INVESTIGADORES
VEDDA Miguel Angel
capítulos de libros
Título:
Bilis atra, morbus pessimus. Melancolía y sociedad en novelas cortas alemanas del Biedermeier
Autor/es:
MIGUEL VEDDA
Libro:
Placeres de la melancolía. Reflexiones sobre literatura y tristeza
Editorial:
Gorla/DAAD
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2014; p. 53 - 73
Resumen:
El artículo indaga la elaboración de la melancolía en novelas cortas del Biedermeier, y muestra el modo en que, en relación con ello, el género Novelle asimila elementos procedentes del Märchen, de la saga (Sage) o del romance. La melancolía conservadora ante el presente se conjura, pues, contraponiendo a este un orden social más antiguo y más firme, y señalando que es posible revertir el pasaje de la Edad Dorada (das Goldene Zeitalter) a la edad del oro (das Zeit­alter des Goldes). Objeto recurrente de críticas en la novela corta del Biedermeier es el individualismo burgués, a partir de un sistema de pensamiento que encuentra una de sus formulacio­nes cardinales en Adam Müller. Durante la primera mitad del siglo XIX, la vinculación entre la economía mercantil y el mal metafísico reaparece de modo recurrente en la novela corta alemana. La vemos corporeizada en el espíritu de Eine Geschichte vom Galgenmännlein (1810), de Friedrich de la Motte Fouqué; en la figura del Alraun que prodiga riquezas a la protagonista de la Isabella von Ägypten (1812), de Arnim; en el personaje enigmático que compra la sombra del narrador en Peter Schlemihls wundersame Geschichte (1814), de Chamisso; en Das kalte Herz (publ. 1827), de Wilhelm Hauff; en el tío Simon en Die Judenbuche (1842), de Droste-Hülshoff. Pero el espíritu burgués suele aparecer asociado, no solo con el mal metafísico, sino también con un crimen contra la naturaleza. A la luz de estas cuestiones es posible estudiar la tematización de la melancolía que encontramos en novelas cortas del Biedermeier; en estas, el Weltschmerz del Romanticismo tardío (Ronald Schneider) es entendido como dolencia de una sociedad que, al disolver el espíritu comunitario, condena a los hombres a la depresión y al tedio. Susan Sontag ha escrito que, a diferencia de las epidemias del pasado, que eran concebidas como calamidades colectivas que atacan a cada persona como miembro de una comunidad afectada, las enfermedades empleadas más frecuentemente como metáforas del mal en el mundo burgués son enfermedades imaginadas, preeminentemente, como enfermedades del individuo. La estructura de sentimiento expresada en diversas novelas cortas del Biedermeier radicaliza estos planteos, en la medida en que no define simplemente al morbus melancholicus como enfermedad del individuo, sino antes bien como efecto inmediato del individualismo. En busca de una solución imaginaria para conflictos reales, las narraciones muestran cómo el pacto demoníaco con el capitalismo es castigado con la melancolía, para la cual solo es posible obtener cura o paliativo a través de la reanudación de los lazos con el ordo tradicional temporalmente cercenados.Estas condiciones explican que, a diferencia de lo que ocurre en sociedades burguesas desarrolladas, las novelas cortas alemanas no se concentren en detallar el aburrimiento en el proceso de producción (Benjamin) o el ennui propio de del hombre privado inactivo, apartado del proceso de producción de la economía (Lepenies), sino que procuren ofrecer una cura imaginaria para una melancolía burguesa demonizada y somatizada; convertida en una amenaza que, desde afuera, afecta a una Alemania semifeudal. La novela corta surgió, con Boccaccio, como lugar de refugio para una comunidad afectada por la enfermedad. Cuando Goethe impuso el género en Alemania, con las Unterhaltungen deutscher Ausgewanderten (1795), el acto de narrar aparecía como resguardo para la "buena sociedad" frente a la realidad política contemporánea. La novela corta conservadora del Biedermeier opera una simbiosis entre enfermedad natural y crisis política, denunciando al individualismo burgués como patología que posee efectos destructores sobre la experiencia comunitaria.