INVESTIGADORES
ZUBIETA Elena Mercedes
capítulos de libros
Título:
Participación de movilización pacífica: aprobación y eficacia atribuida como factores predictores
Autor/es:
DELFINO, G. I.; ELENA MERCEDES ZUBIETA
Libro:
Psicología social y política: procesos teóricos y estudios aplicados
Editorial:
ECOE
Referencias:
Lugar: Bogotá- ; Año: 2018; p. 482 - 495
Resumen:
El estudio de Barnes y Kaase (1979) realizado en 1974 puede ser señalado como el antecedente empírico más remoto en lo que hace al análisis de las distintas formas de participación a las que pueden recurrir los sujetos para incidir en el mundo político. Estos autores, en su estudio sobre la acción política en cinco democracias occidentales (Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Austria) analizaron tanto las formas convencionales como no convencionales y el potencial de protesta de los sujetos. En relación con las formas de movilización pacífica,1 encontraron que en el mejor de los casos solo uno de cada diez sujetos participaba: con valores entre el 11% para EE.UU. y el 6% para Inglaterra en el caso de las manifestaciones, la ocupación de edificios en todos los casos habían sido realizados por menos del 2% de los sujetos y las huelgas ilegales, a excepción de Inglaterra donde el 5% de los sujetos declaraba haber participado, también presentaban un 2% o menos de prevalencia. En lo que hace al potencial de protesta, la disposición de los sujetos a participar en manifestaciones oscilaba entre el 61% para Holanda y el 38% para Austria. Le seguían la predisposición a realizar huelgas (entre 31% en Holanda y 14% en Austria) y a ocupar de edificios (entre 42% en Holanda y 10% en Austria). En otro estudio comparativo, esta vez, de diez países europeos, realizado en 1981, Harding, Phillips y Fogarty (1986), encontraron que muy pocos habían participado en acciones no convencionales. Solo uno de cada seis habían asistido a manifestaciones y uno en veinte se había unido a huelgas. De hecho los porcentajes de quienes habían participado en formas más comprometidas de protesta como la ocupación de edificios o fábricas eran muy bajo, apenas un 3%. Según estos autores, los patrones de protesta política mostraban pequeña variación a lo largo de 1. Delfino, Muratori y Zubieta (2014), sobre la base de un análisis factorial confirmatorio, clasifican a asistir a manifestaciones, participar en huelgas y ocupar edificios o fábricas como formas de participación de movilización o directas pacíficas. los diferentes países, aunque en lo que hace a la participación en manifestaciones, Francia (25%), Italia (22%) y España (21%) presentaban, comparativamente hablando, altos porcentajes y en cada país, había un rechazo prácticamente universal a las formas de acción que implican violencia o daño a la propiedad. En lo que hace al potencial de protesta, la participación en manifestaciones promediaba un 46%, las huelgas ilegales un 19% y la ocupación de edificios un 16%. Páez y Echebarría (1986) presentan los datos del potencial de protesta de adolescentes del País Vasco (España) de mediados de los 80. La actividad no convencional que los jóvenes se mostraban dispuestos a realizar en mayor medida era la participación en manifestaciones (42,7%), seguida por las huelgas (15,8%). La ocupación de edificios (2,8%) contaba con menos apoyo. En otro estudio también efectuado en España, esta vez, a principios de los 90 y con una muestra representativa de jóvenes de Galicia con edades entre 18 y 23 años (Sabucedo, Arce y Rodríguez, 1992), se encontró que el asistir a manifestaciones legales (52,5%) se encontraba entre las actividades políticas que más habían realizado estos sujetos. Bastante menos adhesión obtenía el participar en huelgas ilegales (16,1%), mientras la ocupación de edificios o fábricas había sido realizada por solo el 9% de los jóvenes. Según Bendit (2000), los resultados del estudio realizado por el DJI (Instituto de la Juventud Alemana) en 1992 indican: “solo el 2,8% de los entrevistados en el oeste y el 6,6% en el este, declaran haber ejercido formas de violencia, ya sea contra objetos o contra personas y como forma de manifestación o expresión política” (p. 46). De acuerdo con este mismo estudio, la participación en manifestaciones contaba con la adhesión de un 50,6% en el este y un 28,8% en el oeste de los jóvenes, las huelgas con un 16,4% en el este y 12% en el oeste, y la ocupación de casas con un 19,2% en el este y un 12,3% en el oeste. En un segundo relevamiento, similar al de 1992, realizado en 1997 en el marco del estudio del DJI, se encontró que la mayor disposición de los jóvenes alemanes a participar políticamente se vinculaba en primer lugar con la recolección de firmas (77,8%) y en segundo lugar con las manifestaciones (61,75%). Los datos de la ola 2002-2003 de la Encuesta Social Europea (ESS, European Social Survey) indican que en España, en el último año, el 17% habría participado en manifestaciones (Ferrer, 2005). Valencia, Valencia y Lyons (2008) muestran como, en el contexto europeo, la participación política no convencional o de protesta en los últimos 30 años ha ido en aumento. Tomando los datos proporcionados por Barnes y Kaase (1979), la Encuesta Mundial de Valores (WVS, World Values Survey) y la Encuesta Europea de Valores (EVS, European Values Survey) analizan el porcentaje de sujetos que en cada país declaró haber participado en manifestaciones, en huelgas ilegales y ocupado edificios. Si se considera la media Europea, la participación en manifestaciones ha crecido 12 puntos porcentuales, mientras que las huelgas y la ocupación de edificios prácticamente no habría variado, exhiben un aumento de 2 y 1 punto porcentual respectivamente. Segunda parte - Participación de movilización pacífica 484 El estudio de Vázquez, Panadero y Rincón (2005) analiza la participación política no convencional en estudiantes de psicología de cuatro países de habla hispana: Chile, España, Nicaragua y El Salvador. En lo que respecta a la participación en manifestaciones, los españoles son quienes más han participado (92,8%),2 seguidos luego por los nicaragüenses (64%). Los estudiantes de Chile y El Salvador presentan porcentajes más bajos: 17,2% y 18,7% respectivamente. En el caso de las huelgas, España (24,2%), especialmente, y Nicaragua (8,7%) presentarían valores muy por encima de los encontrados en Chile (2,5%) y El Salvador (3,6%). Un 8,2% de los estudiantes de Nicaragua habrían ocupado edificios, mientras que esta misma actividad no habría sido realizada por estudiantes de El Salvador y contaría con un 3,6% y 4,7% de adhesión en Chile y en España respectivamente. En lo que hace al contexto argentino, en un estudio realizado a principios de los 90 con estudiantes de psicología de este país, Sabucedo, Rodríguez, D’Adamo y García Beaudoux (1991) encontraron que el potencial de protesta para las manifestaciones ascendía a 81,6%. De acuerdo con los datos de la Encuesta Mundial de Valores (WVS) del año 1999 (Inglehart, Basáñez, Díez-Medrano, Halman y Luijkx, 20043 ), sobre una muestra representativa de 1280 casos, el 13,2% ha participado en manifestaciones, el 5,3% en huelgas y el 1,9% en ocupaciones de edificios.