INVESTIGADORES
PICHÓN-RIVIERE Andres
artículos
Título:
Microdebrider para cirugías otorrinolaringológicas
Autor/es:
PICHON RIVIERE A; AUGUSTOVSKI, F; GARCIA MARTI S; GLUJOVSKI D; LOPEZ A; REY-ARES, L; BARDACH A; REGUEIRO A; ALCARAZ A; VALANZASCA, P; ELORRIAGA, N; ROMANO M; ROJAS, J; BERATARRECHEA, A
Revista:
Documento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias
Editorial:
IECS
Referencias:
Año: 2011 p. 1 - 30
ISSN:
1668-2793
Resumen:
En la actualidad, las indicaciones más aceptadas de amigdalectomía y
adenoidectom son la hipertrofia extrema de adenoides y/o amígdalas que
pueden producir obstrucción de las vías aéreas con hipoventilación
pulmonar. La amigdalectomía se realiza usualmente después de los 3 años
de edad, siendo más frecuente en mujeres, mientras que la adenoidectomía
usualmente es en niños menos de 14 años, siendo más frecuente en
varones.
La hipertrofia de cornetes inferiores es la principal causa de
obstrucción nasal sintomática, siendo usualmente como consecuencia de
rinitis alérgica perenne o no alérgica. La poliposis naso-sinusal es una
patología inflamatoria de la mucosa respiratoria, con crecimiento de
formaciones polipoideas cuyos síntomas son la obstrucción nasal,
rinorrea, anosmia, cefalea, prurito y estornudos.
En el caso de las amigdalectomías y tonsilectomía, se incorporaron
nuevas técnicas para reducir el dolor post-operatorio y sangrado tardío.
En este contexto comenzó a realizarse la amigdalectomía parcial,
utiliazando laser con CO2, radiofrecuencia y microdebrider. En el caso
de la hipertrofia de cornetes inferiores, el tratamiento habitual es
médico (ej: antihistamínicos, corticoides tópicos u orales, o
vasoconstrictores), pero cuando este no es efectivo, se realiza
crioterapia, diatermia submucosa, turbinoplastia por laser,
turbinectomía submucosa, y turbinectomía parcial o total. El objetivo de
la cirugía es aliviar los síntomas, preservando las mucosas, con
reducción del tejido submucoso y óseo.
En este documento se evalúa la utilización del microdebrider, que
permite realizar una tonsilectomía intracapsular parcial con mayor
precisión que las otras tecnologías utilizadas habitiualmente, y cuya
ventaja sobre el procedimiento convencional sería que se deja un
revestimiento de tejido tonsilar y la cápusla tonsilar, protegiendo así
las musculatura subyacente, lo cual podría mejorar la sintomatología
post-operatoria. Además, en este documento, se evalúa al microdebrider
en el contexto de las otras cirugías otorrinolaringológicas como la
tubinectomía y polipectomía nasal.
Tecnología
El microdebrider es un tubo hueco con una hoja filosa rotatoria en la
apertura del extremo distal hacia donde el tejido es aspirado. De este
modo, la resección del tejido es controlada, succionando la sangre del
sitio quirúrgico, manteniendo una adecuada visualización del mismo. Dado
que el microdebrider no permite realizar hemostasia, el cirujano debe
estar atento al control del sangrado, utilizando drogas en forma tópica.
Como el microdebrider es rígido, presenta limitaciones para el acceso
de acuerdo a la ubicación anatómica, variando de paciente a paciente, y
pudiéndose superar esta limitación según la experiencia del operador.
Métodos
Se realizó una búsqueda en las principales bases de datos bibliográficas
(MEDLINE, EMBASE, Cochrane, DARE, NHS EED), en buscadores genéricos de
Internet, agencias de evaluación de tecnologías sanitarias y
financiadores de salud. Se priorizó la inclusión de revisiones
sistemáticas, ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECAs),
evaluaciones de tecnologías sanitarias y económicas, guías de práctica
clínica y políticas de cobertura de otros sistemas de salud.
