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El barrio de Barracas (CABA, Argentina), es objeto, en el contexto del auge de la construcción tras la fuerte devaluación de 2002, de estrategias de recualificación que tienden a su gentrificación. Entre esas estrategias, adquiere particular relevancia la de patrimonialización. Barracas se encuentra en el sudeste de la ciudad, y limita hacia el este con barrios turísticos como La Boca y San Telmo, y hacia el oeste con barrios empobrecidos como Nueva Pompeya. Desde la década del ´70, Barracas, que se había consolidado como área industrial, entró en un proceso de declive como consecuencia de la desindustrialización, acentuado en los ´90. Forma parte de lo que se suele designar como la ´zona sur´, sintagma que trae consigo representaciones acerca de degradación urbana, problemáticas sociales, etc. por oposición al ´norte´, la parte ´rica´ de la ciudad. La recualificación simbólica de Barracas mediante la cualificación patrimonial posee como uno de sus efectos la creación delas condiciones que favorecen la gentrificación: promueve la permanencia o ingreso de residentes y consumidores de grupos acomodados o de actividades ligadas a los sectores pujantes de la economía, así como la invisibilización, el desplazamiento o la expulsión de antiguos pobladores o de usos productivos del suelo preexistentes. Se analizan diferentes sentidos asignados al patrimonio por los distintos actores intervinientes; no obstante esa variedad se monta sobre un doble consenso básico: que Barracas es un ´reservorio de patrimonio´ y que el ´patrimonio´ es algo que debe ser preservado. En otros términos, el patrimonio funciona como una evidencia ideológica que reclama ser reconocida como tal aún antes de que los actores implicados hayan tomado partido acerca de qué entender por patrimonio, según qué criterios, etc.

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