CERZOS   05458
CENTRO DE RECURSOS NATURALES RENOVABLES DE LA ZONA SEMIARIDA
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Capítulo 8: Lilium longiflorum/Lilium híbridos
Autor/es:
MARINANGELI, P., CHINESTRA, C., WOLCAN, S., WRIGHT, E. Y RIVERA, MC
Libro:
Enfermedades en cultivos de flor para corte no tradicionales.
Editorial:
Wolcan, S. y Wright, E. (Eds). La Plata
Referencias:
Lugar: La Plata; Año: 2012;
Resumen:
El género Lilium pertenece a la familia Liliaceae y reúne a la mayoría de las plantas conocidas como azucenas o lilium. Se cultivan para producción de flor de corte aunque también como planta en maceta. En estas plantas pueden aparecer fisiopatías o síntomas asociados a infección viral. Virosis: Las más comunes son causadas por el Virus asintomático del lilium (LSV); el Virus del moteado del lilium (LMoV) y el Virus del mosaico del pepino (CMV). Las enfermedades que producen limitan el cultivo de Lilium, ya que afectan la calidad de la flor y el rendimiento de bulbos. Como la propagación del cultivo es vegetativa, si se parte de material infectado se producirá descendencia enferma que aumentará en cada multiplicación. Las infecciones pueden ser simples o mixtas generando mayores daños. Pueden presentarse síntomas característicos en los diferentes órganos afectados pero también puede haber plantas infectadas asintomáticas. Por otra parte algunos pueden confundirse con alteraciones fisiológicas. Durante la producción de flor de corte en invernáculo son más evidentes en condiciones de crecimiento desfavorables. Reducen la calidad general de las plantas, que pueden tener menor peso y altura. El follaje puede presentar estrías, mosaicos, moteado, clorosis en nervaduras. Los botones florales pueden abortar y las flores senescer en forma prematura, especialmente en los períodos deficientes de luz, como el otoño e invierno. En las flores puede haber quebrado del color, malformaciones, menor tamaño y menor tiempo de vida. La infección y transmisión de virus es más significativa durante la multiplicación y engorde de bulbos, que demanda más de un año y se realiza a campo, donde las condiciones predisponentes son mayores. Si se parte de bulbos sanos y la infección se produce en la etapa de producción de flor, no habrá síntomas visibles pero los virus se transportarán hacia el bulbo, donde se multiplicarán en pocas semanas. Si estos bulbos se reutilizan para la producción de flores, desarrollarán síntomas que pueden afectar la producción. Las condiciones ambientales desfavorables como los suelos pobres en nutrientes, el drenaje inadecuado, los cambios bruscos de temperatura acentúan la manifestación de síntomas. La presencia de malezas, huéspedes alternativos y plantas voluntarias de lilium o los cultivos escalonados favorecen el mantenimiento del inóculo viral y de los vectores. Algunas variedades de lilium portadoras y asintomáticas pueden actuar como fuente de inóculo. Es fundamental controlarla durante la producción y/o engorde de bulbos. Como no existen compuestos químicos para controlar virosis es importante el reconocimiento de los síntomas para eliminar las plantas infectadas durante la producción de bulbos. Controlar los áfidos vectores. Iniciar el cultivo con material saneado, certificado como libre de virosis, o realizar el saneamiento in vitro del material infectado. En invernáculos de cultivo de flor controlar vectores. Fisiopatías: Quemadura foliar o “Leaf Scorch”: Los síntomas se ven en una o pocas hojas jóvenes durante el período de prefloración. En los extremos y bordes de las hojas se ven deformaciones, curvatura hacia el haz y manchas, al principio cloróticas a blanquecinas, que luego se necrosan. La causa más común es una baja concentración de calcio a nivel celular. Otra causa es el exceso de flúor en lilium asiáticos y longiflorum. Son factores predisponentes aquellos que disminuyen la absorción y transporte de calcio y reducen la corriente transpiratoria. La sensibilidad a esta enfermedad depende del cultivar y del calibre del bulbo. Es una fisiopatía típica del lilium pero también se da en Alstroemeria. Para el manejo se debe plantar con suelo húmedo y fresco; evitar cambios bruscos de la temperatura y humedad ambiente del invernáculo, cuidar las raíces antes de plantar. Absición floral: Los botones florales inmaduros se tornan blanquecinos y caen. En la primavera caen primero los botones basales, mientras