INVESTIGADORES
MERILES Jose Manuel
artículos
Título:
La glomalina y su relación con la productividad del cultivo de maíz
Autor/es:
GRUMBERG, B.; CONFORTO, G.; ROVEA, A.; BOXLER, M.; MARCH, G.J.; LUNA, C.; MERILES, J.; VARGAS GIL, S.
Revista:
Informaciones Agronómicas del Cono Sur
Editorial:
International Plant Nutrition Institute
Referencias:
Año: 2010 vol. 47 p. 23 - 25
ISSN:
2222-0178
Resumen:
La evaluación de la productividad del suelo y
del aumento o mantenimiento de su calidad
son necesarios para definir la sustentabilidad de
las prácticas agrícolas. Una manera de cuantificar
el efecto del manejo sobre la salud del suelo se
basa en analizar sus parámetros químicos, físicos y
biológicos (Vargas Gil et al., 2009). Dentro de los
indicadores biológicos más eficientes se encuentran
los hongos micorrícicos arbusculares (HMA), que
están relacionados con la nutrición de la planta y su
sanidad, y la estructura del suelo en el que se desarrollan
los cultivos. Esto se debe a que los HMA se
establecen en simbiosis en el sistema radical de las
plantas, produciéndose un intercambio de solutos y
agua. Las plantas se benefician ya que incrementan
su nivel nutricional debido a que las hifas tienen
una capacidad exploratoria del suelo hasta 100
veces mayor que la de las raíces, mientras que
los HMA reciben sustratos carbonados a cambio
(Mosse & Phillips, 1971). Estos HMA producen glomalina,
una glicoproteína que protege a las hifas
durante el transporte de nutrientes desde la planta
hasta el extremo de la hifa, y desde el suelo hasta la
planta. Una vez que las hifas dejan de transportar
nutrientes y senescen, la glomalina
contenida en sus células se libera y se
acumula en el suelo, representando
el 5% del contenido de carbono (C)
y nitrógeno (N) edáfico (Treseder &
Turner, 2006). Allí esta glicoproteína
actúa como un aglutinante de minerales
y materia orgánica, por lo que
está en directa relación con la estabilidad
de agregados y la estructura del
suelo. Es decir que la cuantificación
de glomalina de un agroecosistema
tiene varias implicancias, ya que su
abundancia estaría reflejando buenas
posibilidades nutricionales para
la planta debido a: i) el incremento
del volumen radicular, sobre todo en
lo relacionado a la absorción de P,
ii) la mejor agregación del suelo e
infiltración de agua, y iii) la mayor
permeabilidad al aire, actividad microbiana general
y resistencia a la erosión del suelo, entre
otros procesos.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar el contenido
de glomalina del suelo para evaluar el efecto
de la fertilización inorgánica, y analizar su relación
con parámetros químicos del suelo y el rendimiento
de maíz.
permeabilidad al aire, actividad microbiana general
y resistencia a la erosión del suelo, entre
otros procesos.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar el contenido
de glomalina del suelo para evaluar el efecto
de la fertilización inorgánica, y analizar su relación
con parámetros químicos del suelo y el rendimiento
de maíz.