Resultados
Se encontraron cinco ECAs donde se evaluó la utilización de
microdebrider en pacientes que realizaron tonsilectomía y/o
amigdalectomía, una revisión sistemática sobre manejo quirúgico de la
hipertrofia de cornetes inferiores, tres ECAs sobre el uso de
microdebrider en pacientes que realizaron turbionoplastia inferior y dos
ECA en pacientes con pólipos nasales.
Pruegsanusak y col publicaron en 2010 un ECA donde aleatorizaron a 40
niños entre 3 y 14 años a realizarse tonsilectomía con microdebrider o
con disección fría. El sangrado intraoperatorio fue significativamente
mayor en el grupo con microdebrider (54,3 ± 35,45 mL versus 14,8 ± 18,77
mL; p<0,05). El tiempo quirúrgico, el tiempo hasta la primera
ingesta, los días de internación y la satisfacción con el tratamiento no
difirió entre ambos grupos. No se observaron diferencias en el dolor
post-operatorio inmediato, aunque se utilizó significativamente menos
analgésicos en el grupo con microdebrider. Se observaron puntajes de
dolor menores en los días 2 y 3 postoperatorios en el grupo de
microdebrider (2,5±1,1 versus 1,6±0,8; p<0,05), sin diferencias en
los días posteriores.
En 2009, Wilson y col publicaron un ECA simple ciego donde evaluaron en
156 pacientes de entre 6 meses y 22 años de edad, la utilización de
microdebrider versus electrocauterio y versus coblator, en pacientes con
indicación de adenotonsilectomía. El tiempo quirúrgico fue
significativamente menor en el grupo microdebrider (16,1 vs 20,1 vs 21,6
minutos, p<0,05). El dolor post-operatorio y el tiempo de retorno a
dieta normal también fue menor en microdebrider en comparación con
electrocauterio (4,8 días vs 6,6 días para dolor, y 4,5 días vs 6,3 días
para dieta, p<0,05). No se encontraron diferencias significativas en
términos de días de admisión entre el microdebrider y las otras
tecnologías, así como tampoco en intensidad de dolor.
En 2008, Bitar y col publicaron en ECA donde aleatorizaron 143 niños
entre 1 y 10 años de edad a realizarse amigdalectomía parcial con
microdebrider (MAPT, del inglés microdebrider-assisted partial
tonsillectomy) o amigdalectomía total con electrocauterio. No se
encontraron diferencias significativas en el tiempo quirúrgico entre
ambas técnicas (14,8 vs 15,4 minutos) y en la totalidad de ambos grupos
se aliviaron los síntomas obstructivos. El sangrado fue mayor en el
grupo MAPT (25 ml vs 4 ml, p<0,05). Dos pacientes (3%) del grupo de
electrocauterio (y ninguno del MAPT) requirió internación por
deshidratación (p<0,05). Los niños del grupo MADT retornaron antes a
la actividad normal (2,2 ± 1,7 días vs. 5,7 ± 3,9 días, P<0,05), a la
dieta normal (5,3 ± 3,1 días vs. 8,2 ± 3 días, p<0,05) y requirieron
menos analgésicos frecuentes (2,1 ± 1,4 días vs. 6,1 ± 3,5 días,
p<0,05). No se encontró recurrencia en ningún niño del grupo MAPT,
con un seguimiento con mediana de 20,6 meses (rango 1-36,2 meses).
Lister y col publicaron en 2006 un ECA simple ciego, donde aleatorizaron
25 niños de entre 5 y 15 años de edad con hiperplasia tonsilar
obstructiva, a una amigdalectomía con microdebrider de un lado versus
amigdalectomía extracapsular electroquirúrgica de lado contralateral. Se
realizó un seguimiento de 2 semanas observándose significativamente
menor dolor del lado que se utilizó el microdebrider entre los días 1 y 9
postoperatorio. Luego, esa diferencia desapareció. No hubo sangrado en
ningún caso.
Sobol y col publicaron un ECA simple ciego en 2006 donde aleatorizaron
74 niños entre 3 y 7 años de edad a realizarse una tonsilectomía con
electrocauterio monopolar o una tonsilectomía intracapsular con
microdebrider. El tiempo quirúrgico fue mayor en el grupo microdebrider
(en minutos, 20,9±4,4 versus 16,6±4 ; p<0,05). Si bien el sangrado
también lo fue (diferencia absoluta de 15 ml), los autores no lo
consideran clínicamente relevante. Por otra parte, el grupo
microdebrider tuvo menos días de recuperación a una dita normal (2,7±2,3
versus 4,4±3,4 ; p<0,05).
