizar en dicho proceso las diversas dificultades, potencialidades y desafíos en torno a los protocolos como herramientas para prevenir, abordar y sancionar las violencias por razones de género.