a evaluación de la productividad del suelo y
del aumento o mantenimiento de su calidad
son necesarios para definir la sustentabilidad de
las prácticas agrícolas. Una manera de cuantificar
el efecto del manejo sobre la salud del suelo se
basa en analizar sus parámetros químicos, físicos y
biológicos (Vargas Gil et al., 2009). Dentro de los
indicadores biológicos más eficientes se encuentran
los hongos micorrícicos arbusculares (HMA), que
están relacionados con la nutrición de la planta y su
sanidad, y la estructura del suelo en el que se desarrollan
los cultivos. Esto se debe a que los HMA se
establecen en simbiosis en el sistema radical de las
plantas, produciéndose un intercambio de solutos y
agua. Las plantas se benefician ya que incrementan
su nivel nutricional debido a que las hifas tienen
una capacidad exploratoria del suelo hasta 100
veces mayor que la de las raíces, mientras que
los HMA reciben sustratos carbonados a cambio
(Mosse & Phillips, 1971). Estos HMA producen glomalina,
una glicoproteína que protege a las hifas
durante el transporte de nutrientes desde la planta
hasta el extremo de la hifa, y desde el suelo hasta la
planta. Una vez que las hifas dejan de transportar
nutrientes y senescen, la glomalina
contenida en sus células se libera y se
acumula en el suelo, representando
el 5% del contenido de carbono (C)
y nitrógeno (N) edáfico (Treseder &
Turner, 2006). Allí esta glicoproteína
actúa como un aglutinante de minerales
y materia orgánica, por lo que
está en directa relación con la estabilidad
de agregados y la estructura del
suelo. Es decir que la cuantificación
de glomalina de un agroecosistema
tiene varias implicancias, ya que su
abundancia estaría reflejando buenas
posibilidades nutricionales para
la planta debido a: i) el incremento
del volumen radicular, sobre todo en
lo relacionado a la absorción de P,
ii) la mejor agregación del suelo e
infiltración de agua, y iii) la mayor
permeabilidad al aire, actividad microbiana general
y resistencia a la erosión del suelo, entre
otros procesos.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar el contenido
de glomalina del suelo para evaluar el efecto
de la fertilización inorgánica, y analizar su relación
con parámetros químicos del suelo y el rendimiento
de maíz.
permeabilidad al aire, actividad microbiana general
y resistencia a la erosión del suelo, entre
otros procesos.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar el contenido
de glomalina del suelo para evaluar el efecto
de la fertilización inorgánica, y analizar su relación
con parámetros químicos del suelo y el rendimiento
de maíz.
et al., 2009). Dentro de los
indicadores biológicos más eficientes se encuentran
los hongos micorrícicos arbusculares (HMA), que
están relacionados con la nutrición de la planta y su
sanidad, y la estructura del suelo en el que se desarrollan
los cultivos. Esto se debe a que los HMA se
establecen en simbiosis en el sistema radical de las
plantas, produciéndose un intercambio de solutos y
agua. Las plantas se benefician ya que incrementan
su nivel nutricional debido a que las hifas tienen
una capacidad exploratoria del suelo hasta 100
veces mayor que la de las raíces, mientras que
los HMA reciben sustratos carbonados a cambio
(Mosse & Phillips, 1971). Estos HMA producen glomalina,
una glicoproteína que protege a las hifas
durante el transporte de nutrientes desde la planta
hasta el extremo de la hifa, y desde el suelo hasta la
planta. Una vez que las hifas dejan de transportar
nutrientes y senescen, la glomalina
contenida en sus células se libera y se
acumula en el suelo, representando
el 5% del contenido de carbono (C)
y nitrógeno (N) edáfico (Treseder &
Turner, 2006). Allí esta glicoproteína
actúa como un aglutinante de minerales
y materia orgánica, por lo que
está en directa relación con la estabilidad
de agregados y la estructura del
suelo. Es decir que la cuantificación
de glomalina de un agroecosistema
tiene varias implicancias, ya que su
abundancia estaría reflejando buenas
posibilidades nutricionales para
la planta debido a: i) el incremento
del volumen radicular, sobre todo en
lo relacionado a la absorción de P,
ii) la mejor agregación del suelo e
infiltración de agua, y iii) la mayor
permeabilidad al aire, actividad microbiana general
y resistencia a la erosión del suelo, entre
otros procesos.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar el contenido
de glomalina del suelo para evaluar el efecto
de la fertilización inorgánica, y analizar su relación
con parámetros químicos del suelo y el rendimiento
de maíz.
permeabilidad al aire, actividad microbiana general
y resistencia a la erosión del suelo, entre
otros procesos.
El objetivo de este trabajo fue cuantificar el contenido
de glomalina del suelo para evaluar el efecto
de la fertilización inorgánica, y analizar su relación
con parámetros químicos del suelo y el rendimiento
de maíz.