Un devenir francés de Pavlovsky. Confluencias con Beckett, Deleuze y Guattari

LUCAS RIMOLDI

Homenaje a Eduardo Tato Pavlovsky

Centro Cultural de la Cooperación

Lugar: Buenos Aires; Año: 2010; p. 10 - 27

   Eduardo Pavlovsky manifiesta claramente la impronta productiva que Samuel Beckett inaugura en el campo cultural argentino a mediados de los años 50. Tal como estudió de manera pionera Woodyard, textos europeos como Waiting for Godot se constituirán en importantes antecedentes para creadores como Pavlovsky, Monti o Gambaro (1969). A esa etapa temprana de la producción de Pavlovsky que llega hasta 1976, inscripta en la neovanguardia, corresponden Somos y La espera trágica (1962) y Un acto rápido (1965); más allá de ella, Beckett tendrá un carácter articulador en la totalidad de su trabajo posterior.     Tal como reconoció Pavlovsky en un artículo de 1990 titulado “Samuel Beckett. Hoy: Gilles Deleuze” (Lo Grupal, 8), el irlandés le abrió el camino a una nueva concepción del yo y del lenguaje teatral. La ascendencia de Beckett invita a explorar otras genealogías, como la que remite al conocimiento del dramaturgo argentino de dos importantes figuras del pensamiento francés contemporáneo, Gilles Deleuze y Félix Guattari. En sus trabajos en colaboración, especialmente El Antiedipo, estos pensadores toman los personajes de Beckett para reflexionar sobre la subjetividad contemporánea.    Nuestro trabajo explora cuáles son los rasgos teatrales que Pavlosvky toma de Beckett a modo de estímulo creativo. Y cuáles son las nociones de Deleuze y Guattari que utiliza tanto en su labor dramatúrgica y directorial como en sus textos críticos: toda una batería de “minimalismos” y “devenires”, “micropolíticas” y “líneas de fuga” dan cuenta de su utilización de los conceptos deleuzianos.