La vocación de alteridad (Festivales, críticos y subsidios en el surgimiento del Nuevo cine argentino)

OUBIÑA, DAVID

Historias extraordinarias. Cine argentino (1999-2008)

T&B Editores

Lugar: Madrid; Año: 2009; p. 15 - 25

Los espacios que han permitido el surgimiento y la subsistencia del nuevo cine argentino son diversos: sin las escuelas en donde se formaron los jóvenes directores, sin las fundaciones que financiaron sus proyectos, sin los festivales que exhibieron sus films y sin los críticos que legitimaron sus innovaciones estéticas, estas películas no hubieran llegado a realizarse o no hubieran podido ser vistas. Es cierto que todo esto implica algunos riesgos y condicionamientos. Con el tiempo, muchas películas han ido acomodándose a esa imagen exótica de América Latina que los subsidios de las fundaciones europeas, los festivales internacionales y los compromisos de coproducción esperan de ellos. Es legítimo, sin dudas, aprovechar la ayuda de modos alternativos de producción así como la visibilidad que otorga el circuito de festivales internacionales. ¿Pero qué sentido tiene librarse de las ataduras del mainstream si luego se está obligado a hacer películas que respeten de manera obediente el tipo de cine que las fundaciones o los festivales quieren ver porque coincide con la imagen que se han hecho de América Latina? Sería interesante indagar en qué medida ciertas instancias de fomento pueden terminar actuando como una forma velada censura ya que tienen el poder de decidir qué cine puede hacerse y qué cine no es conveniente hacer. La pregunta, entonces, es si los críticos, los festivales y los fondos internacionales no han asignado un lugar para cierto cine alternativo y por lo tanto sólo el que se acomoda a esos estándares logra, finalmente, hacerse visible. Hay, digamos, un establishment de lo alternativo. Esto no puede evitarse. Pero es preciso correrse siempre más allá. Al menos en sus inicios, la experiencia del nuevo cine argentino consistió en apropiarse de modalidades que no habían sido exploradas por el cine convencional. Si el cine mainstream se refugia en la tecnología como un efecto de alto impacto que procura preservar los modos habituales de la percepción y termina confinando a los films al territorio del entretenimiento, ese otro cine de los márgenes hace un uso crítico de la tecnología y mantiene con ella una tensión productiva. Quizás no se trate de negar el centro ni tampoco de negociar con él para descubrir los intersticios por donde infiltrarse. Quizás se trate de hacer de la periferia un centro. O mejor: una red múltiple de centros asociados.