INVESTIGADORES
LIDA Miranda
capítulos de libros
Título:
El catolicismo argentino y la recepción de la carta del cardenal Ottaviani. Una lectura desde América Latina
Autor/es:
LIDA, MIRANDA
Libro:
Renouveau conciliaire et crise doctrinale. Rome et les églises nationales
Editorial:
Laboratoire de Recherche Historique Rhone Alpes- LARHRA
Referencias:
Lugar: Lyon; Año: 2017; p. 369 - 392
Resumen:
Semper Idem fue el lema del escudo episcopal del cardenal italianoAlfredo Ottaviani ; para los años sesenta, esa fórmula comprendía todauna declaración de principios. Ottaviani se identificó con una consigna quetransmitía una imagen de la Iglesia Católica inmutable y ahistórica, en unadecisión cargada de consecuencias. Más todavía, contaba entre sus amistadesmás preciadas al tradicionalista Marcel Lefebvre.Consagrado cardenal en 1953, por el papa Pío XII, Ottaviani ocupóimportantes puestos en la Curia romana, desde donde maniobró para resistirlos embates más radicales provenientes del ímpetu reformista y renovador delConcilio Vaticano II. De hecho, cuando en 1959, el papa Juan XXIII anuncióla celebración de un nuevo concilio ecuménico, rápidamente la noticia despertóenormes expectativas en todo el orbe católico, e incluso entre los nocatólicos fue bien recibida. Se esperaba que los cambios que la posguerrahabía traído en Occidente se vieran reflejados en la Iglesia Católica, que notardaría en adoptar todos los rasgos que, más tarde, se conocerían bajo eladjetivo postconciliar : un clero más cercano a la voz y al sentir de los fieles,más sensible a los problemas de la gente común ? más « en el mundo » ? yun catolicismo más dispuesto al diálogo con otras confesiones e ideologías,sin tantas rigideces disciplinares como antaño. No obstante Ottaviani no sólopolemizó en las sesiones del Concilio frente a los obispos renovadores, sinoque además hizo uso de su lugar en la Curia ? recordemos que era pro prefectode la Congregación de la Doctrina de la Fe, el remozado nombre que en1965 recibió de Paulo VI el Santo Oficio, el antiguo tribunal de la Inquisición? para presionar sobre la Iglesia universal en pos de evitar desviacionesen la « correcta » interpretación del Concilio Vaticano II. Fue esto mismo loque quedó plasmado, en efecto, en su carta del 24 de julio de 1966, distribuidaurbi et orbi a las conferencias episcopales católicas, con el objeto de solicitarla « colaboración » para prevenir tales errores.