INVESTIGADORES
ROSSI Luis Alejandro
artículos
Título:
La autoafirmación de la nación alemana: el Discurso Rectoral de Martin Heidegger como respuesta a El Trabajador, de Ernst Jünger
Autor/es:
LUIS ALEJANDRO ROSSI
Revista:
Revista Internacional de Filosofía Política
Editorial:
Universidad Nacional de Educación a Distancia
Referencias:
Lugar: Madrid; Año: 2004 vol. 23 p. 138 - 159
ISSN:
1132-9432
Resumen:
A partir del discurso leído por Heidegger durante la toma de posesión del rectorado de la Universidad de Friburgo el 27 de mayo de 1933, la cuestión política se vuelve explícita en su filosofía. Sería incorrecto suponer que la filosofía heideggeriana se politiza de manera repentina, más bien se puede afirmar que en los años posteriores a Ser y Tiempo Heidegger desarrolla temas como el de los «temples de ánimo» que lo van llevando paulatinamente a planteos cada vez más cercanos a cuestiones políticas. Entre 1928 y 1932 estas problemáticas aparecen algo asordinadas, pero en 1933 pasan al primer plano, y ello sucede tanto en el discurso rectoral como en las obras posteriores. Una objeción corriente a los estudios que tratan sobre lo político en la filosofía heideggeriana sostiene que no se puede poner a un mismo nivel la obra filosófica de Heidegger con el discurso rectoral, el cual, no sólo sería una pieza de ideología producto de la circunstancia, sino que, además, su propio carácter de proclama le quitaría cualquier tipo de consistencia filosófica. Sin embargo, tal posición debe ser rechazada, aun aceptando que no se puede suponer que todo el conjunto de proclamas y documentos escritos por Heidegger durante el período de su rectorado constituyan obras filosóficas del mismo nivel que su literatura anterior y posterior. Pero las razones para rechazar la consideración a priori del discurso rectoral como no filosófico consiste en que ese discurso tiene ambiciones teóricas muy claras y que no sólo Heidegger utiliza parte del instrumental conceptual de Ser y Tiempo en él, sino que además siguió reivindicando sus contenidos hasta sus últimos días, como lo hizo en la entrevista publicada póstumamente por la revista Der Spiegel . No se lo puede descartar rápidamente como un intento de Heidegger de adaptarse a la circunstancia política del momento porque en él se intentan definir cuestiones que dominarán sus meditaciones posteriores, prácticamente hasta el fin de la guerra mundial. El discurso del rectorado plantea, además, el problema de las intenciones de Heidegger, es decir, qué se proponía realizar con la aceptación del rectorado: ¿salvar a la universidad de Friburgo de su nazificación? (como afirma el propio Heidegger en el informe escrito para las fuerzas de ocupación francesas en 1945) ¿convertirse en el filósofo del partido, otorgándole un fundamento ideológico más sofisticado que el mero racismo y biologismo? Puede descartarse que la aceptación del rectorado por parte de Heidegger haya sido un acto de mero oportunismo, así como tampoco fue la entrada en la política de un profesor inexperto que se ve obligado a hacerlo presionado por sus pares (lo que afirma Heidegger en su informe de 1945 y repite en la entrevista del Spiegel). La reconstrucción historiográfica acerca del episodio es clara en cuanto a que Heidegger aceptó el rectorado con el pleno convencimiento de que era, en términos de su propia filosofía, el «instante» de actuar y que el nazismo ofrecía la solución autoritaria que a su juicio necesitaba la crisis alemana. La explicación que da en 1945 y que repite en 1966 es insostenible, pues es claro que sus acciones no se limitaron a contemplar cómo un grupo de colegas impulsaba su nombre contra su propio parecer y luego aceptaba el cargo para evitarle a la universidad males mayores , sino que constituían una estrategia por parte de las fuerzas nacionalsocialistas de Friburgo para conquistar la universidad, a la que veían, no como opositora, pero sí como desafecta. Por otra parte, cabe agregar que, aun cuando hoy el discurso del rectorado se nos presente como una pieza esquemática en cuanto a sus formulaciones políticas, sin duda fue el discurso más ambicioso, teóricamente hablando, de todos los producidos por los funcionarios que acceden al poder en 1933. Si queremos rastrear lo político en la filosofía de Heidegger, debemos dejar de lado cualquier referencia a sus «intenciones» e intentar comprender el modo en que, a partir del discurso rectoral, el concepto «nación» juega un papel central en el tratamiento de lo político por parte de su filosofía.