INVESTIGADORES
GARCIA VALVERDE Facundo
capítulos de libros
Título:
La igualdad política rawlsiana y la crítica del poder
Autor/es:
GARCÍA VALVERDE, FACUNDO
Libro:
Actualidad de John Rawls en el siglo XXI
Editorial:
Comares
Referencias:
Lugar: Granada; Año: 2022; p. 127 - 142
Resumen:
No es controvertido afirmar que Teoría de la Justicia (TJ) no es un texto ni sobre la justificación de la democracia ni sobre cómo evaluar su funcionamiento cotidiano; más bien, es el espacio donde un conjunto amplísimo de académicos y científicos sociales hallaron respuestas acerca de cómo diseñar instituciones sociales justas. Sin embargo, como ha destacado y desarrollado Joshua Cohen (2002), el mismo prefacio de la versión original de TJ ya contenía una referencia a la democracia que es digna de ser considerada: "la concepción de justicia como equidad constituye la base moral más apropiada para una sociedad democrática. (Rawls, 1971, : xviii)"En la versión revisada de TJ, esta referencia a la democracia era expandida y clarificada, ?Mi esperanza es que la justicia como equidad aparezca comorazonable y útil, si no completamente convincente, para un amplio espectro deopiniones políticas reflexivas y exprese, de este modo, una parte esencial del núcleo común de la tradición democrática?(Rawls, 1999: xi).Si bien estas citas apelan más a cierta idea tocquevilleana de un ethos democrático, es claro que ellas sugieren que los principios de justicia que se obtienen a partir del mecanismo de la posición original deben garantizar un grado significativo de participación política de los individuos,así como las condiciones para que se reconozcan recíprocamente como?democráticamente iguales? (Rawls, 1971: 75, 106). A pesar de estos objetivos explícitos, una críticarecurrente hacia TJ es que su carácter idealizado le impide reconocer lasdiversas manifestaciones y relaciones de poder que, o bien configuran esapropia idealización (Mills, 1997; Pateman, 1988), o bien determinan ladistancia entre lo que los individuos deberían hacer y lo que finalmente hacen(O?Neill, 1996; Schwartzman, 2013; Sen, 2010). La teoría rawlsiana no podría,en realidad, cumplir sus promesas democráticas ni garantizar esa participaciónpolítica significativa, ya que sería ciega y muda frente al poder: no podríareconocer esas expresiones de poder que limitan sus objetivos democráticos y,dado esto, no tendría recursos críticos para hacerle frente. Una de las razones por las que esta crítica sigue teniendotal popularidad es la multivocidad del propio concepto de poder. Éste no sóloes inherentemente disputable, según la caracterización de Steven Lukes (2005),sino que además posee una multiplicidad de capas de significado y aplicación,desde las prácticas de microrresistencia, la capacidad para actuarconjuntamente, su carácter productivo hasta los conflictos competitivos, lasestrategias pragmáticas para vencer las resistencias ocasionales y losfenómenos de auto-opresión . De esta forma, para que la crítica sea analizablees necesario especificarla y delimitarla.En este capítulo, tomaré como punto de partida la distincióncentral de Lukes (2005: 25-28) entre las manifestaciones del poder observablesy las no observables; mientras que las primeras pueden registrarse enconflictos políticos, son competitivas e implican presiones recíprocas para queel otro competidor acepte (o haga) algo que no haría en otra situación, lassegundas se registran a un nivel estructural no competitivo, en tantoobstáculos internos impuestos externamente como, por ejemplo, lainternalización de ideologías, valores y comportamientos dominantes que,obviamente, limitan la variedad de problemas y razones a discutir. Como mostraré aquí, la teoría rawlsiana no es ?ciega? frentea esta última dimensión insidiosa del poder, ya que posee elementos diversospara identificarlos y evaluarlos críticamente. No obstante, sí es ?muda? frentea ellos, es decir, que no puede guiar adecuadamente la acción necesaria parareducirlos; los mecanismos destinados a salvar la distancia entre losrequerimientos de una teoría de justicia ideal y un contexto cargado deinstancias penetrantes de poder terminarían simplificando la complejidad detales contextos, sin tomar en cuenta cómo el propio poder configura loslímites, las oportunidades y las creencias de los ciudadanos fácticamente situadosen ellos.El capítulo está estructurado del siguiente modo. En laprimera sección, reconstruiré la discusión que llevó a Rawls a incluir, luegode TJ, una cláusula del valor equitativo (CVE) válida solamente para laslibertades políticas, que aseguraría que el sistema político esté protegido dela invasión por parte del poder económico. Tal reconstrucción mostrará queRawls sólo considera la dimensión observable del poder, ya que esa cláusulaúnicamente impone restricciones externas a los conflictos entre elitespolíticas (1). En la segunda sección, se reconstruirá una justificación mássofisticada de la CVE ? basada en el interés regulativo en desarrollar unsentido de la justicia ?, y se la enfrentará con la crítica de su ?ceguera? y?mudez? a la dimensión no observable del poder. (2). Como mostraré, estajustificación permite a la teoría rawlsiana identificar tal dimensión del podery ofrecer así algunos parámetros de crítica (2.1). Sin embargo, dado su origenen distintas idealizaciones metodológicas, incluso esta justificación mássofisticada será incapaz de salvar la distancia entre los contextos más o menosideales y los contextos atravesados por estas formas de poder (2.2).