INVESTIGADORES
LIDA Miranda
capítulos de libros
Título:
La Iglesia y la comunidad organizada: una relación de amor- ldio
Autor/es:
LIDA, MIRANDA
Libro:
En busca de la comunidad organizada
Editorial:
Universidad Nacional de La Matanza
Referencias:
Lugar: La Matanza; Año: 2016;
Resumen:
Suele afirmarse que el corporativismo es inherente al catolicismo, en especial, en los tiempos de hegemonía del tomismo, desde fines del siglo XIX hasta la celebración del Concilio Vaticano II en la década de 1960. Desde una matriz tal, una idea como la de la "comunidad organizada" no debería resultar, en principio, en absoluto disonante, puesto que sería compatible con la imagen organicista de la sociedad que sostiene el catolicismo. Pero no son sólo las cuestiones doctrinarias las que rigen las conductas y destinos de los hombres, de ahí que la asimilación de la idea peronista de la "comunidad organizada" se encuentre atravesada por matices, contradicciones si se quiere, interpretaciones no lineales y muchas otras variables que entorpecen una lectura unidimensional de la relación entre el catolicismo argentino y la comunidad nacional idealizada por el peronismo. Dicho de otro modo, el catolicismo es fácil de asimilar, y no lo es, a la "comunidad organizada"; la aplaude y la rechaza por igual; le atrae y le provoca repulsión. En parte porque el catolicismo comprende un vasto conjunto de movimientos en su seno, no del todo homogéneos ni unívocos, y ello a pesar del vasto esfuerzo institucional que emprendió la Iglesia Católica argentina por uniformar a sus huestes. En parte también porque el catolicismo no pudo evitar politizarse en los años peronistas, y ello llevó a que la "comunidad organizada" no fuera solamente leída a la luz de la doctrina católica, sino también en función de los posicionamientos políticos de la hora. Este artículo procura, pues, mostrar algunos rostros y voces en esta diversidad de actitudes. Algunas instituciones formalmente establecidas de la Iglesia, como la Acción Católica Argentina, encontraron voceros consecuentes, que hicieron lo posible por aplaudir la idea y reclamaron que a la Iglesia le fuera reconocido un papel central en el corazón de dicha "comunidad organizada"; otras en cambio bregaron por su autonomía, en términos que chocaban con cualquier propuesta que tuviera aires corporativistas, y más si se tiene en cuenta la persistencia de algunos núcleos importantes de inspiración democristiana. Entre estos dos extremos, hay todavía más matices y posiciones intermedias; trataremos de mostrar, en el seno de esta polifonía, que la posición católica no fue unívoca. Analizaremos, pues, a continuación dos de las voces más importantes que desde el catolicismo tomaron posición frente a la comunidad organizada, ya sea para apoyarla o discutirla: por un lado, la de Monseñor Miguel de Andrea, de amplia proyección pública, a través de su papel en la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (FACE) y la de Roberto Bonamino, dirigente de la Acción Católica, y además director del diario católico porteño El Pueblo.