INVESTIGADORES
ZUBIETA Elena Mercedes
capítulos de libros
Título:
Valores y Actitudes
Autor/es:
ELENA MERCEDES ZUBIETA
Libro:
Psicología Política y Social. Buenos Aires
Editorial:
Cooperativas
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2005; p. 25 - 46
Resumen:
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Las actitudes han sido, casi
desde la constitución de la Psicología Social, uno de los temas de estudio
centrales de esta disciplina. Tanto es así que se ha llegado a afirmar que sin
las actitudes no podría comprenderse la Psicología Social,
especialmente lo que refiere a la producción norteamericana.
Como señalaba Germani (1966), el
interés por este concepto surge de la necesidad del psicólogo de contar con
categorías que permitan reducir la complejidad y diversidad de la conducta
social, permitiendo hallar las causas generales de la misma.
Presente, como objeto relevante
en campañas y programas preventivos de distintas conductas de riesgo así como
en los estudios de participación política, su interés primordial reside en el
papel que juega en los procesos de cambio social. Es el factor mediador por
excelencia entre el individuo y el contexto social de pertenencia. (Morales,
1999).
Para Triandis (1971, en
Echebarría et. al., 1987) la actitud puede pensarse como una idea cargada de
emoción que predispone a una clase de acciones respecto de una clase particular
de situaciones sociales. Fishbein y Ajzen (1975) sostienen que la mayoría de
los investigadores acordarían en que las actitudes pueden ser descritas como
una predisposición aprendida a responder en una manera consistente favorable o
desfavorable respecto de un objeto dado. Ambas definiciones indican que las
actitudes tienen un aspecto afectivo o emocional y que proveen el bagaje
motivacional para las acciones dirigidas hacia un objeto específico (persona,
grupo, situación, idea, etc.).
Si bien, como se
verá más adelante, cada actitud tiene un referente particular, las actitudes
pueden organizarse en estructuras consistentes y coherentes conocidas como sistemas
de valores. El término ideología, por ejemplo, se usa para designar un
conjunto integrado de creencias y valores que justifican las políticas de un
grupo o institución (Katz y Scottland, 1959; en Echebarría et. al., 1987).
Así, las actitudes
sociales, se caracterizan por la consistencia[1] en la
respuesta a objetos sociales y, es esta consistencia la que facilita el
desarrollo de sistemas integrados de actitudes y valores que los individuos
utilizamos para determinar qué tipo de conducta realizaremos al enfrentarnos a
cualquier amplia gama de situaciones posibles. Estos sistemas nos permiten
interpretar y evaluar los hechos, son fuentes de interpretación y acción que nos ayudan a
reducir la ambigüedad y la confusión. Pueden también ser concebidos como estilos
de percepción aprendidos a través de los cuales aprehendemos la realidad.
La clase de estilo que aprendemos así como el tipo de realidad que percibimos
depende en gran medida de modelos, es decir, de la cultura de pertenencia
(Lindgren y Harvey, 1973).
[1] Veremos más adelante que
la consistencia es un tema problemático, producto de los componentes y de la
compleja estructura interna de la actitud.