Chen y col publicaron, en 2008, un ECA que aleatorizó 160 adultos con
obstrucción nasal crónica a realizarse turbinoplastia inferior y
lateralización con microdebrider versus resección submucosa. Tras un
seguimiento de 3 años, en una escala analógica visual se observaron
reducciones de los síntomas estadísticamente significativas en ambos
grupos con respecto al basal (obstrucción nasal en basal y a los 3 años:
8,5 vs 1,5 y 8,7 vs 1,5 en ambos grupos, p<0,01), sin diferencias
significativas entre ambas ramas de tratamiento.
En 2007, Chen y col publicaron un estudio donde se aleatorizaron 120
niños entre 9 y 14 años de edad con obstrucción nasal crónica por
hipertrofia de cornetes inferiores a recibir a realizar una resección
submucosa (RS) o a realizar la turbinoplastia inferior con
microdebrider. El grupo de RS tuvo aumento significativo de secresiones a
la semana de seguimiento (con respecto al basal), y un descenso
significativo al mes. En el grupo de microdebrider, no se describen
aumentos significativos a la semana, pero se observa un descenso
significativo al mes. A los 3 meses, ambos grupos mostraron una
reducción de la resistencia nasal media con respecto al basal, así como
en la sintomatología presentada (estornudos, obstrucción nasal e
hiposmia).
Lee y col publicaron en 2006 un ECA que comparó el uso del coblator
versus microdebrider, en 60 adultos. La obstrucción nasal se redujo
significativamente en ambos grupos a los 3, 6 y 12 meses de seguimiento.
Por otra parte, a los 12 meses, la reducción de la obstrucción nasal
fue mayor en el grupo que utilizó microdebrider (2,7 ± 0,5 vs 3,6 ± 0,5;
p<0,05). También se observó mejores resultados en el volumen de la
cavidad nasal. Sin embargo, el sangrado post-operatorio también fue
mayor en el grupo de microdebrider (6,6% vs 26%, p<0,05).
Ceylan y col publicaron en 2007 un ECA simple ciego donde aleatorizaron
97 con poliposis nasal a realizar una cirugía con microdebrider o bien
con la técnica tradicional. Los hallazgos rinométricos, tomográficos y
endoscópicos mejoraron en ambos grupos, sin diferencias significativas
entre ambos.
La agencia evaluadora de tecnologías de Australia (ASERNIP) publicó un
documento en Febrero de 2008 donde considera que la utilización de
microdebrider en tonsilectomías no brinda beneficios con respecto a
otras tecnologías utilizadas para el mismo fin. Refiere evidencia
contradictoria en términos de dolor, y cierta evidencia que muestra una
mejor tasa de recuperación post-operatoria.
No se encontraron agencias financiadoras de salud que cubran el uso de
microdebrider en el contexto de cirugías otorrinolaringológicas.
Conclusiones
El microdebrider ha sido evaluado en diferentes prácticas
otorrinolaringológicas y la evidencia disponible es dispar. En
amigdalectomías y tonsilectomías, existe evidencia de buena calidad que
muestra beneficios en términos de dolor post-operatorio y retorno a
dieta normal, que en promedio son 1 a 2 días antes que las alternativas
terapéuticas. Asimismo se observa un mayor sangrado que no resulta
clínicamente relevante. Debería evaluarse más la frecuencia de recidivas
cuyo riesgo hipotético se postula en cirugías parciales. En cirugías de
turbinas inferiores la evidencia disponible es controvertida.
Finalmente, en referencia a poliposis nasal, el único ECA encontrado no
encontró diferencias significativas entre el uso de microdebrider y las
técnicas tradicionales.
Debe evaluarse esta tecnología en términos de costo-efectividad para
concluir si resulta beneficioso su uso en algún escenario específico,
principalmente, en amigdalectomías y tonsilectomías. Para el resto de
las cirugías aún no se han observados beneficios importantes.