en el otoño caen primero los apicales. Otra forma de abscisión floral es la desecación del pimpollo. Si el problema se da muy temprano, en el desarrollo de la flor sólo se ven las cicatrices en las axilas de las hojas superiores y la ausencia total o parcial de botones normales. Afecta a los lilium en general, pero su incidencia depende del híbrido. Los orientales son los menos sensibles y los asiáticos son los más susceptibles. Para el manejo de la enfermedad, no usar híbridos sensibles en períodos de baja luminosidad; no usar mallas de sombreo más allá del estadio de botón visible; la radiación lumínica para híbridos asiáticos debe ser mayor de 300 Wh/m2; disminuir la densidad de plantación en situaciones de baja luminosidad. Deficiencia de hierro: Las hojas nuevas presentan clorosis internerval. Los síntomas son más manifiestos en plantas de rápido crecimiento y cuanto más acusada es la deficiencia, más amarillas son las hojas en el tercio superior. En casos graves puede producirse necrosis parcial de la lámina foliar. Si la clorosis es leve se no avanza de las hojas superiores. Las condiciones predisponentes son aquellas que hacen que disminuya la disponibilidad en el suelo, la absorción y el transporte de hierro y la corriente transpiratoria. La sensibilidad a esta fisiopatía depende del cultivar. En general, los híbridos orientales son los más susceptibles, mientras que los L. longiflorum son los más tolerantes. Para el manejo realizar análisis de suelos, agua y tejidos para detectar deficiencias o excesos de minerales; incorporar enmiendas orgánicas al suelo para mejorar la fertilidad, la capacidad de intercambio catiónico, la estructura y la actividad microbiológica; implementar un plan de fertilización acorde a las necesidades del cultivo y a la disponibilidad de nutrientes; aplicar fertilización foliar rutinaria y/o correctiva en caso de ser necesario; ajustar el pH de acuerdo a las exigencias de  los híbridos cultivados (5,5 a 6,5). Enfermedades: Podredumbre de bulbos: Causada por Penicillium minioluteum. Sobre los bulbos se observan manchas pardas bien delimitadas, algo hundidas e irregulares que pueden coalescer y terminar en una podredumbre húmeda. Sobre los tejidos afectados desarrolla un denso moho verdoso. Bulbos enfermos plantados pueden no brotar a causa de la muerte de las yemas. Se deben evitar las heridas sobre los bulbos durante la cosecha, eliminando aquellos que manifiesten síntomas de enfermedad. Tizón: producido por Botrytis elliptica. Sobre las hojas se observan manchas pequeñas de 0.5 a 1 cm, aisladas, naviculares, con su parte central transparente, con una zona castaño claro a su alrededor y borde castaño oscuro limitante con la región sana. Luego se generaliza una necrosis que abarca gran parte de la hoja, dando un aspecto de quemado. También afecta pimpollos. Al envejecer las lesiones se cubren de un moho grisáceo. El control se basa principalmente en el manejo del ambiente, mejorando la ventilación y evitando excesos de humedad y con la aplicación de fungicidas. Tizón: producido por Botrytis cinerea. Sobre las hojas superiores se observan pequeñas manchas húmedas, cuyo color varía según el cultivar afectado, generalmente con el centro levemente hundido, que al coalescer abarcan gran parte de las hojas y dan aspecto de quemado. También afectan los ápices de las hojas y los botones florales, ocasionando deformación y aborto. Las flores presentan manchas similares. Sobre los órganos afectados aparece posteriormente un típico moho gris que es el signo de la enfermedad, formado por micelio, conidióforos y conidios. Se controla eliminando todos los restos al finalizar la estación de cultivo, favoreciendo la ventilación. Control químico utilizando productos y rotaciones. Podredumbre basal: Provocado por Fusarium verticillioides. Los síntomas se observan preferentemente antes de la floración y consisten en una necrosis de los tallos originada en la base, que determina el amarillamiento ascendente del follaje, una merma en la producción de las flores y puede culminar con la muerte de las plantas. Los bulbos contaminados no presentan síntomas. Para el manejo, eliminar todos los restos al finalizar la estación de cultivo, favorecer la ventilación a través de una densidad de plantación adecuada, control químico o tratamiento con agua caliente en los bulbos, evitar heridas en el manipuleo y labores culturales.